El gasto sanitario sube más que el PIB en la OCDE

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Según el informe de la OCDE «Health Data 2006», el gasto sanitario de los países miembros está creciendo a tal ritmo que, de seguir así, los gobiernos tendrán que subir los impuestos, recortar gastos de otras áreas o hacer pagar a los usuarios (aparte de los impuestos) para que el sistema se sostenga.

Gran parte de la subida se debe a la incorporación de técnicas médicas mucho más caras, y al incremento de gastos que trae consigo el envejecimiento de la población que sufren casi todos estos países. De ahí que entre 1990 y 2004, el gasto sanitario medio haya pasado del 7% del PIB al 8,9%. Es fácil advertir que ha crecido más rápido que el PIB en todos los países (salvo Finlandia).

La mayoría del gasto sanitario se financia a través de los impuestos (la media está en el 73%). Algunos países ex comunistas como Polonia, Hungría y República Checa han reducido la parte pública, ya que en 1990 era relativamente alta. En cambio en otros -Corea, Turquía e Irlanda- el porcentaje del gasto público ha subido.

En EE.UU. también ha subido, del 40% al 45%, en ese mismo periodo. A pesar del aumento, el caso estadounidense sigue siendo particular: aunque el sector privado soporta el mayor peso en la financiación de la sanidad, el gasto público «per capita» -unos 2.600 dólares PPA (calculados según la paridad de poder adquisitivo)- es mayor que en los demás países, excepto Luxemburgo, Noruega e Islandia. No puede ser de otra manera cuando EE.UU. destina a la sanidad el 15,3% del PIB. Además, si se tiene en cuenta gasto público y privado «per capita», los 6.102 dólares de EE.UU. están muy por delante del resto del mundo y de la media de la OCDE, que está en 2.550 dólares.

En el informe, el gasto privado incluye los servicios médicos que los usuarios pagan directamente (consultas privadas, medicamentos) y lo que se gastan en seguros sanitarios privados. El gasto directo es importante en algunos países de la OCDE, sobre todo donde los seguros sanitarios privados están poco desarrollados. Así, en 2004 el gasto directo en México fue el 51% del gasto sanitario total, el más alto de los países miembros, seguido de Grecia (45%) y Corea (37%).

El gasto en seguros sanitarios privados solo representa el 6% del gasto sanitario total, como media. El porcentaje más alto se da en EE.UU., donde supone el 37% del gasto total. El informe advierte que, en conjunto, gran parte del gasto privado se va en comprar medicamentos y no tanto en servicios ambulatorios y hospitalarios, ya que la mayoría de los seguros privados no cubren las medicinas.

La reforma sanitaria en Alemania decepciona

Las dificultades para los imprescindibles cambios en la financiación sanitaria se han puesto de relive en la reforma que acaba de aprobar la gran coalición en Alemania. Al final, sin recurrir a subir los impuestos, se elevará medio punto las cotizaciones sociales a cargo de la empresa y del trabajador.

La esperada reforma de la sanidad en Alemania ha quedado muy lejos de las expectativas iniciales, y no será esta medida la que garantice la estabilidad del sistema, con una sociedad que envejece a marchas forzadas. «La gran coalición ha perdido su legitimación», escribe Heike Göbel en el Frankfurter Allgemeine Zeitung. Los dos grandes partidos debían «utilizar su poder para resolver los grandes problemas del país», pero «en lo que respecta al sistema sanitario sólo lo han pospuesto».

El Süddeutsche Zeitung destaca que, al menos, ha habido acuerdo, pese a las diferencias de partida entre democristianos y socialdemócratas. La gran coalición ha superado una gran pueba que amenazaba su propia supervivencia, pero las reformas se quedan a medias y, además, a costa de que carguen con todo el peso los ciudadanos.

El sistema sanitario alemán consiste en 252 cajas públicas que cubren a cerca del 90% de la población y emplean a 4 millones de personas. En los últimos meses se han barajado varias propuestas para sanear el sistema: introducir un nuevo impuesto, reducir el número de trabajadores, crear una gran caja centralizada… Sólo esta última idea ha pasado la criba, aunque finalmente no incluirá a los seguros privados como quería el SPD. Además, se ha incluido a la sanidad infantil dentro de este modelo, lo que requerirá sustanciosas aportaciones presupuestarias. El ministro de Finanzas, el socialdemócrata Peer Steinbrück, ha reconocido que todavía no sabe de dónde se obtendrán los 4.500 millones de euros necesarios para financiar este capítulo en 2007 y 2008.

La reforma deberá financiarse con un aumento de 0,5 puntos al porcentaje actual del 14% del salario a partir del año próximo, pese a lo cual se estima que a las cajas les seguirán faltando unos 7.000 millones de euros. Queda todavía abierta la cuestión de si podrán cobrar una cantidad adicional a sus asegurados cuando falte el presupuesto. Lo que ofrece menos dudas es que la reforma de la sanidad seguirá todavía en la agenda, en espera de un Gobierno con capacidad para afrontarla.

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