En los últimos años, la medicina regenerativa ha logrado notables progresos con los autotransplantes de células madre procedentes del cuerpo adulto o de cordones umbilicales, ambas actualmente en fase clínica (ver Aceprensa 72/05). A la vez, algunos opinan que las células madre embrionarias podrían añadir en un futuro otra alternativa, ya que son más versátiles: pueden, en principio, dar lugar a cualquier tejido.
Sin embargo, el uso de células madre embrionarias tropieza con serios problemas: su tendencia a formar tumores, el rechazo inmunológico a su transplante -que solo podría evitarse si los embriones se obtuvieran por clonación, lo cual supone una dificultad añadida- y la necesidad de destruir los embriones que las generan. Pero tal vez haya una vía que sortee, al menos, los dos últimos obstáculos. Varios experimentos recientes apuntan a que células adultas se pueden convertir en nuevas células madre «embrionarias».
¿Cómo es posible? La transformación de células del cuerpo adulto en células madre embrionarias es pura biología molecular. Todas las células de un organismo, incluidas las células madre y las células ordinarias, poseen un único genoma desde el momento de la concepción. Lo que diferencia a unas células de otras es la activación de unos u otros de sus 30.000-40.000 genes. Según las células van madurando desde el zigoto al estado embrionario, fetal y adulto, cientos o miles de genes se activan y otros tantos se desactivan. Dependiendo del perfil de genes activados y desactivados, se forman las distintas clases de células: células madre embrionarias, células de la sangre, piel o cualquier otro tejido, y células madre adultas. Si pudiéramos identificar los pocos componentes moleculares que activan o desactivan esos cientos o miles de genes, seríamos capaces de convertir una célula adulta en la célula madre que necesitáramos en cualquier momento, obviando así tanto el rechazo inmunológico como la destrucción de embriones.
Eso es precisamente lo que intentan conseguir varios equipos de investigación en Estados Unidos y Australia. Un artículo del «Washington Post» (6-06-2005) informa de los resultados obtenidos hasta ahora.
El equipo dirigido por Robert Lanza en Advanced Cell Technology (EE.UU.) ha obtenido nuevas células madre embrionarias de ratón cultivando células embrionarias junto con células madre embrionarias. Al parecer, las células madre embrionarias excretan al medio de cultivo componentes moleculares que son capaces de reprogramar las otras células convirtiéndolas en células madre embrionarias.
Un paso más lo han dado dos equipos independientes. El dirigido por Chad Cowan en la Universidad de Harvard, trabajando con células humanas, y el de Alan Trounson de la Universidad de Monash (Australia), trabajando con células de ratón, han conseguido nuevas células madre embrionarias fusionando células adultas de la piel con células madre embrionarias. También estos resultados sugieren que hay componentes moleculares en las células madre embrionarias que son capaces de reprogramar o rejuvenecer las células adultas. Ambos equipos trabajan ahora en eliminar los genes de las células madre embrionarias iniciales. De esta manera las nuevas células madre embrionarias serían compatibles con el donante de las células adultas y se podrían transplantar.
Por último, el equipo dirigido por Yuri Verlinsky, del Instituto de Genética Reproductiva de Chicago, eliminó los genes de las células madre embrionarias antes de la fusión con células adultas. Las nuevas células madre embrionarias obtenidas son totalmente compatibles con el donante.
Todos estos resultados, aunque preliminares e incipientes, nos indican que estamos en los comienzos de una nueva tecnología con importantes posibilidades prácticas. Ahora bien, todavía falta comprobar que estas nuevas células madre tienen tanta potencialidad como las células madre embrionarias, que son estables, que no forman tumores al transplantarlas, etc. Si las posibilidades se confirman, el siguiente paso sería identificar los componentes moleculares que rejuvenecen las células adultas para poder convertirlas a voluntad en células madre embrionarias compatibles con el donante del genoma. Entonces no sería necesario emplear células extraídas de embriones, a diferencia de lo que ocurre en estos primeros estudios.
Julio Coll