Destacar de un modo exhaustivo todos los trabajos realizados en orden cronológico, las experiencias adicionales y aficiones eran los consejos más comunes para rellenar un curriculum vitae. En Holanda, sin embargo, se aprecia un giro a la hora de presentarse para buscar trabajo. Tanto los aspirantes a un puesto como los departamentos de recursos humanos que tratan de colocar al empleado en el mejor lugar para él, utilizan cada vez más el perfil de motivaciones y de competencias adquiridas.
La persona emprende cosas tanto en el campo laboral como en el privado. Unas le salen bien y otras menos bien. Profundizar en el motivo de las elecciones afortunadas lleva a descubrir las claves del éxito. Pensar en lo que no salió permite concluir qué actividades no son para nosotros.
En la HES Amsterdam School of Business se enseña a los futuros directivos a destacar qué ha aportado un trabajo en su desarrollo personal y a ser conscientes de las competencias que se han adquirido en él. Por ejemplo, un estudiante que en su época de universidad trabajó de camarero -empleo frecuente durante las vacaciones-, lo hizo para comprar ropa de marca o viajar con sus amigos. Sin embargo, cuando el estudiante reflexiona qué ocurrió durante aquellas semanas descubre que aprendió a tratar con gente, a memorizar pedidos, a trabajar bajo condiciones de estrés, a sugerir posibilidades al cliente. Si añade esto a su C.V., a quien selecciona el personal al menos le llamará la atención que el candidato haya descubierto las cualidades exigidas en ese trabajo y que las haya hecho suyas. Y al reseñar las actividades adicionales y aficiones, cuanto más concretas mejor, pues el modo de invertir el tiempo libre o de buscar el descanso puede revelar algún talento escondido.
Estos principios, inspirados en el método americano SIMA, aconsejan reconstruir las motivaciones, aptitudes y satisfacción por resultados de épocas pasadas. Todos estos datos pueden dar como resultado el perfil que ayude a encontrar el trabajo donde mejor puede rendir uno.