MIPTV 2000: el pulso del mercado televisivo
Cannes. El Mercado Internacional de Programas de Televisión (MIPTV) de Cannes ha demostrado nuevamente la pujanza del negocio televisivo y, al mismo tiempo, el temor a que los fenómenos de concentraciones puedan cambiar sustancialmente las relaciones entre productores y difusores. Esta ha sido una edición de transición. Si hace unos años el compás de espera lo marcaban los cambios tecnológicos, esta vez son las posibles fusiones y alianzas las que van diseñando el nuevo panorama.
Apesar de la revolución en las comunicaciones, tanto compradores como vendedores no renuncian al trato directo en Cannes. El Palacio de Exposiciones se ha quedado pequeño y ha habido que abrir una nueva zona para albergar a 1.156 sociedades presentes que ocupaban una superficie de 18.641 metros cuadrados. Y eso que gran parte del negocio se fragua en las suites o los bares de los magníficos hoteles del Boulevard de Cannes, o en los yates anclados en el puerto, ocasionales oficinas flotantes dotadas de todo tipo de equipamientos para visionados. Todo ello para que 2.865 compradores acreditados pudieran llenar sus agendas con citas que se prolongan hasta la madrugada en muchas ocasiones.
El poder que sigue teniendo la industria estadounidense queda de manifiesto en las estadísticas. Ciento treinta compañías presentes pertenecían a este país, frente a las noventa y cuatro inglesas, sesenta y seis francesas, veinte alemanas, otras tantas japonesas e italianas y las catorce españolas. Claro que aquí, más que el número, lo que verdaderamente cuenta es el peso específico, la cantidad de programas o ideas en venta y el volumen de negocio.
El MIPTV es una buena plataforma no solo para encontrar compradores de un formato, socios para una coproducción o compradores para los «paquetes de películas». Es también un foro para presentaciones y una buena plataforma para lanzar ideas a escala mundial, puesto que son muchos los periodistas que cubren las incidencias del Mercado. Lo difícil es saber quiénes han llegado a acuerdos y de qué tipo, y mucho más cuánto han pagado por un formato o por los derechos de exhibición. Silencio absoluto; total discreción.
Fusiones y pequeños productores
Los productores independientes, cautelosos, pensaban que es pronto para determinar si las grandes alianzas podrían acabar con sus pequeños negocios; pequeños si se los compara con esas sociedades mastodónticas. Los había optimistas que consideraban que los grandes grupos, fruto de las fusiones, van a tener menos fuerza creativa. Las grandes estructuras tendrán cada vez más necesidad de «sangre nueva» y tendrán que apostar por los independientes. Pascual Bretón, otro productor independiente, declaraba también en esta misma línea al diario Le Monde: «Estos grandes grupos no se baten por sus productos como lo podemos hacer los productores independientes».
A pesar de este optimismo, está presente el miedo a que los grandes grupos europeos, surgidos tras las últimas fusiones, puedan cambiar sustancialmente las relaciones entre los productores y los difusores de los programas. Los grandes -argumentan- tendrán siempre más poder a la hora de negociar sus programas, imponiendo incluso las franjas horarias para exhibir sus productos en las televisiones generalistas y gestionando sus propios canales en las televisiones digitales temáticas.
Nuevos canales y alta definición
Entre las presentaciones que tuvieron lugar destaca la de The History Channel, hasta el momento la única cadena dedicada por completo a la historia. La cadena sigue empeñada en la divulgación histórica de calidad y dice aglutinar en sus canales, que se emiten en 55 países, unos setenta millones de espectadores.
También despertó interés la presentación de KTO, la «Cadena de Televisión Católica Francesa». Se pronuncia «kateo» y comenzó a emitir en París el pasado 13 de diciembre por medio del cable a 130.000 abonados. Al mismo tiempo, sus emisiones para Francia y Europa se distribuyen a través de Canal Satélite. El canal, que fue presentado por monseñor Jean-Michel Di Falco, obispo auxiliar de París y presidente de la Cadena, y Bruno Lecluse, director general, parte con un presupuesto de 30 millones de francos y su financiación se basa en la publicidad y los patrocinadores. Para monseñor Di Falco, «crear una cadena de televisión es un acto pastoral del mismo orden que tomar la decisión de construir una iglesia. No se trata de hacer frente a un desafío, sino de cumplir con un deber».
La cadena tiene previsto hacer conexiones con Roma, la cobertura de los viajes del Papa, debates diarios y la transmisión de oficios religiosos, además de emitir documentales, películas de dibujos animados y programas de catequesis. Emite de lunes a domingo, desde las 10 de la mañana hasta las 12 de la noche.
Desde el punto de vista técnico hay que destacar el relanzamiento de la alta definición, que durante estos años parecía aparcada, buscando la oportunidad de unirse al carro de otras nuevas tecnologías. La televisión nipona, la NHK, que lleva experimentando diez años con la alta definición, piensa que la televisión digital conduce lógicamente a un deseo de engrandecimiento de los programas en alta definición. Ha anunciado que comenzará sus emisiones de venticuatro horas en este sistema por satélite a partir del 1 de diciembre de este año. La NHK busca socios para sus proyectos. En la actualidad se están produciendo tres documentales con esta tecnología: Message from the past, People’s Planet y Kurosawa, sobre la vida y obra del realizador cinematográfico, un proyecto que ha despertado gran interés en los compradores.
En cuanto a los formatos, Europa va consiguiendo hacerse un hueco en el mercado. Entre los abundantes concursos destaca Who wants to be a millionaire? (la versión española es «50×15. ¿Quiere ser millonario?»), un producto inglés que ha conseguido en un tiempo récord imponerse en casi todos los mercados, incluido los Estados Unidos. La productora holandesa Endemol, recientemente adquirida por Telefónica, ha encontrado otro filón con una serie de productos que han sido bautizados como reality soap. El más conocido es Big Brother, El gran hermano, que en España emite Telecinco y que no es más que el principio de una serie de programas de participación, pensados para convertir a los telespectadores en mirones de la intimidad ajena.
Obras clásicas para la ficción
La ficción es sin duda la reina del mercado. En el MIPTV han abundado los TV movies -un género cada vez más solicitado por su buena relación entre el precio y la rentabilidad en términos de audiencia-, las series, las miniseries y las comedias de situación, sin olvidar las telenovelas y las soap norteamericanas.
Cabe destacar que Europa sigue produciendo a buen ritmo ficción de calidad, aunque nos falta mucho para llegar a poder hablar de tú a los norteamericanos. Los resultados obtenidos en cada país por los productos nacionales de ficción animan a seguir por ese camino.
Son diversas las fuentes y muy diferentes los productos, según los patrones de la ficción. Así, por ejemplo, la BBC apuesta por una línea de obras clásicas, casi todas ellas en el modalidad de miniseries de pocos y largos capítulos: un patrón versátil, ya que las productoras facilitan la versión completa en diversos formatos de tiempo.
También hay una nueva versión de la novela de Flaubert Madame Bovary, dirigida por Tim Fywell e interpretada por Frances O’Connor. Simon Curtis firma una nueva entrega del clásico de Dickens David Copperfield, con Bob Hoskins en el reparto. En la línea de films como Sentido y sensibilidad o Emma están Vanity Fair, la obra de Thackeray, y Wives and Daughters, la de Elizabeth Gaskell. Todos estos proyectos apuntan hacia una cuidada producción.
Los franceses caminan también por los derroteros de la literatura clásica, si bien de capa y espada. De la mano del actor fetiche Gérard Depardieu, que parece nacido para encarnar a los héroes franceses, bien glorias nacionales o de ficción, la realizadora Joseé Dayan, que firmó El Conde de Montecristo y Balzac, acaba de terminar Los Miserables, en la que además de Depardieu tiene un notable papel John Malkovich. Para el año próximo tendremos El jorobado de Notre Dame y también una trilogía de Los tres mosqueteros. Todo este paquete de entregas de aventuras están escritas para la televisión por el guionista Didier Decoin.
La alianza entre la productora alemán Beta (Leo Kirsch) y la italiana Mediaset (Berlusconi), que han formado la compañía Mediatrade, ha desembocado en una única marca de distribución y venta que se ocupará de los proyectos de ficción que ambas acometerán y que son quizás los más ambiciosos. Son proyectos compartidos a su vez con productoras independientes, como es el caso de la italiana Lux Vide, que tras el éxito de las diversas entregas de La Biblia, se ha lanzado ahora a un proyecto de cuatro TV movies que se engloban bajo el título Close to Jesus y que están dirigidos por Raffaele Martis. Tres de estas TV movies están ya rodadas. Son las correspondientes a José (que interpreta Tobias Moretti), María Magdalena (Maria Grazia Cuninotta) y Judas (Enrico Lo Verso). La titulada Tomás está en fase de preproducción.
Padre Pío, de la que se mostraban ya algunas interesantes imágenes, reconstruye la historia del franciscano recientemente beatificado, que murió en Italia en 1968 y que llevaba los estigmas de Cristo en sus manos.
Con un buen despliegue de efectos especiales se anuncia Millennium, dirigida por Holger Neuhauser e interpretada por Chris Sanders y Laura Giordani. En la trama de esta TV movie de ficción se mezclan los viajes espaciales de la NASA con una intriga de tipo policiaco.
Entretenimiento para un público familiar
La productora Hallmark se distingue por su apuesta por las producciones de envergadura dirigidas a un público familiar y con las que ha cosechado notables éxitos. Los viajes de Gulliver, Moby Dick o La Odisea son algunos de los títulos Hallmark que hemos podido ver la temporada pasada. La nueva remesa de títulos presentados este año sigue la misma línea del entretenimiento de calidad para toda la familia. Entre ellos sobresale Don Quijote, una nueva versión de la novela cervantina que ha sido rodada en España y cuenta como protagonistas a John Lithgow en el papel de Don Quijote y a Bob Hoskins en el de Sancho Panza. El guión es de John Mortimer y la dirección, del veterano Peter Yates.
En la línea de héroes mitológicos está la historia de Jasón y los argonautas, con una buena carga de efectos especiales y una cuidada ambientación. En Sally Hemins se cuenta un episodio poco conocido de Thomas Jefferson, mientras que en Dinotopia unos hermosos dibujos animados narran una historia de héroes y monstruos.
Entre los biopics -relatos de ficción basados en la historia de un personaje real- dos llamaban la atención: uno sobre Walt Disney, y no precisamente producido por su sello, y otro sobre la actriz Audrey Hepburn.
Una nueva serie, Capital Clinic, se une a las muchas existentes sobre temas médicos.
Los documentales siguen siendo un género en alza. La necesidad de cubrir tantas horas de emisión en los nuevos canales temáticos ha hecho que muchas productoras con notables stocks reciclen sus temas y reconviertan parte de su material. Los documentales de viajes, aventuras y «vida salvaje» son los más cotizados, sin dejar a un lado los dedicados a estilos y formas de vida, y un notable incremento de los que tocan temas culinarios.
Una edición de transición. Así se puede definir esta cita última de Cannes. El negocio de la televisión, a juzgar por lo que se ve, sigue pujante. Otra cosa es hablar de contenidos; en ese punto se tiene la sensación de un cierto estancamiento, una pereza por buscar nuevas fórmulas que desde el interior de los programas renueven la televisión. Se prefiere clonar a inventar.
Tendencias del 99Eurodata aprovechó el marco del MIPTV para presentar su estudio anual «Un año de televisión en el mundo», en el que analiza el consumo televisivo, los hábitos y preferencias en el mercado mundial. En realidad, son 59 países que representan a 1.500 millones de telespectadores. Algunas de las tendencias se pueden resumir de esta forma:Continúa aumentando el tiempo que pasamos viendo la televisión. El consumo medio mundial está en 201 minutos diarios. En Europa son 199 minutos; en Asia, 151; en América Latina, 220; y en América del Norte, 236.
Las grandes cadenas, líderes tradicionales, resisten todavía a las nuevas ofertas y notablemente a las llamadas cadenas de complemento, pero van perdiendo terreno cada día.
La ficción televisiva (films cinematográficos, comedias de situación y telenovelas, entre otros programas) representa el primer género de las mejores audiencias anuales. En algunos casos se corresponden con auténticos récords de audiencia después de años. Es el caso de Coronation Street y Eastenders, en el Reino Unido, o de las series policiacas francesas Juliet Lescaut o Navarro, o Tarot en Alemania. Las telenovelas siguen siendo igualmente las reinas del prime time en América Latina.
Un dato muy significativo es que los programas nacionales representan el 70% de los mayores éxitos del año pasado. Generalmente, sea cual fuere el presupuesto de las producciones norteamericanas o internacionales, los telespectadores prefieren los programas más modestos producidos en su propio país, por su proximidad cultural. En países como Finlandia, Italia, Japón, Corea, Suiza italiana o el Reino Unido, los programas nacionales ocupan los diez primeros puestos en el palmarés.
El éxito del programa concurso inglés Who wants to be a millionaire? marca el éxito internacional de un formato europeo que consigue venderse a Estados Unidos o Canadá.
Estados Unidos sigue siendo líder incuestionable de exportación de programas. A otro nivel le sigue México, que exporta sus telenovelas a lo largo de América Latina, pero también a nuevos mercados como los de Europa del Este y el Líbano.
En el campo de los programas informativos, aquellos con mejores resultados de audiencia son los más clásicos, casi siempre los más antiguos.
Los denominados media events, acontecimientos inusuales, previstos y retransmitidos en directo, siguen cosechando buenos resultados de audiencia. En este caso concreto, las ceremonias de celebración del Milenio atrajeron notables contingentes de audiencia en Japón, Estados Unidos o España, entre otros países.
En deportes, el hecho de que 1999 no fuera ni olímpico ni año de grandes competiciones mundiales de fútbol ha abierto el palmarés a otros deportes: fútbol australiano en aquel país, esquí en Austria, rugby en Francia, fórmula 1 en Alemania e Italia, baloncesto en el Líbano o catch en Malasia. Todo ello sin olvidar las audiencias millonarias para seguir en América Latina la Copa América o en Europa la Liga de Campeones, en Estados Unidos la Superbowl o el hockey en Canadá.
José Ángel Cortés Lahera