Las asociaciones familiares subrayan que un niño necesita padre y madre
La Unión Nacional de Asociaciones Familiares (UNAF) agrupa prácticamente a la totalidad del movimiento familiar francés -más allá de compromisos confesionales- y es el gran interlocutor del Estado sobre temas familiares. Su órgano central de gobierno, reunido el 29 de junio, rechazó mayoritariamente la solicitud de adhesión planteada en noviembre de 2000 por la Asociación de Padres y Futuros Padres Gays y Lesbianas (APGL). Para esta agrupación, el placet de la UNAF tenía más importancia que muchas de las reivindicaciones jurídicas planteadas en las habituales jornadas de lucha. Porque el rechazo significa excluirla del ámbito familiar.
De acuerdo con las normas vigentes, sólo pueden ser reconocidas como asociaciones familiares las que agrupen «familias constituidas por el matrimonio y la filiación legítima o adoptiva», «parejas casadas sin hijos» y «todas las personas físicas que tengan a su cargo hijos por filiación o adopción».
Para el consejo directivo de la UNAF, la APGL «no cumple los criterios definidos por la ley para obtener el carácter de asociación familiar». Entre otras razones, porque asocia a futuros padres gays y lesbianas, «cuando ningún texto permite la adopción por una pareja homosexual y, por voluntad del legislador, no tienen tampoco derecho a la procreación médicamente asistida».
El presidente de la UNAF, Hubert Brin, ha declarado que «para la gran mayoría de las asociaciones miembros de la UNAF, un hijo tiene necesidad de una madre, de un padre y de la apertura a la alteridad de sexos» (Le Monde, 5-VII-2001).