La Unión Europea (UE) y Estados Unidos comienzan el nuevo milenio con las cifras de población más altas de su historia: 377,6 millones y 281,4 millones de habitantes, respectivamente. En los dos casos, el aumento se debe en gran parte a los inmigrantes.
La fuente de los datos europeos son las estimaciones demográficas de Eurostat para el 1 de enero de 2001. La población europea viene creciendo lentamente desde hace treinta años; sin embargo, el aumento del 0,3% registrado en 2000 ha sido ligeramente superior al de los últimos años. Se calcula que la UE ha ganado 1,15 millones de habitantes en 2000, mientras que en 1999 creció en un millón.
Esto se debe, por un lado, a que el crecimiento vegetativo (nacimientos menos defunciones) en 2000, que se estima en 343.000 personas, ha sido superior al crecimiento de 1999 (277.000). En total hubo 4,05 millones de nacimientos, es decir, un incremento del 1,3% respecto de 1999 y la cifra más alta desde 1994. Sobre todo, el aumento obedece a la llegada de 816.000 nuevos inmigrantes (cifra también superior a los 720.000 de 1999). De manera que el 70% del aumento de población en la UE en 2000 se debe a la inmigración.
En el conjunto de la Unión Europea, la tasa bruta de natalidad es de 10,8 por mil habitantes, frente a una tasa de mortalidad de 9,8. Irlanda sigue siendo el país que tiene una tasa de natalidad más elevada (14,6 nacimientos por 1000 habitantes), seguida de Francia (13,1) y Holanda (13). Las más bajas corresponden a España y Grecia (9,8), Italia y Austria (9,7) y, en último lugar, Alemania (9,2).
En tres países hay más muertes que nacimientos: Alemania (con una tasa negativa de 1,2 por mil habitantes), Suecia (-0,5) e Italia (-0,1).
En cuanto a la inmigración, Eurostat destaca que cerca del 70% de los recién llegados se dirigieron a tres países (Alemania, Italia y Gran Bretaña).
Por último, los mayores incrementos de población (crecimiento vegetativo más saldo migratorio) se han dado en países del norte: Luxemburgo (+1,6%), Irlanda (+1,3%) y Holanda (+0,7%). Justo al contrario de lo que está sucediendo en Estados Unidos, donde cada vez hay más habitantes en los Estados del sur (actualmente, el 36% de la población).
Los 281,4 millones de habitantes que, según el último censo decenal, tiene Estados Unidos, suponen un aumento del 13% respecto a los del recuento anterior, de 1990 (248,7 millones). Los Estados que han ganado más población de 1990 a 2000 han sido Nevada (+66,3%), Arizona (+40%) y Colorado (+30,6%). Esto se ha traducido en un incremento notable de población en los Estados del oeste (+19,7%) y del sur (+17,3%). De hecho, Texas ha quitado el segundo puesto de los Estados más poblados a Nueva York. California permanece en primer lugar, con 33,8 millones de habitantes, un 13,8% más que en 1990. No obstante, todos los Estados, salvo el Distrito de Columbia, han crecido.
La Constitución exige que se haga un censo cada diez años para distribuir los escaños de la Cámara de Representantes con arreglo a la población de los Estados. El flujo de población ha provocado que 12 escaños viajen del este al sur del país (por ejemplo, Nueva York y Pensilvania pierden dos escaños, y Florida, Arizona y Texas ganan dos). El Senado no cambia, ya que hay dos senadores por Estado con independencia del número de habitantes.
La inmigración es uno de los principales factores del aumento de población en Estados Unidos. Actualmente hay 25,8 millones de inmigrantes (en 1990 eran 19,8 millones), es decir, el 9,5% de la población (5% en 1970). Lo más destacable de la inmigración en Estados Unidos, según Ben J. Wattenberg, autor de un estudio estadístico titulado The First Measured Century, es la diversidad. Hay personas de 155 países diferentes, y si en 1950 la distribución étnica en las diez ciudades más grandes era 80% «blancos», 19% «negros» y 1% «otros», ahora es 38% «blancos», 31% «negros» y 31% «otros». Esta mayor variedad se aprecia también en la evolución de la población total entre 1990 y 2000. La proporción de blancos ha pasado del 75,7% al 71,6%, mientras que ha aumentado significativamente la de hispanos (de 9% a 11,5%). Así, los hispanos casi alcanzan a los negros, la primera minoría racial, que constituyen ahora el 12,1% (11,8% en 1990). Por su parte, los asiáticos han subido del 2,9% al 4% en el último decenio.