Los franceses experimentan un renovado interés por el matrimonio y tienen más hijos por mujer que en ningún otro país de la Unión Europea (UE), según los datos demográficos de 2001 que acaban de ser publicados. El mantenimiento de estas tendencias por segundo año consecutivo era algo que no ocurría desde hace veinte años.
El número de nacimientos en 2001 ha sido de 774.800, prácticamente igual al de 2000, que había sido un año excepcional con un aumento del 5% (cfr. servicio 140/01). De este modo, el índice de fecundidad en Francia se sitúa en 1,9 hijos por mujer, el más elevado de la UE, por delante de Irlanda (1,89). El aumento es más significativo si se tiene en cuenta que el número de mujeres en edad de concebir disminuye. Las mujeres tienen más niños sobre todo a partir de los 30 años, si bien la fecundidad de las de menos de 25 también ha aumentado por tercer año consecutivo.
La relativa mejora de la natalidad en Francia, que a pesar de todo no garantiza el relevo generacional, se apoya en unos subsidios familiares más generosos que en otros países y en un sistema de custodia de niños pequeños que, sin ser óptimo, es mucho mejor que en Alemania o en otros países del sur. Esto se refleja en que la maternidad no obliga a las mujeres a interrumpir el trabajo fuera de casa.
También sigue en aumento el porcentaje de niños que nacen fuera del matrimonio: 43% de los nacimientos (y 55% de los primeros nacimientos).
La vida en pareja comienza en la mayoría de los casos como simple unión de hecho, pero no por eso ha perdido atractivo el matrimonio. El año pasado se celebraron 303.500, lo que supone una tasa de nupcialidad de 5 por mil habitantes. Tras un largo periodo de descenso de la nupcialidad, se observa una recuperación desde 1996. Pero los franceses se casan más tarde: en los últimos veinte años, la edad media del matrimonio ha aumentado de 23 a 28 años para las mujeres y de 25 a 30 años para los hombres.
También hay que tener en cuenta que, en el total de nuevos casados, el 17% de los hombres y el 16% de las mujeres son divorciados. Prácticamente uno de cada tres matrimonios termina en divorcio.
A pesar de que la cohabitación es el modo de vida en pareja más frecuente entre los jóvenes, son relativamente pocos los que suscriben un Pacto Civil de Solidaridad (PACS). Esta ley, que entró en vigor en noviembre de 1999, permite que parejas no casadas, del mismo o distinto sexo, accedan a algunos derechos antes reservados al matrimonio. El número de PACS firmados va a menos: 19.802 en 2001, frente a 23.718 en 2000, bastante menos de lo que se esperaba cuando se introdujo como una «demanda social». Aunque no se publican estadísticas por sexo, da la impresión de que ha interesado sobre todo a parejas homosexuales, y no a todas. En cambio, cuando un hombre y una mujer quieren estabilizar su unión se inclinan por el matrimonio, no por los sucedáneos.