Profesora de cine, teatro y narrativa audiovisual, Eva Latonda es autora de relatos y de esta obra, Misalgar, en la que recuerda los veranos de su infancia que pasó en una finca del Valle de Albaida, cerca de Onteniente, en la Comunidad Valenciana.
La autora rememora con calidez aquellas vacaciones familiares, con la compañía de sus padres, hermanos y primos y con los hijos de los medieros, los encargados de cuidar la finca durante el resto del año. El resumen de aquellos tiempos, con palabras de la autora, es “verano y misterio”.
No hay ningún hilo cronológico. Latonda se deja llevar por los recuerdos que tienen que ver con su infancia, viajes, anécdotas personales, fiestas, sucesos, paisajes, personas, momentos intensos, descubrimientos… Con estos recuerdos conocemos el ambiente familiar y la relación entre los hermanos. La madre les recitaba muchas poesías, que la autora recuerda y reproduce. Como telón de fondo, el aroma de una época, con los juegos de mesa, las series televisivas, canciones y bailes de moda.
Especial protagonismo tienen en estos recuerdos los padres de la autora, a los que dedica algunas páginas. Ellos son los que marcan el estilo familiar y los que inculcan en sus hijos amables sentimientos. Para Latonda, Misalgar era “un lugar donde todo era un continuo dar y recibir”.
Además de la autora, la otra protagonista de estas memorias es la propia casa, Misalgar, a la que en capítulos alternos se le da la voz para que sea “ella” la que destaque algunos recuerdos y emociones. Latonda emplea un estilo sencillo y poético, acorde con la rememoración de la infancia, donde tienen cabida múltiples y agradables sensaciones: “Desde las montañas llegan hasta mis ventanas los aromas del tomillo, la pebrella, el romero y la petorra. Es el olor del campo el que sostiene el aire, y se mete entre mis grietas perfumando las estancias”. En la memoria de los que vivieron en Misalgar, “todo lo que vivimos sigue ahí”, grabado a fuego.