Una versión de esta reseña se publicó en el servicio impreso 43/14
Europa siempre se ha mirado en el espejo de Grecia y Roma, como el hijo que, consciente o inconscientemente, se mira en sus padres. Dante, partidario convencido de un imperio para Italia, sepulta en el infierno de su Divina Comedia a Bruto y a Casio, asesinos de César y, por tanto, antiimperialistas. En la Revolución francesa y posterior imperio napoleónico, unos se inspirarán en Atenas, otros en Esparta, otros en la Roma republicana, y otros en la Roma imperial. Que el actual imperio estadounidense ─amenazado, según se dice, por el gigante asiático─ emula el Imperio romano es evidente con solo contemplar obeliscos y capitolios recreadores del Panteón romano… A Marx le fasc…
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