A estas alturas, las únicas esperanzas que suscita el castrismo es que pueda evolucionar pronto hacia una democracia, aunque sea surgida de las entrañas del sistema actual. Mientras tanto, la imagen oficial de Cuba es un decorado socialista en el que se representa la ficción revolucionaria, a la vez que la gente lucha por la supervivencia en la vida real. Con su mirada de periodista, Vicente Botín, que ha sido corresponsal de Televisión Española en Cuba de 2005 a 2008, ofrece un reportaje documentado y veraz de la vida cotidiana del cubano.
En sucesivos capítulos muestra la precariedad de la vivienda, la falta de transporte, la persistente cartilla de racionamiento, los cortes de luz y de agua, el veto a Internet, la lucha por conseguir dólares, la persecución de los disidentes, la desesperación de los balseros… Los antecedentes históricos se combinan con la información del presente, los datos económicos con el chiste y la anécdota, para sacar a la luz la frustración cotidiana. En el conjunto de este fresco cubano, llama la atención el progresivo deterioro de la salud y de la enseñanza, los dos florones del castrismo.
Para el régimen, Cuba es un país en guerra, lo cual justifica todas las restricciones. Y si no se ha conseguido aún una vida decente para los cubanos, es por el bloqueo americano -más bien embargo parcial-, chivo expiatorio de todos los males.
Al final, el comunismo cubano, aunque tenga algunos rasgos folclóricos característicos, revela los mismos males que acabaron con el comunismo soviético: el bloqueo a la iniciativa económica ciudadana; los privilegios de la “vanguardia” revolucionaria; la falta de libertades justificada por la lucha contra el enemigo ideológico; la corrupción en la vida diaria, que para los cubanos es solo “resolver” los problemas que el propio régimen crea; la promesa del radiante mañana frente al decepcionante presente… Lo peculiar del socialismo cubano ha sido sobre todo el casi medio siglo de poder personal de Fidel Castro, con rasgos típicos del caudillismo latinoamericano.
El reportaje de Vicente Botín llega hasta los primeros meses de este año, sin que quede claro si una nueva actitud de Raúl Castro y de la Administración Obama pueden cambiar la vida de los cubanos o si habrá que esperar a los funerales de Castro.