ÁLBUMES ILUSTRADOS PARA PEQUEÑOS
Iela Mari, “Las estaciones”. Otro álbum más de Iela Mari que trata sobre el ciclo de la vida de una forma semejante a otros suyos: mostrando una misma escena, que cambia de color y en la que van entrando y saliendo algunos animales, se recorre todo un año. (L’albero, 1973. Sevilla: Kalandraka, 2007. 32 págs. 11,52 €)
Tomi Ungerer, “Los tres bandidos”. Nueva edición de un álbum muy popular. Tres feroces bandidos de negra capa y negro sombrero secuestran a una niña, pero le cogen cariño y acaban construyendo una ciudad para niños huérfanos. Las ilustraciones ocupan la doble página o una página completa y fueron concebidas para sacar el mayor provecho a las técnicas de impresión a dos o tres tintas. Los colores planos y brillantes, negros y azules, evolucionan a tonos más alegres según van mejorando los bandidos. Textos muy cortos conducen con eficacia la historia. (Die drei Räuber, 1963. Sevilla: Kalandraka, 2007. 48 págs. Col. Libros para soñar. Trad. de Marc Taeger. 14,4 €).
Eric Carle, “¿Quieres ser mi amigo?”. Otro álbum del autor que llega al mercado español. En sus páginas derechas se muestra un ratoncito que ve distintas colas y va preguntando a los animales correspondientes si quieren ser sus amigos; en las páginas izquierdas sucesivas se van aclarando los acertijos; Carle añade, además, una intriga: ¿qué es la misteriosa franja verde que recorre la parte inferior de todas las páginas? Buena historia que, al mismo tiempo, engancha, tiene calidad gráfica y proporciona información al lector pequeño. (Do you want to be my friend, 1976. Madrid: Kókinos, 2007. 36 págs. Adaptación de Esther Rubio. 11,54 €).
Aquiles Nazoa, “Retablillo de Navidad”. En España hay disponibles pocos libros del autor venezolano Aquiles Nazoa (1920-1976), un poeta humorístico y costumbrista muy reconocido en su país. En este caso, a partir de un poemita suyo, simpático y afectivo, que cuenta la llegada de María y José a Belén y el nacimiento del niño Jesús, se presenta un mini-álbum con ilustraciones inspiradas en el arte románico y los manuscritos iluminados medievales. Al final del libro la ilustradora explica el significado de algunos simbolismos y su elección de figuras con vestimenta y en un entorno criollo. (Caracas: Ekaré, 2007. 36 págs. Ilust. de Ana Palmero Cáceres).
Anthony Browne, “Ramón preocupón”. Como el autor ha firmado algunos de los mejores álbumes de la historia es fácil minusvalorar aquellos que no alcanzan el máximo nivel. Sin embargo, incluso en ellos es eficaz, como se aprecia en esta historia basada en una costumbre popular guatemalteca. El protagonista es un chico al que le preocupan muchas cosas, especialmente cuando se acuesta y no duerme bien, y al que su abuela le da la solución de unos muñecos quitapesares que puede dejar debajo de la almohada y cargarlos con sus preocupaciones. (Silly Billy, 2006. México: Fondo de Cultura Económica, 2006. 32 págs. Col. Los especiales de a la orilla del viento. Trad. de Teresa Mlawer).
ÁLBUMES ILUSTRADOS PARA MÁS MAYORES
Hans Traxler, “La aventura formidable del hombrecillo indomable”. La historia comienza con la frase «Un hombrecillo, un verano / encontró una esponja a mano». A partir de ahí, van encadenándose las situaciones que hacen pasar al protagonista por toda clase de situaciones, lugares y climas: «En Italia hace calor / ¡Un helado, por favor!», por ejemplo. Las frases van debajo de las ilustraciones correspondientes que, compuestas con dibujos humorísticos, están recuadradas.
Relato en la tradición de cuentos acumulativos de situaciones disparatadas que se suceden consecutivamente. El lector se deja llevar tanto por la gracia de las ilustraciones como por la fluidez y sonoridad del texto, que cuenta con una ingeniosa y sonora traducción. (Es war einmal ein Mann, 1979. Madrid: Anaya, 2007. 74 págs. Col. Sopa de libros. Trad. de Miguel Azaola. 6,25 €).
Tomi Ungerer, “Ningún beso para mamá”. Otro álbum satírico del autor que también vuelve al mercado español. En una familia de gatos, al pequeño Tony Zarpas le revienta que su madre le llame cosas como tesorito o mi bollito de miel, y «no puede soportar que le dé besos». Su padre, que trabaja en una fábrica de embutidos de ratón, comprende su aversión a los excesos de afecto de su madre, pero le explica que «a pesar de todo tienes que ser cariñoso con ella».
Lección para madres o parientes demasiado afectuosos: al leerlo quizá comprendan que hay niños con una sensibilidad distinta, a quienes el cariño empalagoso y la sobreprotección les provocan una fuerte reacción de rechazo. (No Kiss for Mother, 1974. Madrid: Anaya, 2007. 60 págs. Col. Sopa de libros. Trad. de Moka Seco Reeg. 6,25 €).
Lane Smith, “¡La auténtica historia de los tres cerditos!”. Divertido relato en el que quien cuenta el clásico cuento de los tres cerditos es el lobo. Después de aclarar que, para él, comer cerdo es tan normal como para nosotros comer embutidos, explica lo que ocurrió y cómo lo peor fue que luego vino la prensa y sacó las cosas de contexto.
Álbum postmoderno por su reformulación de un argumento tradicional, que cuenta con unas ilustraciones a base de colages y óleos, con muchos marrones y ocres, y con figuras de cuerpos pequeños y cabezas alargadas.
Esta edición es la versión en castellano que se había publicado hace unos años en los Estados Unidos, de ahí algunos giros no habituales. (The True Story of the 3 Little Pigs, 1989. Texto de Jon Scieszka. Barcelona: Thule, 2007. 30 págs. Trad. de María Negroni. 14,33€).
Peter Newell, “El libro inclinado”. Libro de 1910 cuya principal originalidad es su formato no rectangular, inclinado formando casi un rombo, algo que tiene una función narrativa pues la inclinación de las páginas se corresponde con el argumento: un carrito de bebé, con el pequeño Bobby dentro, cae cuesta abajo, a lo largo de todo el libro, y va causando un desastre tras otro, arrollando y haciendo saltar por los aires a quienes encuentra en su camino.
Las ilustraciones, recuadradas, tienen el aire propio de muchas tiras cómicas de las primeras décadas del siglo. En la tradición de las historietas y el cine cómico popular, en todas las ilustraciones destaca la cara de felicidad del pequeño protagonista en medio del caos que se organiza.
El texto en castellano y en verso, no es del todo acertado: hubiera sido mejor una edición bilingüe que conservara el original inglés, al que se puede acceder fácilmente en internet: http://www.gutenberg.org/etext/17254. (The Slant Book, 1910. Barcelona: Thule, 2007. 48 págs. Versión de Aloe Azid. 14,33 €).
Julie Vivas, “Guillermo Jorge Manuel José”. Álbum que trata un tema difícil con ternura no empalagosa. Un niño con el nombre del título vive al lado de una residencia de ancianos. El texto en verso acompaña las ilustraciones en las que van presentando a los ancianos. Cuando el niño escucha que su mejor amiga ha perdido la memoria, va preguntando a los demás ancianos qué es eso de la memoria y, con las respuestas que recibe, piensa la forma de devolvérsela.
Primer libro de una conocida ilustradora australiana que llega al mercado español. Las figuras, planas y sin sombras, destacan sobre el fondo blanco y aparecen algo distorsionadas, pero su aspecto elástico les da movimiento y las hace completamente realistas. Los colores son cálidos y suaves, como corresponde a historias amables y positivas. La narración, tanto gráfica como de texto, es fluida.(Wilfrid Gordon McDonald Partridge, 1984. Texto de Mem Fox. Caracas: Ekaré, 2006. 14ª edición. Trad. de Gabriela Uribe).
Peter Schössow, “La ratonera”. Álbum a partir de un poema humorístico de Christian Morgenstern (1871-1914) en el que se cuenta cómo un ingenioso personaje llamado Von Korf discurre un modo de ayudar a su amigo Palström a librarse de un ratón que se le come el jamón.
Aunque como álbum, La ratonera no causa tanto impacto como los anteriores del mismo ilustrador, El mar en calma y Viaje feliz y ¿Cómo es posible?: La historia de Elvis, sus ilustraciones, preparadas con programas de ordenador para diseño y retoque fotográfico, tienen la misma calidad y están en sintonía con su contenido simpático. (Die Mausefalle, 2006. Texto de Christian Morgenstern. Barcelona: Juventud, 2007. 48 págs. Trad. de Ernest Weikert García).
ÁLBUMES ILUSTRADOS ESPECIALES
Marie Barguirdjian Bletton, “Escondites y secretos”. Atractivo álbum de arte dedicado a la pintura holandesa del XVII. Con recursos como pestañas y pequeños desplegables, la autora monta una seudohistoria que nos pone delante cuadros de Johannes Vermeer, Pieter De Hooch, Gerrit Dou, Samuel Van Hoggstraten, Gerard Ter Borch, Adriaen S. Coorte y Rembrandt. Consigue su finalidad de interesar al lector y de darle a conocer el mundo interior de las viviendas de la época. A la vez, logra que no sea sólo una lección de arte sino que, también, prenda en nosotros el interés por las vidas y las tareas de las personas que muestran los cuadros. (Cachettes et secrets, 2006. Madrid: SM, 2006. 22 págs. Trad. de Teresa Tellechea).
Pascal Blanchet, “La fuga”. Novela gráfica casi sin texto, compuesta con ilustraciones inspiradas en el cartelismo y el grafismo publicitario de los años treinta y cuarenta. Las sucesivas imágenes, todas en rojo y marrón, muestran los recuerdos de un hombre: su juventud, su afición por el jazz, su noviazgo, su trabajo como pianista, su ancianidad. Hay acierto en la correspondencia que se da entre las ilustraciones, desproporcionadas y elásticas, y el ritmo propio del jazz; así como en el modo sintético y contenido en que se transmiten ambientes y emociones. Ahora bien, no todos los lectores conectarán con este mundo tan particular y con el modo tan estilizado en que se nos presenta. En cualquier caso el libro pide un tiempo de lectura-observación pausado y, seguramente, sea una buena idea escuchar al mismo tiempo las canciones de la época que se sugieren al final (si uno las tiene a su alcance…). (La fugue, 2005. Cádiz: Barbara Fiore, 2007. 136 págs. 14,43 €).
NARRATIVA PARA NIÑOS
Ema Wolf, “El fantasma de la tía Maruja”. Relato humorístico (que se tituló Maruja en la edición argentina de 1989) el que brillan la inventiva y el espíritu bromista de la autora. En él, Veremundo, «un monstruo fiero y destartalado» recibe la inesperada visita del fantasma de su tía Maruja que, además, viene con ánimo de quedarse en su mansión. Si a Veremundo le pone frenético el aliento de talco y el modo de ir y venir del fantasma por la casa, «condensándose y disipándose a su antojo», las cosas se complican más aún cuando decide montar una agencia de detectives. (Barcelona: Montena, 2007. 75 págs. 8,61 €).
Lauren Child, “Todo sobre mí, Ana Tarambana”. Libros para primeros lectores que, si conocen los álbumes anteriores de la protagonista, disfrutarán con los acentos graciosos y la frescura de su narración, así como con el estilo desenfadado de las ilustraciones y de la tipografía. No se puede hablar de argumento, aunque los incidentes que se cuentan estén más o menos hilados, sino de una presentación del entorno familiar, colegial y de amigos de Ana, así como de su mundo mental «absoluuutamente» invadido por las aventuras de la detective Lara Guevara… En el primer libro citado esto se articula encabezando cada capítulo con el día de la semana, en el segundo con títulos tales como «algunos días que empiezan mal pueden terminar bien», «es difícil estar a buenas con tu mejor amigo cuando no te aguantas ni tu mismo», «A veces, cuando hace falta que las cosas mejoren, van y empeoran»… (Utterly Me, Clarice Bean, 2002. Barcelona: Serres, 2006; 187 págs. trad. de Esteban Morán. Líos de ortografía, Clarice Bean Spells Trouble, 2004. Barcelona: Serres, 2007. 194 págs. 11,54 €).
Dick King-Smith, “El caballo de agua”. El autor es un maestro de las historias sobre animales, pues logra imaginar y reflejar sus reacciones y sus relaciones con los hombres sin caer nunca en la ñoñería. E, incluso cuando los relatos tienen toques de fantasía, sabe hacerlos creíbles. En la década de 1930, en Gales, Kirstie y Angus encuentran un extraño huevo en la playa: lo llevan a casa y nace un «kelpie» o caballo de agua, al que llaman Crusoe. Como crece muy rápido deben, primero, buscar la forma de que los extraños no lo vean y, más tarde, encontrarle una vivienda definitiva… ¿tal vez el lago Ness? (The Water Horse, 1990. Madrid: SM, 2007. 135 págs. Trad. de Xohana Bastida).
Axel Hacke, “Pralino”. Arthur, un chico de nueve años que se aburre, fabrica para su padre un pequeño robot a partir de una caja de bombones, de un paquete de detergente, de dos rollos vacíos de papel higiénico, tapones de corcho, alambre, cinta adhesiva…; luego, el robot cobrará vida, hablará con expresiones tomadas de las cajas de las que está hecho, y, junto con otros juguetes, hará una expedición a la nevera mientras cantan una versión muy particular del «mira como beben los peces en el río».
Relato bien construido e ingenioso. Está bien definido el protagonista, un robot sencillo y casero que habla de forma divertida, y que sabe también que su misión en la vida es ser un regalo, y «un regalo debe hacer feliz a quien lo recibe». (Pralinek. Eine Weihnachtsgeschichte, 2005.Cádiz: Barbara Fiore, 2007. 36 págs. Ilust. de Michael Sowa. Trad. de Albert Vitó, Carles Andreu. 11,52 €).
Carlos Goñi, “Del Laberinto al 30”. La madrugada del día que cumple once años, estando aún en la cama, Paula recibe un regalo de su padre: un juego de la oca especial. La curiosidad le puede, se levanta, lo abre… y se ve dentro de un juego del que conoce algunas reglas pero no todas.
Inteligente y simpático relato en el que, como Alicia, la protagonista se ve atrapada en un viaje que le hace descubrir a personajes insólitos y reflexionar sobre muchas cuestiones. De modo simpático y sin forzar las cosas, en cada capítulo, que se corresponde con la estancia de Paula en una casilla, se desarrollan diálogos relacionados con cuestiones como la ley, la identidad, la generosidad, la convivencia, la libertad, el tiempo, los ideales… (Barcelona: Planeta-Oxford, 2007. 177 págs. Col. Camaleón; ilust. de Cristina Losantos. 6,49 €).
Ángel Pérez Martínez, “Perengrín XXVI”. Perengrín es un explorador del planeta Darebo al que se le ha encomendado una misión de capital importancia para la supervivencia de su pueblo: encontrar un mamut hembra y llevárselo con él a su planeta. El sorprendido Rubén, un chico sordo de diez años con el que Perengrín puede hablar mentalmente, resulta ser el elegido como ayudante, a pesar de su incredulidad.
Relato bien hilado, cuyo argumento disparatado se desenvuelve y se resuelve con gracia. Una parte de la chispa de los diálogos está en que Perengrín es un tipo sentencioso que suelta frases latinas cada poco. Otra está en el desarrollo de la idea de los «pensamientos sembradores», esos que no se formulan pero influyen: Perengrín los detecta en Rubén y le advierte una y otra vez de la importancia de no quedarse atrapado por ellos. (Lima: Norma, 2007. 139 págs. Ilust. de Christian Ayuni).
NARRATIVA PARA JÓVENES
Ana Alonso y Javier Pelegrín, “La esfera de Medusa”. Título que continúa La torre y la isla. Los protagonistas logran escapar de la Corporación Dédalo con ayuda de dos misteriosos gemelos, Deimos y Aedh. Ya en Nueva Alejandría son capturados por Dédalo de nuevo pero vuelven escaparse otra vez y llegan a su cita en Medusa, una ciudad sumergida, donde conocen más cosas de su origen futuro (sí, está bien escrito).
Como en el primer relato, los autores usan el lenguaje con cuidado y son pocas las veces que se les escapan frases explicativas del estilo «como es lógico», o lugares comunes tipo una «expresión indefinible»; hay un esmerado trabajo de construcción de una historia tan articulada; las descripciones son claras, sugerentes y (casi) nada enfáticas. Por tanto, a pesar de los aspectos más previsibles del argumento, quienes fueron capturados por la primera historia tienen motivos, aparte del interés, en leer esta segunda. (Madrid: Anaya, 2007. 2ª ed. 334 págs. Col. La llave del tiempo. 11,54 €).
Marcial Izquierdo, “El ultimo día de mi vida”. El protagonista y narrador es Miguel, un estudiante que cuenta lo sucedido un día, desde primera hora de la mañana hasta la noche y, en cada tramo del relato, anuncia repetidamente que ese es el último día de su vida. Las consideraciones del profesor de filosofía sobre la muerte afectan al protagonista pero, cuando llega el momento de la juerga del viernes, de la bebida y de las apuestas locas, todo queda en segundo plano.
El autor, profesor de filosofía, ha escrito esta historia, inspirada en un hecho real, hilando muy bien algunas incidencias de vida colegial, con oportunas referencias a Platón, Jorge Manrique, Antonio Machado, etc., y con otras circunstanciales a cantantes del momento. Relato que puede conseguir el objetivo que busca de llegar a un público joven y hacer pensar un poco más acerca de cómo algunas inconsciencias pueden tener consecuencias trágicas. (Madrid: Bruño, 2007. 200 págs. Col. Paralelo cero. 7,21 €).
José Ramón Ayllón, “Palabras en la arena”. El autor vuelve a los personajes y al esquema de Vigo es Vivaldi y Diario de Paula. De nuevo tenemos acceso al diario del protagonista, esta vez de los tres meses anteriores a lo que se cuenta en aquellas novelas. Cada entrada del diario se abre con una cita del Diario de Ana Frank y el narrador entabla una especie de diálogo con ella que resulta ser un pretexto para contar anécdotas escolares y vitales, propias o ajenas. Lo importante aquí, de nuevo, no es la construcción de la trama, ni la verosimilitud del narrador o de los diálogos tan agudos, ni si Vigo es o no una ciudad tan poética…, sino la calidad del lenguaje, las consideraciones jugosas sobre cuestiones vitales tan bien engarzadas… O, en otro nivel, cómo el libro logra enganchar con sus lectores y avivar en ellos la reflexión y remitir a otras lecturas: Matar un ruiseñor, de Harper Lee, o Antes del fin, de Ernesto Sábato, entre otros. (Madrid: Palabra, 2007. 246 págs. Col. Astor. 10,58 €).
Enrique Gudín, “En primaria todos éramos muy listos”. Gonzalo, Chalo, repetidor de 4ª de E.S.O., con bien ganada fama de revoltoso y mal estudiante, cuenta qué pasó el curso en el que tuvo que cuidar de su primo Samu, de ocho años, recién llegado a su ciudad. Chalo sabe que tiene que «quemar su pasado para no quemar su futuro» pero…
Relato que atrapa bien el mundo interior de justificaciones del protagonista y recrea con gracia muchas situaciones y anécdotas escolares. Frente a tantas historias que tratan de modo frívolo el sufrimiento de un chico cuyos padres discuten o se separan, aquí el foco se centra en Chalo —y eso justifica que pueda ser divertida—, y sólo a través de lo que percibe Chalo el lector se da cuenta de los problemas de Samu -que de ningún modo se ven como divertidos—. La voz del narrador transmite bien cómo es su mundo interior, ciertamente muy por encima de lo que cabría esperar de alguien que suspende Lengua repetidamente. (Barcelona: Edebé, 2007. 176 págs. Col. Periscopio. 7,45 €).
Henning Mankell, “El secreto del fuego”. La protagonista es Sofia, una niña africana de unos doce años. Cuando unos soldados irrumpen en su poblado, matando a su padre y a mucha otra gente, huye con su madre y hermanos y se instalan en otro lugar donde hay muchas otras personas en circunstancias parecidas. Sofia y su hermana Maria acuden a la escuela que llevan el misionero y las monjas que atienden el poblado y allí les advierten de la peligrosidad de las minas, por lo saben bien que nunca deben abandonar los caminos marcados…
Las descripciones son sobrias, tanto las del mundo interior de Sofia, desde el que se cuenta todo, como las de todo lo que le sucede. El ritmo es acelerado en los momentos de persecución o de ansiedad, o pausado cuando el tiempo se remansa, primero en los momentos de felicidad de Sofia con su hermana, y luego cuando su mente y su corazón van cogiendo energía para reacomodarse a la nueva situación. Tienen viveza y resultan convincentes los personajes que rodean a Sofía y los escenarios y ambientes en los que transcurre su vida.
La continuación de la historia cuando Sofia es adolescente, Jugar con fuego, es un relato mucho más endeble. (Eldens hemlight, 1995. Madrid: Siruela, 2007. 148 págs. Col. Las tres edades. Trad. de Mayte Giménez y Pontus Sánchez. 16,25 €).
Jordi Sierra i Fabra, “Kafka y la muñeca viajera”. Relato que ha obtenido el Premio Nacional de Literatura Infantil 2007 y que está basado en una anécdota real de Kafka: en 1923 redactó unas cartas para contentar a una niña que había perdido su muñeca, fingiendo que la misma muñeca se las escribía para explicarle por qué se había marchado. El relato comienza cuando Kafka, paseando por el parque Stegliz, ve a una niña llorando: se interesa por lo que le pasa y averigua que se llama Elsi y que ha perdido a Brígida, su muñeca. Kafka se presenta como un cartero de muñecas y le asegura que, al día siguiente, le traerá una carta de Brígida.
Tal vez lo mejor sea lo bien que se recrean los posibles pensamientos del escritor cuando tiene delante a la niña llorando y cuando va viendo sus reacciones ante lo que le cuenta. Las inconsistencias que se pueden descubrir no importarán mucho al lector, que se verá enganchado por el deseo de saber qué pasará, y atrapado también por lo que la historia tiene de acercamiento humano a un personaje como Kafka, tan poco conocido a pesar de su fama. Añaden valor al libro las cálidas ilustraciones de Pep Montserrat, como serigrafías, que atrapan los acentos amables que respira la historia y fijan en la memoria unas escenas que bien pudieron ser así. (Madrid: Siruela, 2006. 147 págs. Ilust. de Pep Montserrat. Col. Las tres edades. 14,33 €).