En los últimos años parece haberse despertado el interés por el gallego Julio Camba (1884-1962), uno de los mejores periodistas de la primera mitad del siglo XX. Recientemente se ha reeditado su libro más político, Haciendo la República (Luca de Tena Ediciones), y ahora Ediciones del Viento recupera las dos únicas novelas que publicó: El Destierro (1907), de carácter autobiográfico, y El matrimonio de Restrepo (1924). También en 2003 se publicó una antología de las crónicas periodísticas y viajeras (Páginas escogidas, Espasa), edición a cargo de Pedro Ignacio López García, autor también de la biografía Julio Camba. El solitario del Palace (Espasa).
En 1903 Camba se instaló en Madrid, tras una agitada estancia en Argentina, de donde fue echado por revolucionario, tema que forma parte del argumento de El Destierro. Escrita con humor, Camba rememora su paso por Argentina y su fiebre anarquista. A su regreso a España, muy joven todavía, comenzó a colaborar en la prensa más radical; incluso fundó su propia revista anarquista, El Rebelde. Al poco tiempo ya era un periodista famoso de Madrid. Ejerció también como corresponsal en el extranjero: Estambul, París, Londres, Berlín, Estados Unidos…, escribiendo unas crónicas que todavía hoy siguen despertando interés por el original punto de vista con que retrata la vida en estas ciudades y países.
Camba fue uno de los periodistas más respetados de su tiempo. Sus crónicas eran seguidas por todo tipo de lectores, que se identificaban con su estilo ligero, su humor inteligente (a lo Chesterton) y su fina ironía. Para López García, su biógrafo, Camba era “culto sin pedantería y ameno sin frivolidad”. Su anarquismo inicial derivó en un individualismo aristocrático y egoísta.
El Destierro es un texto que procede de sus primeros años como escritor. La anécdota es entretenida, lo mismo que algunos golpes cómicos con los que retrata a sus personajes, una pandilla de anarquistas que quieren hacer la revolución en Argentina. El matrimonio de Restrepo responde más al estilo de Camba. En este caso, se ríe de los métodos de los novelistas psicológicos, como los que emplea su protagonista, autor de dos grandes éxitos: La mujer que murió de afán de vivir y La mujer que vivió de afán de morir. El inicio de la novela marca su tono: “Hay dos clases de libros; unos que se leen y que, generalmente, no se conservan, y otros que se conservan y que, generalmente, no se leen. Don José Restrepo se dedicaba a escribir libros de esta última clase, y era uno de los escritores cuyas ediciones se agotaban con mayor rapidez”.
Camba escribe sobre su vida como novelista, su estilo, su vida social y su aspiración al matrimonio. Al igual que Mihura, Tono, Jardiel, Neville, etc., Camba utilizó un inequívoco sentido del humor para retratar la sociedad de su tiempo.