El protagonista y narrador, de nombre Amir, es un escritor afgano afincado en los Estados Unidos que recuerda su vida. En los años setenta, su infancia en Kabul, las difíciles relaciones con su padre, un acaudalado comerciante; su amistad y juegos con Hassan, un chico un año menor, hijo del criado de su padre; y, en especial, su habilidad y su triunfo, gracias a Hassan, en un concurso de vuelo de cometas. Años más tarde, la invasión de los rusos, la huida de Afganistán junto con su padre, su asentamiento en San Francisco y sus relaciones con la comunidad afgana de allí, su noviazgo y matrimonio, el fallecimiento de su padre. Por último, el regreso a Pakistán para ver al que fuera mejor amigo de su padre y la persona con la que tuvo más confianza en su niñez, la entrada en un Afganistán controlado por los talibanes para localizar un hijo de Hassan.
El autor, médico, hijo de un diplomático afgano que solicitó asilo político en los Estados Unidos en 1980, ha escrito una primera novela que atrapa: es una buena narración, tiene unos personajes que interesan, da información acerca de un mundo poco conocido, tiene un fuerte núcleo emocional de culpa y redención, y también de aclaración de algunos enigmas del pasado. Lo que le da un sabor particular, y lo que hace que algunas improbabilidades que jalonan el argumento no importen mucho al lector, es que todos los hilos, tanto los personales de los principales actores del relato como los colectivos de la historia de Afganistán, están bien trenzados.
Por un lado, la difícil relación del narrador con su padre, debido a sus caracteres tan distintos; la especial amistad que mantiene con Hassan, cuya lealtad asombrosa permanece inalterable incluso después de comportamientos poco nobles de Amir; el entusiasmo de la niñez por el cine y los juegos; las dificultades de adaptación del padre de Amir a la vida en los Estados Unidos; el desarrollo allí del noviazgo según los códigos afganos de conducta…
Por otro lado, debido también a los acontecimientos históricos recientes, muchos lectores asistirán con interés a lo que se cuenta de la vida y costumbres del Afganistán de los años sesenta y setenta, y de la difícil convivencia entre pastunes sunitas, como Amir y su entorno, y los hazaras chiitas, como Hassan y su familia; del cataclismo social que supuso la invasión rusa y del desmoronamiento total cuando toman el poder los talibanes; de cómo las vidas de tantos hombres y mujeres acaban inexorablemente arrastradas por los acontecimientos y, sin embargo, como también hay gente buena que arriesga sus vidas para ayudar a los demás.