Planeta. Barcelona (2005). 288 págs. 17,50 €. Traducción: Ana Belén Costas.
En «El Zahir», la última novela de Paulo Coelho, un escritor famoso cuenta la misteriosa desaparición de su mujer, una periodista que trabaja como corresponsal de guerra. Cansada, quizás, de la rutina matrimonial, Esther ha decidido emprender una nueva aventura, que incluye el camino que deberá recorrer su marido si quiere recuperarla. El escritor protagonista, que tiene muchos rasgos biográficos del propio Coelho, a la vez que cuenta su vida y cómo se convirtió en un escritor de fama internacional, mientras la busca, empieza a descubrir aspectos desconocidos de su mujer.
El encuentro con el supuesto nuevo amante de Esther, Mikhail, un joven de Kazajstán que intenta abrirse camino en París, le pone en el sendero del viaje interior que debe recorrer hasta reencontrarse con ella. Mikhail facilita que el protagonista entre en contacto con la energía del Universo, la llave para toparse con la energía del amor. Sólo vaciando el yo de la propia historia personal se podrá llenar el alma del amor auténtico.
Con esta sencilla trama, de resonancias muy sentimentales, Paulo Coelho continuará batiendo todo tipo de récords: sus novelas ya se han publicado en 150 países, se han traducido a 59 idiomas y lleva vendidos 56 millones de ejemplares. En todo el mundo, sus libros se han convertido en un fenómeno mediático, sociológico y también espiritual, pues las narraciones de este escritor brasileño, que se define como católico, está repleta de mensajes vagamente religiosos, muy en la órbita de la «New Age».
Sus libros aspiran a dar respuesta a cuestiones universales. Suelen reflexionar sobre la felicidad, el amor, el sentido de la vida. Unas veces, como en «El Zahir», utiliza los ingredientes propios de una novela; en otras, sus libros están más próximos a los ensayos de autoayuda, del esoterismo o a las fábulas religiosas. En un mundo donde se ha impuesto una visión materialista de la realidad, Coelho aporta el resquicio de lo espiritual y lo sentimental. Para satisfacer a lectores de tan variadas culturas y religiones, Coelho emplea un calculado sincretismo, esquivando los aspectos más conflictivos. En «El Zahir» alaba las posibilidades de la espiritualidad «tangri», propia de la estepa rusa y de los pueblos nómadas, y a la vez admite las relaciones extraconyugales, que considera una necesaria anécdota para reforzar la unión matrimonial.
Donde más agua hace la narrativa de Coelho es en la calidad literaria. Utiliza un estilo esquemático, sencillo, lineal; sus personajes suelen ser bastante tópicos y planos, sin apenas matices. Tanto la estructura como la trama, tradicional y sin riesgos, sostienen al elemento más importante de su literatura: la moraleja espiritual. En su última novela, repetido hasta la saciedad, el mensaje que desea transmitir es el siguiente: «tengo una misión que cumplir, y esa misión es ayudar a extender la verdadera energía del amor por la faz de la Tierra». Alrededor de este almibarado mensaje se fabrica una levísima trama que, además, no avanza a lo largo de la novela. Coelho da vueltas una y otra vez al mismo tema, engordando la novela con moralinas epidérmicas, aparentemente sugestivas y profundas, que inciden en la idea principal.
Adolfo Torrecilla