El Acantilado. Barcelona (2004). 548 págs. 27 €.
Desde hace más de treinta años, Juan Antonio Masoliver (Barcelona, 1939) viene dedicándose a la crítica literaria desde diferentes frentes. Es profesor universitario y colaborador en revistas de literatura y en periódicos, especialmente en «La Vanguardia», del que es uno de sus críticos habituales. Además de poeta y novelista, ha publicado diferentes estudios literarios dedicados preferentemente a autores actuales. En «Voces contemporáneas» ha reunido buena parte de sus escritos durante estos últimos treinta años con la intención de ofrecer no una historia de la literatura sino «un panorama de los últimos treinta años de narrativa española en castellano». Aunque durante estos años se ha ocupado de muchísimos escritores, sólo figuran aquí «los que me parece que han ofrecido algo realmente nuevo, una nueva voz a la antiquísima voz de la literatura».
Aunque en varias ocasiones dice que al hacer crítica no le interesa ni la crónica ni la sociología, ideológicamente Masoliver considera como rasgo implícito que el escritor debe situarse en la órbita de la izquierda, con esa actitud un tanto prepotente que considera que los valores culturales y sociales son patrimonio de una opción política determinada. Esta actitud se aprecia especialmente cuando se comenta el periodo literario durante los años socialistas y la posterior actitud de desencanto.
El panorama que se ofrece en este libro, con sus buenas dosis de subjetivismo, es suficientemente representativo de las diferentes tendencias que sigue la literatura última española, y que condensa en los capítulos introductorios, donde Masoliver sintetiza sus observaciones generales. Para el crítico catalán hay un grupo de autores que han conseguido una trayectoria de calidad que los sitúan en primera línea por su novedad y originalidad; son Javier Marías, Álvaro Pombo y Enrique Vila-Matas. Sobre los tres incluye abundante información crítica, que, al hilo de las novedades, explica de manera detallada las aportaciones de su literatura. Son buenos estudios, esclarecedores, aunque quizá demasiado encomiásticos en algunos pasajes.
Aunque le ha dedicado una menor atención crítica, otro autor que destaca es Antonio Muñoz Molina. Luego viene otro grupo de autores que también han propuesto nuevos y diferentes caminos narrativos: Rafael Chirbes, Ignacio Martínez de Pisón, Ignacio Vidal-Folch, Félix de Azúa y Juan José Millás. De los autores jóvenes que nacieron en torno a la moda que provocó el libro «Historias del Kronen», de José Ángel Mañas, destaca a Francisco Casavella, Ray Loriga y Benjamín Prado. De la última hornada, aparecen las reseñas de los últimos libros de Andrés Barba, Menchu Gutiérrez, Antonio Orejud, Marcos Giralt, Ana Prieto y A.G. Porta, aunque se aprecia que Masoliver no pretende pontificar sobre ellos y deja la puerta abierta al juicio de posteriores novelas.
Me parece exagerado el papel que concede a Rosa Montero y Almudena Grandes, lo mismo que a Vicente Molina Foix y Javier Fernández de Castro. Y todavía más polémica puede resultar su reivindicación de Mariano Antolín Rato y José María Riera de Leyva.
«Voces contemporáneas» es una amena e inteligente aproximación, crítica y subjetiva, a los principales nombres de la literatura actual.
Adolfo Torrecilla