El Acantilado. Barcelona (2003). 584 págs. 30 €.
Martín de Riquer (Barcelona, 1914), miembro de la Real Academia Española, es el primer medievalista español y uno de los grandes romanistas de todo el mundo. Sobre su gran pasión, la Edad Media, ha escrito más de sesenta libros, que tratan desde los trovadores a la novela de caballería, la heráldica, el Tirant lo Blanc, Amadís de Gaula, Chrétien de Troyes, la leyenda del Grial, etc. Sólo del Quijote ha realizado más de veinte ediciones, y hoy día es uno de los investigadores que más ha contribuido a explicar y difundir los valores literarios de esta obra inmortal.
Para leer a Cervantes reúne tres estudios: Aproximación al Quijote, agotado, que se abre con un prólogo de Dámaso Alonso; Cervantes en Barcelona; y Cervantes, Passamonte y Avellaneda. El libro incluye también otros dos breves textos, uno de carácter filológico y otro sobre las armas que aparecen en el Quijote.
Aproximación al Quijote demuestra la habilidad didáctica de Riquer. Se abre con un capítulo dedicado a los libros de caballerías, texto que sirve para explicar el género que provoca la aparición del Quijote. Luego analiza la vida y la literatura de Cervantes, resumiendo la ingente bibliografía sobre el tema; más adelante Riquer se detiene en el análisis del libro en sí. El último y muy sugerente capítulo lo dedica al cervantismo, acercando a los lectores los estudios y las interpretaciones que sobre Cervantes y el Quijote se han hecho a lo largo de la historia.
El ensayo Cervantes en Barcelona disecciona los comentarios y páginas cervantinas dedicadas a la Ciudad Condal, en un ejercicio filológico que es también detectivesco. Cervantes, Passamonte y Avellaneda indaga en uno de los misterios más persistentes en los estudios sobre el Quijote: quién fue en realidad Alonso Fernández de Avellaneda, el autor de la apócrifa continuación de la primera parte del Quijote, responsable de que Cervantes acelerase la redacción de la segunda parte.
Al interés histórico y filológico de este libro hay que añadir también el literario, pues los libros de Riquer, pensados para un lector no especializado, están escritos en una excelente prosa.
Adolfo Torrecilla