El Acantilado. Barcelona (2003). 371 págs. 21 €. Traducción: Adan Kovacsics.
Toda la producción del húngaro Kertész, premio Nobel de Literatura 2002 (ver servicio 131/02), aparece atravesada por los mismos temas: las dramáticas consecuencias del Holocausto y la aplastante huella de los totalitarismos, dos circunstancias que condicionan su itinerario personal y su carrera como escritor. Su primera novela, la que le ha dado más fama, Sin destino, relata en clave de ficción su experiencia en los campos de exterminio. Desde entonces Kertész, formado en el opresivo ambiente del comunismo húngaro, utiliza su literatura para indagar en el proceso de construcción de su persona. Después de Sin destino, escribió Fiasco (1988), Kaddish por el hijo no nacido (1989) y Yo, otro. Crónica del cambio (1997). Estas son, por ahora, sus obras traducidas al castellano, a las que hay que sumar la colección de ensayos agrupados bajo el título Un instante de silencio en el paredón. Fiasco parece formar, junto con Sin destino y Kaddish, una trilogía dedicada a analizar sus intensas experiencias vitales y su formación como escritor.
Fiasco no es una novela fácil de leer. Cuando la publicó, Kertész todavía no era conocido en el extranjero y en su país no contaba con muchos lectores. No es una obra para explicar a nadie su mundo interior sino para contárselo a él mismo, para aclararse íntimamente. De ahí la complejidad y la ausencia de hilo conductor narrativo, de asideros argumentales que faciliten penetrar en el mundo interior de Kertész, que él despliega sirviéndose de ambiguas historias ambientadas en escenarios casi de pesadilla.
Las distintas partes de la novela bucean en las mismas inquietudes. En la primera, un viejo escritor asediado por la estrecha realidad que le rodea y los recuerdos que le aplastan, busca un argumento para su nueva novela sin encontrar nada. Ese planteamiento metaliterario es la propia sustancia de la novela, donde aparecen aspectos de la biografía de Kertész. La segunda parte es el resultado de esa búsqueda: la historia de un personaje que intenta hacerse un hueco en una sociedad férrea, injusta, totalitaria. Su protagonista, György Köves (el mismo que de Sin destino), va de un lado para otro esquivando como puede la asfixiante realidad que le rodea. En esta parte es evidente la huella de Kafka tanto en la manera de contar como en el nihilista mensaje que se quiere transmitir. Todo, para Kertész, deriva en un profundo fracaso.
Fiasco es, pues, una novela exigente, que plantea una radical apuesta estética y existencial. En su mensaje, aparece ese escepticismo tan terrestre que luego reaparecerá en Kaddish y Yo, otro. El resultado es una visión desilusionada y trágica de la vida, en la que apenas se esboza un sentimiento de confianza en el hombre, quizá porque la realidad exterior ahoga cualquier atisbo de esperanza.
Adolfo Torrecilla