Taurus. Madrid (2002). 470 págs. 19,50 €.
Mercedes Cabrera y Fernando del Rey, profesores de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos de la Universidad Complutense (Madrid), toman los últimos 125 años de la historia española para ver en perspectiva el grado de influencia que el empresariado ha ejercido sobre el poder político y la eficacia lograda en su propósito. ¿Pero se puede decir que estamos ante un colectivo homogéneo, de componentes básicamente estables y duraderos? Es difícil -para los autores- aceptar el «axioma» espurio de que España ha sido y es el huerto de los de siempre.
Desde la restauración borbónica (1875) con la eclosión del régimen liberal, su profunda crisis, la fracasada experiencia democrática republicana, el trauma de la guerra civil, la prolongada dictadura, hasta hoy, tiempos afortunadamente democráticos, España vive un vertiginoso zigzagueo en el que a cada revuelta caen al vacío porciones importantes de los que se creían perdurables, de los tejedores de oligarquías. Vemos a través del gran friso que nos ofrecen los autores cómo a cada circunstancia política corresponde la emergencia de personajes en el mundo empresarial que terminan desvaneciéndose. Preguntad por José Ferrer Vidal, por el esclavista Juan Manuel de Manzanedo o el valenciano José Campo al que, según parece, debió el trono Alfonso XII. Y es que, además, no solo las ideas sino también las mutaciones estructurales de la población española han sido profundas a lo largo del periodo estudiado. Así, en cien años se pasa del poder territorial, como determinante del poder político, a instalarse éste en otros ámbitos, como el financiero o el mediático.
Venimos de una sociedad muy estructurada y poco permeable, y estamos en otra cada día más fluida, de pautas de validez efímera y en la que los centros de decisión parecen alejarse de nuestro entorno más inmediato. Historiando la evolución de esta sociedad sin retorno, los autores desgranan la biografía de un empresariado que, bajo una ideología generalmente capitalista, adquiere conciencia de su propia entidad, genera su institucionalización en el primer tercio del siglo XX y culmina por el momento en una organización piramidal con poder suficiente para interpelar al poder político y al sindical.
En esta gran saga del empresariado español, los autores ponen bajo los focos a líderes y comparsas de cada secuencia histórica, ofreciéndonos sus perfiles personales -también en muchos casos sus efigies, feliz idea que nos aproxima a ellos-, afanes y frustraciones, incluso en algunos casos poniendo al descubierto su alta talla moral. Se trata de breves biografías necesarias para incrustar el personaje en el curso de la trama. Y así, mutatis mutandis, llegamos a hoy mismo, ante un horizonte que ofrece puntos de atención como las grandes privatizaciones, los escándalos financieros, y la descripción y análisis de los novísimos paradigmas empresariales como la Zara de Amancio Ortega, de los que se da también cuenta y razón.
Santiago Medina