Anagrama. Barcelona (1996). 236 págs. 1.800 ptas.
La relación entre madres e hijas ha estado poco presente en la tradición literaria española. Hay que esperar al siglo XX -en que las mujeres ingresan, de forma masiva, en la escena literaria- para que el tema aparezca con fuerza en la literatura.
Laura Freixas reúne en Madres e hijas una brillante antología que muestra algunos de los escasos relatos que abordan esta temática (los de Rosa Chacel, Carmen Laforet, Carmen Martín Gaite y Ana María Matute); los restantes han sido expresamente escritos para esta edición (los de Josefina R. Aldecoa, Esther Tusquets, Soledad Puértolas, Mercedes Soriano y Luisa Castro, entre otras).
A los variados nombres corresponde también una espléndida variedad de enfoques. El libro se inicia con el relato intimista de Rosa Chacel, en el que analiza la amenaza que se cierne sobre la madre que siente cada vez más cercano el inevitable distanciamiento de su hija. La narración de Carmen Laforet tiene la frescura y la emoción de lo cotidiano. Carmen Martín Gaite rinde homenaje a las madres que enseñaron a sus hijas a volar con la imaginación.
A estos relatos amables siguen otros más desgarradores, tristes o evanescentes. Algunos abordan temas muy actuales desde una perspectiva crítica sorprendente; es el caso de Mercedes Soriano, que se pregunta sobre la eficacia del instinto maternal.
El aspecto formal es de una amplia diversidad. Los relatos intimistas y cotidianos conviven con otros de tono más adusto; y los más osados aprovechan técnicas que hicieron furor en los años sesenta. El conjunto es más que sobresaliente, sobre todo por la temática -que aporta matices nuevos sobre la relación madre-hija- y por la sinfonía de voces femeninas, algunas consagradas ya por público y crítica.
Begoña Lozano Carbayo