La izquierda lleva la delantera en México

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La izquierda lleva la delantera en México
Las candidatas a la presidencia de México Xóchitl Gálvez (CC EneasMx) y Claudia Sheinbaum (CC Secretaría de Cultura Ciudad de México)

A seis meses de las elecciones presidenciales en México, la gran pregunta es si los electores mexicanos mantendrán su apoyo a la izquierda del movimiento Morena o regresarán al pasado neoliberal con la coalición de partidos PRI, PAN y PRD.

La lucha electoral se anticipó a los tiempos legales y se ha convertido en una feroz contienda de fuerzas políticas, y no de candidatos y personalidades como solía ocurrir en el pasado.

El partido gobernante Morena y su presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) están empeñados en conservar el poder y extender su mandato durante por lo menos otro sexenio.

Para ello han emprendido todo tipo de estrategias políticas y electorales, desde tomar el control del Instituto Nacional Electoral hasta lanzar las peores campañas de desprestigio en contra de sus rivales políticos.

De perder la contienda, López Obrador y su equipo cercano quedarían en alto riesgo, toda vez que son innumerables los tropiezos, excesos e ilegalidades que han cometido, entre otros el pésimo manejo de la pandemia, el derroche de recursos en obras faraónicas y la impunidad reinante en el tema de la seguridad.

Por lo pronto, cuatro precandidatos se han lanzado al ruedo, aunque solo dos parecen tener oportunidades reales de ganar la anhelada silla presidencial del Palacio Nacional. Ninguno de los candidatos cuenta con larga trayectoria y experiencia en política.

Claudia Sheinbaum, de 61, años pertenece a Morena y es la puntera de acuerdo a las encuestas recientes, ha sido impulsada por el presidente en funciones para sucederlo, sus propuestas e incluso su manera de hablar son similares a las de López Obrador.

Sheinbaum es una académica y científica de izquierda, es licenciada en Física y doctora en Ingeniería Ambiental, su padre es descendiente de judíos europeos, aunque ella no es practicante.

Inició su carrera política con AMLO cuando llegó a jefe de gobierno de la Ciudad de México en diciembre del 2000; desde entonces lo acompaña en cada jornada política.

Es una profesionista brillante y a la vez adusta con varios nubarrones en su vida pública, entre ellos el accidente de la línea 12 del metro donde murieron 27 pasajeros y originado por la falta de mantenimiento de las vías cuando Sheinbaum gobernaba la Ciudad de México.

De llegar a la presidencia se presume que su gobierno será más organizado y con menos ocurrencias que el del actual mandatario. Al mismo tiempo podría ser más radical en sus acciones sociales y políticas, toda vez que Claudia se formó en las filas de la izquierda desde su vida universitaria y profesional.

Xóchitl Gálvez tiene 61 años y es la aspirante presidencial del Frente Amplio por México que conforman el PRI, el PAN y el PRD. Se colocó en un segundo lugar en las preferencias, pero todavía lejos de la puntera cuando faltan 180 días para los comicios.

Xóchitl tiene ascendencia indígena de la etnia otomí, es ingeniera en computación por la UNAM y vivió en su natal Hidalgo una infancia y adolescencia en medio de la pobreza.

Es un caso impresionante de éxito, porque sin recursos emigró a la Ciudad de México, donde a base de esfuerzo estudió la carrera de ingeniería y años después formó una empresa de alta tecnología que hasta la fecha mantiene una alta rentabilidad bajo el manejo de sus hijos.

Gálvez incursionó en el servicio público en el año 2003 cuando el presidente Vicente Fox la designó como comisionada para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas; desde entonces ha ocupado distintos cargos públicos, el más reciente, senadora por su estado.

Ha sido empresaria y servidora pública competente con notable carisma, pero no será nada fácil para ella vencer al enorme poder político y económico de Morena, partido que domina la presidencia del país y 23 de los 32 estados de la República Mexicana.

Además, no está claro si la líder opositora podrá sacudirse la influencia de tantos políticos del PRI, del PAN y del PRD que vivieron en franca corrupción en el pasado y que hoy están desesperados por regresar al poder o al menos ocupar un asiento en el Senado o la Cámara de Diputados que les brinde fuero e influencia política.

En el tercer renglón, distante de los dos primeros contendientes, recién emergió Samuel García, de 35 años de edad, quien dejó la gubernatura de Nuevo León para emprender una arriesgada aventura con el patrocinio de su partido Movimiento Ciudadano.

Esta nueva corriente política logró conquistar dos gubernaturas en años recientes, un buen número de alcaldías y varias curules en el Congreso, pero todavía su rumbo es incierto porque MC es dirigido por el ex priista Dante Delgado, cuyo pasado político está cuestionado.

A Samuel lo acusan de ser parte de una estrategia de AMLO con objetivo es dividir a la oposición e impedir su ascenso al poder. La teoría suena factible; sin embargo, no parece que García vaya a acumular muchos votos: su triunfo en Nuevo León se debió en buena medida a la decadencia política de esa entidad y al apoyo de su esposa Mariana Rodríguez, una popular influencer en el norte de México.

Las propuestas políticas de Samuel no están muy claras y ha sido muy criticado porque abandonó la gubernatura de Nuevo León a dos años de ocuparla cuando prometió una y otra vez que sería un gobernador de seis años.

Muy atrás, en el cuarto lugar de las encuestas, aparece Eduardo Verástegui, quien se registró como candidato independiente para intentar dar la pelea en esta contienda intensa y competida que involucra la elección de un presidente, 128 senadores, 500 diputados federales, 9 gobernadores y más de 19 mil cargos locales, entre alcaldías, sindicaturas, regidurías y diputaciones locales.

Eduardo, de 49 años, es un prestigiado actor y productor de cine que emigró años atrás a Los Ángeles, California, para desarrollar su carrera profesional.

Su película más reciente, Sonido de Libertad, ha obtenido una jugosa taquilla de 217 millones de dólares, la mayor cantidad en el año para un film independiente.

Verástegui es un ferviente católico y activista que defiende el derecho a la vida y otros valores. En su arranque de campaña declaró que “mi lucha es por la vida, mi lucha es por la libertad, ya es hora de sacar a los mismos de siempre del poder, nuestro país necesita una nueva forma de hacer política, para erradicar la corrupción y la impunidad”.

Con escasa experiencia política y sin un partido que lo respalde, será muy difícil que el actor avance en las preferencias; además, como independiente, debe reunir más de 900 mil votos para obtener su registro oficial. Por lo menos ocho mexicanos más están buscando ser candidatos por la vía independiente.

La guerra de las encuestas inició hace un par de meses en los medios mexicanos. Uno de los recientes sondeos levantado por el diario El Universal colocó a Claudia Sheinbaum con el 48 por ciento de las preferencias, Xóchitl Gálvez 24 por ciento y Samuel García apenas el 8 por ciento.

Verástegui no registró ningún punto en esta encuesta, aunque en anteriores había alcanzado hasta un 4 por ciento de las preferencias.

Es evidente que la lucha se centrará entre Claudia y Xóchitl. Los de Morena dicen que su candidata llegará fuerte hasta el final, pero los opositores argumentan que la hidalguense no ha tenido la misma exposición en los medios y que será cuestión de tiempo para que su campaña avance a la par de su popularidad.

Todo indica que no se repetirá una victoria tan contundente como la de Andrés Manuel López Obrador, quien en el 2018 obtuvo mayoría de votos con el 53 por ciento, lo que no se vivía en México desde los tiempos del autoritarismo priista.

De ganar Claudia o Xóchitl por menos del 50 por ciento se agudizará entre los mexicanos el antagonismo político que López Obrador se ha encargado de promover y que ha resultado por demás nefasto.

Algunos analistas sugieren que el fenómeno Milei de Argentina podría influir en México, siempre y cuando Xóchitl Gálvez u algún otro candidato opositor retome algunas de las polémicas propuestas del economista que lo llevaron a conseguir un triunfo arrollador el pasado 19 de noviembre.

México se convirtió desde el 2018 en uno más de los bastiones de izquierda en Latinoamérica que encabezan las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela, seguidas de Brasil, Colombia y Chile, entre otros países.

Los planes de gobierno de Morena están claramente encaminados a un excesivo gasto social, a una mayor intervención del estado en la economía y al control de las fuerzas armadas en varias actividades estratégicas del país.

De ahí que el domingo 2 de junio del año entrante los mexicanos tendrán muy presente este dilema a la hora de votar: ir por más izquierda o regresar a un sistema más democrático apoyado en una economía de centro-derecha.

Comentarios a healymediac@gmail.com

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