Edicions Bellaterra. Barcelona (1999). 423 págs. 3.500 ptas.
¿E s compatible el Islam con la democracia? ¿Admitiría el Corán una separación entre el poder temporal y el religioso al estilo occidental? Estas y otras muchas preguntas han hecho aflorar en el mundo occidental una abundante bibliografía. El libro de Gema Martín Muñoz, joven arabista de primera fila, ofrece un completo estudio sobre la formación del Estado árabe. El mérito de la autora no solo reside en los conocimientos profundos de la materia, sino también en su propósito de ofrecer una interpretación del Islam «desde dentro», sin perder de vista su cultura occidental. Esto le permite desmontar toda una serie de lugares comunes extendidos en nuestro ámbito.
Una primera respuesta de Gema Martín Muñoz es que el Corán no contiene precepto alguno sobre la forma de Estado y que apenas ofrece tres o cuatro normas políticas basadas en un principio básico: que la autoridad procede de Dios y que se debe obediencia a quien ocupa el poder legítimamente. No se trata de un asunto baladí, ya que toda la atormentada historia de la sucesión de Mahoma como primer legislador del mundo árabe en el siglo VII ha consistido en saber discernir quién ostentaba en cada momento la legitimidad del poder temporal. Este es el meollo de buena parte del libro, que explica la diversidad de los regímenes islámicos contemporáneos y las formas violentas que adoptan los partidos «islamistas» que se consideran legitimados cuando combaten a unas autoridades que no cumplen sus obligaciones islámicas. Y este es el principio que marca la diferencia con la sociedad occidental, donde la separación del poder temporal y el espiritual ha conducido a ese otro precepto democrático según el cual toda la soberanía reside en el pueblo.
Otra cosa es que el poder se haya ocupado de interpretar y manipular el Corán según sus intereses, y que, en consecuencia, los defraudados por ese poder se hayan rebelado contra él en la medida en que lo consideran «traidor» al Islam. Esta idea, ampliamente desarrollada por la autora en la primera parte del libro sobre los fundamentos islámicos del poder y del gobierno, nos lleva a la compleja situación que viven los países islámicos hoy.
Tras la descolonización, las nuevas elites educadas en los ambientes laicistas europeos asumirán la herencia colonial con unos modos políticos que, inevitablemente, chocarán con la inmensa mayoría de la sociedad civil. La corrupción del poder, añadida al nacimiento de un Islam «oficial», protegido por el Estado para legitimarse, provocará en poco tiempo la aparición de partidos, asociaciones o movimientos que reclamarán la aplicación estricta de la sharía, como principal seña de identidad frente al demonizado laicismo occidental.
Gema Martín Muñoz recorre la historia de la construcción de cada uno de los nuevos Estados árabes, desde la transición hacia el nuevo orden hasta la eclosión del islamismo como realidad sociopolítica moderna. Esto exige a la autora un serio esfuerzo de síntesis, y la lleva a analizar con más profundidad la presencia del «islamismo» político en Egipto, Argelia y Marruecos.
A grandes rasgos, puede decirse que el proceso de construcción de los nuevos Estados-nación árabes e islámicos ha conocido tres etapas en un corto tiempo: la legitimidad de las nuevas elites gobernantes basada en la lucha por la independencia y que da lugar a una corrupción generalizada con olvido de las necesidades más perentorias de la sociedad civil; una tímida apertura democrática, pensada como escenario de supervivencia de los sistemas establecidos y que permitió a la oposición islamista organizarse para reclamar la aplicación de la ley islámica con el consiguiente temor occidental alimentado por la revolución iraní; y una posterior represión de la oposición islamista, que se fragmenta en grupos, algunos de los cuales optan por la violencia.
Como conclusión la autora se hace el siguiente planteamiento: si en las sociedades árabes se expresa un movimiento social que desafía el monopolio del poder de las elites y reclama su integración, ¿cómo construir ese nuevo orden al margen de las fuerzas políticas que representan una importante mayoría? «Es difícil tratar de encontrar el camino de la democratización, que es una necesidad imperante, sin crear las condiciones para que ésta sea percibida como una parte de la identidad colectiva musulmana».
Manuel Cruz