Siruela. Madrid (2001). 209 págs. 1.950 ptas. Traducción: Mario Merlino.
La buena acogida de crítica y de lectores que han tenido en España las últimas novelas del escritor portugués António Lobo Antunes (Lisboa, 1942), de manera especial Manual de Inquisidores (ver servicio 128/98) y Esplendor de Portugal (ver servicio 78/99), han despertado el interés editorial por el resto de su producción literaria. Ésta se inició en 1979 con Memoria de elefante y continuó el mismo año con En el culo del mundo, novela que se traduce ahora al castellano y que inaugura, además, la Biblioteca António Lobo Antunes en la editorial Siruela.
Apenas existen diferencias significativas entre El culo del mundo y, por ejemplo, la última que ha publicado, Exhortación a los cocodrilos (ver servicio 81/00), lo que apunta a una misma y agobiante atmósfera estilística, que es la seña de identidad más determinante de este autor. En el culo del mundo manifiesta ya su personalísima manera de narrar, ese desbordante fluir verbal que va dando forma a una psicología atormentada: partiendo de imágenes aisladas que funcionan como cañamazos, la narración se dispara en mil direcciones, reconstruyendo el alma del narrador-protagonista.
En este caso, Lobo Antunes escoge como narrador a un médico que fue destinado a Angola. Años después de esta traumática experiencia, que marcó también a toda una generación de portugueses, el narrador cuenta a una mujer lo que fue su vida durante esos años. De la mujer apenas sabemos nada; su presencia es más bien una excusa para forzar un hilo conductor. La novela tiene un importante trasfondo autobiográfico, ya que a Lobo Antunes le sucedió lo mismo que a su protagonista: también fue movilizado para participar en la guerra de Angola como médico.
A través de imágenes puntuales, el narrador da forma a sus recuerdos mediante círculos concéntricos, escenas que se van explicando y amplificando de manera parcial y gradual, y siempre desde la perspectiva crítica de alguien que se siente convertido en «un animal desencantado».
Las experiencias personales y militares que tuvo que vivir hicieron honda mella en su concepción del mundo. Estos acontecimientos le sirven también para analizar algunos episodios de su vida personal y para trazar una demoledora radiografía de la situación política de Portugal, un país que, para el narrador, vivía instalado en la irrealidad del colonialismo. El discurso trabajosamente poético de Lobo Antunes («delirio controlado», como lo ha denominado) es un escalonado descenso a los infiernos personales del narrador, a su fracaso como persona, lo que le lleva a sentirse víctima de la amargura y del inútil sufrimiento de una guerra también inútil.
Adolfo Torrecilla