No es fácil hacer una película basada en unos juguetes, sin que suene a anuncio. Es importante buscar una buena historia y que, de algún modo, “el contexto” (Playmobil, en este caso) sea algo secundario. Lo consiguió La Lego Película: combinando lo justo imagen real con imagen animada, supo dar con una historia amable y encontrar el antagonista perfecto. Este, a modo de macguffin, aparecía a lo largo de la película y solo al final se resolvía el enigma.
Playmobil: La película es una producción francesa rodada en inglés que, como la de Lego, muestra un filme “despegado” de sus juguetes: estos, al servicio de la historia, y no al revés. Como ya hizo también El parque mágico, se trata de hacer volar la imaginación infantil, en la que todo vale: carromatos romanos en una autopista, dinosaurios, vikingos, piratas y viajes sin limitación espacio-temporal, a lo Regreso al futuro…
Marla es una adolescente a punto de entrar en la universidad, pero antes quiere viajar y conocer mundo, aunque sus padres no lo saben. Solo Charlie, su hermano pequeño, está al corriente del secreto. De hecho, los dos suelen dar rienda suelta a la imaginación, explorando mundos a través de sus playmobil. Pero un accidente de coche trunca todos los planes de Marla.
La película –mayormente dirigida al público infantil– es simpática y divertida. La historia está bien llevada y, aunque alguno de los números musicales dejan mucho que desear –especialmente el de Nerón–, se sigue bien. Y tiene fuerza porque, como si se tratara de una revisión de Cuento de Navidad, de Dickens, la magia lleva a los protagonistas a salir de uno mismo para darse a los demás.
Lino DiSalvo dirige por primera vez un largometraje, pero se nota su experiencia en el departamento de animación de Disney para películas como Frozen: El reino del hielo, Enredados o Chicken Little. Además, entre sus colaboradores como guionista está Jason Oremland, que también había trabajado en Disney, con la minusvalorada Tiana y el sapo.
Jaume Figa Vaello
@jaumefv