Civismo y ciudadanía es una nueva colección de breves ensayos del filósofo y profesor Higinio Marín, autor de obras como Teoría de la cordura y de los hábitos del corazón o El hombre y sus alrededores, centradas en una propuesta de comprensión de la compleja convivencia social y política en nuestros días.
Los textos reunidos en su último libro se agrupan en cuatro bloques: “Sobre nuestro mundo”, “Pensamiento atópico”, “La cosa pública” y “Digresiones finales”, y en ellos se abordan temas como el nacionalismo, las posibilidades de relación entre modernidad y tradición, las políticas europeas, las implicaciones vitales de las tecnologías y los medios de comunicación, la corrupción, la religión en el espacio público, la libertad de expresión, la paternidad, la estela contemporánea de acontecimientos como mayo del 68, etc.
Sobre la premisa de la necesidad de la convivencia en sociedades modernas, donde ocurre una “irreductible pluralidad de visiones morales e ideológicas”, Marín propone la despolitización del bien común, la crítica al Estado providencialista y neopatriarcal, la apertura mental que mira al futuro compartido en buena vecindad para trascender los localismos y mitos culturales emotivistas, la reivindicación de las virtudes personales –principalmente la sobriedad, la escucha y la conversación–. A su juicio, la política, “además de ser el campo para disputas legítimas y hasta para la defensa de intereses propios frente a los ajenos, debería ser también la ocasión para salir del propio punto de vista y hacerse capaz de reconocer lo justo en la posición ajena, para corregir la unilateralidad de la propia posición y poder asumir elementos de las visiones contrarias”.
Como en sus anteriores libros, el lector encontrará el empeño retórico de Marín de configurar narrativas ricas, sintéticas y accesibles, metáforas y contrastes luminosos, frases bien arboladas y vigorosas que toman dramáticamente unido lo que, en medio de nuestras vidas, tenemos dificultad de ver en sus conexiones. Parece confirmar que la verdad nunca nos resulta tan verdadera como cuando nos es contada con belleza.