En un futuro próximo en algún lugar centroeuropeo. Si no fuera por su rostro inexpresivo, Elli podría pasar por una niña de unos diez años; pero Elli es un androide, que vive con un hombre al que llama padre. Lo que al principio parecía una estrecha relación paterno-filial –un padre que con el androide quiere superar el dolor por la pérdida de una hija– adquiere por momentos un carácter que podría denominarse incestuoso.
Con su segundo largometraje, estrenado con premio del Jurado en la nueva sección Encounters de la Berlinale 2020, la joven directora austriaca emplea un lenguaje sensorial atrayente, hipnotizador: las imágenes y el lento travelling inicial, pero también los efectos de un sonido mecánico, que reproduce la perspectiva subjeti…
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