En el dilema “energético-climático” son pocas las veces en que llueve a gusto de todos: si Rusia vende menos petróleo y gas, el precio de ambos se dispara, y el que llena el tanque del coche o enciende la calefacción se tira de los pelos. Pero si, como sucedió hace unos pocos años, el barril de crudo cae a 40 dólares, el ecologismo se alarma por lo que ello supone de incentivo al consumo y a una mayor contaminación.
Por ello está cada vez más de actualidad el uso del hidrógeno como combustible, un uso que, de seguir incrementándose, aliviará al consumidor y apaciguará al activista medioambiental (si es que esto último es posible). El nuevo “elixir” energético es un elemento químico que, per se, no contribuye al calentamiento global. Se pued…
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Un comentario
Buen artículo. No hay que dejar de lado a las nucleares