José Ramón Fernández: “Cualquier esoterismo puede abrir la puerta al demonio”

publicado
DURACIÓN LECTURA: 9min.
El exorcista del Papa

Russell Crowe interpreta al padre Gabriele Amorth en la película El exorcista del Papa

 

José Ramón Fernández Aranda es sacerdote, párroco de San Romualdo, una iglesia madrileña conocida, entre otras cosas, por sus actividades de acogida a inmigrantes. En el año 2013, Fernández Aranda fue nombrado, junto con otros siete sacerdotes, exorcista de la diócesis de Madrid, Ministerio que desempeñó durante 7 años, hasta que comenzó la pandemia en el año 2020. Con motivo del estreno de la película El exorcista del Papa, conversamos con él sobre el padre Gabriele Amorth, protagonista real de la película, la existencia del demonio y el “trabajo” de un exorcista. Como el padre Amorth, José Ramón no pierde ni el sentido del humor ni la serenidad en toda la entrevista, y eso que el tema no deja de ser espeluznante.

— La película se centra en la figura del padre Amorth ¿qué piensa de este personaje?

— Era el heredero de Candido Amantini, un experimentado exorcista que, además, fue un gran santo. El padre Amorth era un hombre también de una bondad extrema que vivió en uno de los momentos más racionalistas de la historia de la Iglesia y que, a veces, estuvo muy solo. De ahí que muestre amargura en algunas de sus declaraciones o textos, porque le dolía el abandono de las almas y la increencia. Había países donde no había ni un solo exorcista y, de hecho, acudían a él personas de todo el mundo. Esta cuestión ha ido evolucionando, con altibajos, y ahora en España hay al menos un exorcista en cada diócesis.

— ¿Cómo se convierte uno en exorcista?

— Por deseo, normalmente, no [risas]. Puedes ser un poco friki, pero, en cualquier caso, se trata de un nombramiento episcopal. Te nombran y te tienes que formar. Al principio te tienen que explicar todo: el ritual, la forma de actuar, la necesidad de la prudencia, cómo discernir y cómo es la relación con psicólogos y psiquiatras.

José Ramón Fernández Aranda
José Ramón Fernández Aranda (foto: Almudena Berrocal)

— ¿Por qué camino llega una persona al exorcista?

— No hay un procedimiento concreto. A veces acuden al obispado, o al sacerdote que le deriva al exorcista, si es que es un sacerdote que cree en el demonio, que de todo hay en la viña del Señor. Y ahora, como todo está en internet, hay gente que –buscando solución a lo que les está pasando– te encuentran. Eso no significa que todos los que vengan necesiten exorcismos. Hay gente trastornada, y hay que escucharlos y tratarlos con mucho cariño.

— ¿Ha sentido miedo alguna vez al practicar exorcismos?

— Miedo, no sé; desconcierto, desde luego. Especialmente al principio, porque a los pocos días de nombrarme y, antes de cualquier formación, me llamaron y no sabía bien qué hacer. Me salvó el consejo de un sacerdote experimentado que me dijo. “Reza unas oraciones serenamente y ya está, pero ni se te ocurra utilizar el ritual sin saberlo”. Después acompañé a un exorcista y aprendí a utilizar el ritual.

Un diagnóstico difícil

— ¿Cómo distinguir una posesión de un trastorno mental?

— Hay cosas difíciles, cosas muy difíciles… y esto que me preguntas [risas]. Es muy complejo discernir si una persona está afectada por un trastorno mental o por una posesión. En primer lugar, porque con quien te la estás jugando es con el padre de la mentira, el gran mentiroso. El demonio miente como nadie y le encanta esconderse y ocultarse. Y después, porque hay personas que se autoconvencen y otras que han leído todo sobre posesiones en Google y te pueden engañar. Por eso es muy importante el apoyo de psicólogos y psiquiatras, que son los que muchas veces te dicen que hay cosas que no cuadran.

“El demonio está atado… pero siempre busca huecos donde no está Dios para meterse”

— Entre los casos de posesiones, el padre Amorth alertaba de que algunos se debían a hechizos, otros a personas que llevaban una vida de pecado pero también había casos de personas piadosas; ¿es así?

— Efectivamente, hay víctimas de hechicería, hay cristianos flojos que han facilitado la entrada al demonio, pero también hay gente buena. Recuerdo una persona que estuvo mucho tiempo poseída y decía que gracias a eso se habían convertido cincuenta personas de su familia. Es un tema muy complejo, y son hechos extraordinarios, pero forman parte del plan de salvación de Dios. En cualquier caso, lo que hay que tener claro es que el demonio está atado, y si accede a una persona, es por permisión de Dios.

— Decía también el padre Amorth que la superstición abre la puerta al demonio. ¿Puede en ese sentido ser peligrosa la religiosidad esotérica tan de moda en la actualidad?

— Lo que es peligroso es la desconfianza en Dios y la confianza en otras cosas. En eso consiste la idolatría, que es un mal que ya está reflejado en el Éxodo. El diablo busca huecos donde no está Dios para meterse. En ese sentido, cualquier esoterismo que, en el fondo está buscando un contacto con la divinidad, con unas fuerzas energéticas y confía más en eso que en Dios, se lo está poniendo fácil al demonio para entrar… aunque esto no significa que entre.

— En ese contexto, Amorth hablaba sobre los peligros del yoga o la meditación trascendental

— Sí, hay mucha gente que se preocupa por las cosas orientales el yoga, el reiki, etc., y es verdad que yo me he encontrado a personas que hacen yoga y han acabado en puro sincretismo religioso, y les da igual Buda que Jesucristo, y hay gente que ha empezado haciendo reiki y ha acabado poseída. Pero no hay una relación directa de causa. Lo que sí hay, a veces, es falta de confianza en Dios. Una desconfianza que va creciendo en el momento en el que tienes una fe casi divina en unas técnicas –que pueden ser de relajación o de lo que quieras– que terminan desplazando a Dios. Y eso el enemigo lo aprovecha.

Sectas satánicas

— ¿Existen y actúan las sectas satánicas o es un mito?

— Por supuesto que existen, y es un tema en el que no hay que ser ingenuos. Tienen su objetivo y tratan de influir en las personas. Y están presentes, desde los grados superiores de la masonería –que se sabe que son satánicos– hasta espectáculos como el del túnel de San Gotardo en el 2016, que son prácticamente un culto al demonio.

— ¿Es reversible un pacto de quien ha vendido su alma al diablo?

— Si, por supuesto, es un proceso más largo y cuesta mucho, pero es posible.

— ¿Por qué hay procesos de liberación del demonio que duran años?

— La principal razón es porque es necesaria la voluntad del poseído, una disposición interna de realmente abandonar al demonio. Y también hay casos en los que, como Dios tiene sus tiempos, quizás busca algo de esa persona, que con ese proceso de purificación se unirá más a la cruz de Jesucristo.

— ¿Alguna vez ha fallado en su exorcismo? ¿No es eso descorazonador?

— Sí, claro: no siempre hay “éxito”. Pero esto no puede angustiar al exorcista. Yo tengo muy claro que quien expulsa a los demonios es Dios, no yo.

— En la película se ve claramente el valor que el padre Amorth daba al sacramento de la confesión. Decía que era el principal exorcismo ¿está de acuerdo?

— Claramente, a través de la confesión la persona entra en la misericordia de Dios y es uno de los momentos claves del proceso de liberación. La posesión es el dominio diabólico del cuerpo, no del alma, y por la confesión desterramos el pecado del alma.

— También se insiste en la cinta en el valor de algunas oraciones o incluso en la importancia del latín, ¿es así o son licencias cinematográficas?

— El padre Amorth, efectivamente, cuando se publicó el nuevo ritual decía que le gustaba menos porque era menos eficaz. Yo no hablaría de eficacia, porque, insisto, el que expulsa a los demonios es Dios, pero lo que sí es verdad es que hay oraciones más fuertes y menos fuertes. No es lo mismo el Padrenuestro que el “Jesusito de mi vida”, y decir que al demonio no le gusta el latín es lógico: ¡es el lenguaje oficial de la Iglesia!

“No hay que hablar mucho del demonio para no darle protagonismo, pero hay que saber reconocerlo para echarlo cuanto antes”

— El padre Amorth era un sacerdote afable y sereno ¿cómo puede un exorcista mantener el equilibrio psíquico?

— La realidad es que es un tema que te puede obsesionar porque vives cosas muy fuertes y te pesan los dramas de las personas. Por eso es importante ser capaz de conjugarlo con otras cosas y que no estés todo el día hablando del demonio. En ese sentido, pienso que fue muy acertada la medida del cardenal Rouco cuando nos nombró exorcistas y decidió que todos tuviéramos una labor pastoral normal en una parroquia. De esa manera, practicas exorcismos, pero también celebras bautismos o casas a la gente, que es más normal.

— El Papa Francisco habla con frecuencia de la acción del demonio, pero hace unas semanas algunos se escandalizaron de que dijera que el infierno no es un lugar sino un estado.

— Y lo dijo bien, porque el Cielo tampoco es un sitio: es un estado, y esa afirmación ya la había hecho antes Benedicto XVI. En cuanto a su catequesis sobre el demonio, no he leído todo lo que ha escrito, pero sé que cuando era obispo de Buenos Aires tuvo mucha relación con los exorcistas de la diócesis y él mismo tiene una capacidad de discernimiento importante. En una ocasión, una médico argentina le contó algunas cosas raras que le estaban pasando –tampoco excesivamente extrañas–, y el Papa le dijo sobre la marcha que tenía que hablar con un exorcista. Aquella mujer siguió su consejo y se descubrió que tenía una posesión bastante potente.

— Por último, ¿qué aconseja a los creyentes para mantenerse alejados del demonio

— En primer lugar, no hay que hablar demasiado de él, porque significa darle protagonismo, que es lo que busca. Pero sí es importante saber quién es tu enemigo y ser capaz de ver dónde asoma sus “patas”: en la ira, en la envidia… en los pecados capitales, para echarlo cuanto antes. Y luego es bueno recuperar ciertas cosas que hemos hecho siempre los cristianos, como rezar la oración a San Miguel o utilizar el agua bendita antes de acostarse.

3 Comentarios

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.