El aumento de agresiones sexuales cometidas por menores, que se atribuye en parte al consumo de pornografía, ha puesto de relieve la existencia de un problema de educación. Dos expertos en este ámbito, María Álvarez de las Asturias y Jokin de Irala, hablan de la importancia de la formación afectivo-sexual y del papel que corresponde a los padres.
En España, el goteo constante en las últimas semanas de casos de violaciones por parte de menores ha disparado todas las alarmas. Son grupos de adolescentes, algunos incluso de solo 12 o 13 años y por lo tanto inimputables, que acosan y agreden sexualmente a niñas de su misma edad o menores que ellos. En 2021, último año con datos desglosados por edades, el número de violaciones perpetradas por menores de 17 años fue de 138, un 60% más que en 2019 y el doble que hace diez años.
Muchas voces vinculan el aumento de este tipo de conductas al consumo de pornografía, que cada vez se produce a una edad más temprana. Ya existen datos que afirman que algunos niños se introducen en este tipo de contenidos por primera vez antes de los 12 años. En concreto, según un estudio de Save the Children, el 53,8% de los menores que han visto pornografía lo hicieron por primera vez entre los 6 y los 12 años, edad esta última en la que se sitúa la media. Además, también refleja que el 81% de los adolescentes varones la ve de manera habitual, casi a diario, siendo el uso en chicas más limitado y variable, aunque con una tendencia creciente.
“El plato fuerte de una relación sexual es la palabra ‘relación’, mientras que en la pornografía toda ‘relación’ brilla por su ausencia”
Además, cuando se ha comenzado a verla desde edades tempranas, la pornografía será la que determine su visión de la sexualidad durante los años más importantes del desarrollo. Jokin de Irala, médico y experto en temas de sexualidad, sobre los que ha escrito varios libros de referencia, explica que, “como los adolescentes tienen un cerebro inmaduro, con el sistema límbico (el encargado de buscar recompensas) más desarrollado que la corteza prefrontal (la parte racional), sumado a la tendencia a experimentar cosas nuevas y el acceso a páginas web porno donde la violación está por todas partes, no es tan sorprendente que algunos intenten imitarlas”.
Todo esto prueba que es necesario abordar la educación en este ámbito, aunque muchos padres no saben cómo hacerlo, no tienen los recursos adecuados, o simplemente pretenden que el colegio sea el que les enseñe. También hay quienes defienden una visión de la sexualidad liberal, ideológica y no atada a ningún criterio, aunque la evidencia científica, y en ocasiones la realidad misma, como los casos de violaciones, son cada vez más claras al mostrar las preocupantes consecuencias que tiene no atajar este problema.
Sin educación sexual, el porno es el profesor
De Irala explica que “se dice de los jóvenes que son ‘expertos en el sexo’ y ‘vírgenes en el amor’. Pero no son expertos en sexo ya que su vehículo de aprendizaje es la pornografía, que poco tiene que ver con una verdadera relación sexual. El plato fuerte de una relación sexual es la palabra ‘relación’, mientras que en la pornografía toda ‘relación’ brilla por su ausencia”.
A la hora de luchar contra el porno, De Irala defiende que no podemos caer en la trampa de argumentos como el uso recreacional o la libertad de elección, que son algunos de los más usados por aquellos que quieren blanquear la industria. “En menores no hay dosis sana de consumo de pornografía, por la vulnerabilidad de su sistema nervioso central en desarrollo. Hay que encontrar la manera de prohibir el consumo en menores por razones de salud pública”. En este sentido anima a los padres a no ser ingenuos con sus hijos, regalándoles móviles con acceso a internet demasiado pronto –muchas veces incluso a los 8 años– y sin filtro de contenidos. Menciona también iniciativas como las de Reino Unido o Francia, que quieren identificar de manera más clara los contenidos explícitos en internet para poner más difícil a los menores acceder a ellos y más fácil a los filtros de contenidos bloquearlos.
“En la era del ‘sí es sí’ y el consentimiento, es intolerable que un menor de edad se encuentre el porno sin quererlo, sin decir que sí”
De Irala explica que, desde su punto de vista, y con base en los estudios científicos publicados en los últimos años, estamos ante un claro caso de emergencia de salud pública, más grave si cabe por tratarse de menores a los que la industria del porno empuja al consumo sin ellos buscarlo en muchas ocasiones: “¿Cómo es posible que un menor no pueda pedirse un vino en un bar pero reciba sin buscarlo ni quererlo una imagen pornográfica? Esto es un abuso afectivo en toda regla. En la era del ‘sí es sí’ y el consentimiento, es intolerable que un menor de edad se encuentre el porno sin quererlo, sin decir que sí”.
El experto propone una buena educación en todas las edades, tanto en casa como en los colegios. Destaca, por ejemplo, la educación del carácter y en las virtudes cuando son más pequeños, ya que “fortalecer el carácter es permitir que un joven se convierta en un adulto sexualmente maduro y paciente, con dominio sobre sí mismo y no en alguien incapaz de no dar rienda suelta a sus deseos inmediatos”. También es necesaria la educación en la belleza, la amistad, el enamoramiento, la sexualidad y el cuidado de las personas: “Hay que preparar para amar con el alma y con el cuerpo, mostrar la sexualidad como un regalo, expresión de entrega y encuentro entre dos personas que se aman y quieren unir sus vidas para siempre para formar una familia”.
El debate que genera el contenido de esta educación en los colegios es algo para tener en cuenta y que preocupa especialmente a los padres: algunos temen que, dependiendo de quién y con qué visión se imparta, pueda introducir visiones dañinas y erróneas sobre la antropología humana. Jokin de Irala explica que la educación sexual de algunas escuelas y hogares está más centrada en el “cómo” que en el “porqué” de la sexualidad: “Básicamente enseña a los jóvenes a dejarse llevar por sus impulsos y deseos, y no los prepara para integrar su sexualidad y que sea expresión de entrega y amor”.
Los padres: recibir y dar formación
María Álvarez de las Asturias, educadora en temas de afectividad y acompañamiento a matrimonios y novios, subraya la importancia de que se impartan buenos programas de formación afectivo-sexual en los centros educativos, con contenidos que se correspondan con la verdad del hombre, varón y mujer, y alejados de la ideología. “No sólo somos inteligencia, sino que también somos cuerpo, y por lo tanto una educación que sea sólo intelectual es insuficiente y no es integral con toda la persona humana”, explica. En la misma línea apunta De Irala: “La auténtica educación sexual es la que prepara para amar con el alma y con el cuerpo, y esto se hace tanto en casa como en clase de matemáticas o en deporte. Finalmente, los padres pueden apoyarse en otras personas que les ayuden (conferencias, tutoriales específicos), pero todo debe ir orientado a ese fin”.
Una vez recibida, la educación afectivo-sexual es algo que cambia la vida para bien, libera, y da una nueva dimensión a la entrega al otro
También ve muy necesario que los padres sean capaces de adelantarse y “proponer conversaciones en positivo, antes de que los niños lleguen a casa preguntando por cosas que han oído en el colegio, en una película o en un grupo de amigos, y se vean obligados a responder a la defensiva de estas preguntas, convirtiéndolas en un tema que perciben como negativo y del que es mejor no hablar, cuando la realidad es precisamente la contraria”, afirma.
En algunas familias el sexo puede ser un tema tabú, y los padres muchas veces no hablan de ello de manera natural, por lo que es importante que se nutran de todos los buenos materiales e iniciativas que hay sobre esta materia: libros, cursos, webs, etc. Por ejemplo, Álvarez de las Asturias recomienda el curso Aprendamos a amar, de la Fundación Desarrollo y Persona, y el trabajo que hace Nieves González Rico desde esta misma institución. Otra iniciativa recomendada y que se ha puesto en marcha recientemente es el proyecto www.soyinfinity.com, promovido por la Universidad de Navarra, en el que expertos de diferentes ámbitos elaboran materiales didácticos, cursos de formación y contenidos de divulgación. También cada vez hay más expertos que hablan en positivo de estos temas en redes sociales. Uno de ellos es el mismo Jokin de Irala, que realiza en Instagram una tarea de divulgación sobre relaciones de pareja, sexualidad y matrimonio, en la que dice percibir un gran interés por parte de gente joven.
Álvarez de las Asturias, que imparte cursos sobre este tipo de educación a novios y matrimonios, explica que cuesta que la gente de determinados ámbitos vea la necesidad de dedicar tiempo a formarse en este tema: “En mi experiencia he visto que, en las personas que, a priori, deberían estar más interesadas en esta formación, hay una resistencia a recibirla, porque no la consideran necesaria para ellos ni para sus hijos. Se va dejando y no se llega a atajar. No sólo es para los hijos, sino que también influirá para bien en el amor y el conocimiento de los esposos”.
Sin embargo, una vez recibida –señala–, la educación afectivo-sexual es algo que cambia la vida para bien, libera, y da una nueva dimensión a la entrega al otro: “Mi experiencia con novios y matrimonios dando formación afectivo-sexual es que todas las personas se han encontrado liberadas y el comentario que más se escucha al finalizar los cursos es ¡cuánto bien me ha hecho, qué pena no haberlo encontrado antes!”.
Ambos coinciden en poner en valor lo que los cristianos tienen que decir en este aspecto, algo que hoy en día se pone en duda, ya que se asocia erróneamente la fe al puritanismo. “A veces, al pensar y hablar de la sexualidad nos quedamos con lo anecdótico, con lo negativo, con sus peligros (porque los hay). Con esta mentalidad, uno no es capaz de disfrutar plenamente del regalo de la sexualidad, de dar y recibir placer de esa persona con quien has sellado una promesa de amor en el matrimonio”, opina Jokin de Irala. En este sentido, menciona la belleza de la teología del cuerpo de Juan Pablo II como un buen ejemplo de lo que el cristianismo tiene que aportar al debate.
Frente a la concepción reductiva de la sexualidad difundida hoy en día y los prejuicios que hay en torno a la fe, Álvarez de las Asturias defiende que “desde la antropología cristiana, que habla de la verdad del varón y la mujer, tenemos mucho que decir y enseñar. Si uno está bien formado en algo que es maravilloso y liberador, deja de estar a la defensiva con los ataques y quiere compartirlo en positivo para que muchos más lo conozcan y se sumen”.
Diego Peralta
@diegopsf_
Un comentario
Una muy interesante aportación a un debate urgente en nuestra sociedad