El consumo de redes sociales no ha hecho más que aumentar en los últimos años y sus consecuencias negativas están más que documentadas y denunciadas.
La polarización, el riesgo de adicción y el consumo de contenidos insustanciales son algunos de los peligros que entrañan las redes sociales y sus algoritmos siempre diseñados para mantener al usuario navegando en ellas.
Sin embargo, ¿tienen algo positivo las redes sociales? ¿Están todos los usuarios atrapados en una red de inteligencia artificial? ¿O hay algo enriquecedor en la maraña de contenido que compite por acaparar tu atención?
Estas preguntas se abordan en el Aceprensa a fondo de este mes. Aportan sus puntos de vista Gustavo Entrala, experto en transformación digital e innovación; Lupe de la Vallina, fotógrafa; Luz Escobar, periodista y disidente cubana; y María Teresa Robles, madre, influencer y presidenta de Juntos contra el cáncer infantil.
Todos ellos defienden que las redes sociales, bien utilizadas, pueden ser una fuente de enriquecimiento personal, de crecimiento profesional, de visibilización de una causa importante, de vigilancia de las instituciones, de conexión y de nuevos empleos.
Sin negar los efectos perjudiciales que puedan tener, los entrevistados mantienen que es posible un uso responsable de las redes y que una esfera de entretenimiento que no incluyera a las redes sociales sería más pobre.