La vida media de una empresa en Occidente es de apenas 20 años. ¿Cuál es el secreto de las que duran siglos, como Shell o la sueca Stora? Un estudio elaborado por Arie de Geus, profesor honorario de la London Business School, sugiere que las compañías centenarias consiguen adaptarse a los cambios apoyándose especialmente en sus recursos humanos. El estudio, galardonado con el premio McKinsey para la investigación en dirección empresarial, ha aparecido en la Harvard Business Review.
Arie de Geus considera que existen varias características comunes a las empresas analizadas: tienen una actitud conservadora ante la asunción de riesgos financieros y cada inversión es minuciosamente ponderada; los empleados poseen una fuerte identidad de grupo, aunque la empresa pueda estar muy diversificada en sus actividades; están abiertas a la innovación; saben aprovechar las capacidades de las personas creativas y emprendedoras, y siempre mantienen una actitud atenta a los cambios. Al contrario de lo que suele suponerse, en este tipo de empresas no se busca exclusivamente el máximo beneficio para el accionista. Por encima de todo, y desde el punto de vista de la dirección y administración, todas siguen la misma regla: el personal está en el centro de su atención. Consideran a los trabajadores como miembros de la organización, implicados en la evolución de la empresa e imprescindibles para que ésta se perpetúe.
Esto no implica que se descuide la gestión de los recursos financieros o se les atribuya escasa importancia. Los beneficios son como el oxígeno de la empresa, necesarios para vivir, pero no son el fin, ni son lo prioritario. La adecuada valoración conjunta del capital humano y financiero es la clave de la supervivencia secular de estas empresas.
La investigación elaborada por De Geus no constituye una demostración, ya que el análisis de 27 sociedades no supone una base estadística suficiente. Pero corrobora otros estudios que sostienen que la empresa no es sólo una maquinaria para lograr beneficios y que el hombre es el activo más valioso con que cuentan las organizaciones.