Alemania quiere acoger una inmigración vinculada a las necesidades de su economía, sobre todo de trabajadores cualificados, según el proyecto de ley de inmigración que presentó el gobierno en agosto. En cambio, se endurecerán las condiciones para el derecho de asilo.
A principios de julio una comisión de expertos a la que el gobierno encargó un estudio recomendaba dar, cada año, residencia permanente a 20.000 trabajadores extranjeros altamente cualificados, aparte de la temporal para otros 30.000. Sin embargo, el proyecto de ley -que el gobierno pretende aprobar antes de fin de año- no prevé ninguna cuota anual de inmigrantes; eso sí, incide en la pretensión de atraer a trabajadores cualificados (ingenieros, informáticos, investigadores, etc.) antes que otros colectivos. Para estos profesionales, el permiso de residencia será de carácter ilimitado, y la tramitación burocrática bastante ágil.
En el caso de los demás extranjeros, el número de trabajadores y su cualificación vendrán determinados cada año de modo flexible según las necesidades de la economía. Los candidatos a la inmigración serán escogidos según un sistema de puntos, que valorará la edad, la cualificación profesional, el conocimiento del idioma y las relaciones de Alemania con el país de origen del inmigrante. Los estudiantes que obtengan un diploma en Alemania tendrán derecho a un permiso de residencia de un año para buscar trabajo.
A pesar de que Alemania tiene a 3,8 millones de parados, algunos representantes de la industria aseguran que hace falta la incorporación anual de casi 200.000 trabajadores al mercado laboral, para cubrir las necesidades de mano de obra y apuntalar el sistema de previsión social.
Las estimaciones demográficas prevén que, con las actuales tasas de natalidad, la población alemana descenderá de 82 millones a 63 millones de habitantes en 2040, por lo que es innegable que Alemania necesita inmigrantes. De hecho, el año pasado el gobierno ofreció la residencia por cinco años a extranjeros cualificados como profesionales de informática, a instancias de representantes empresariales. Pero, de las 20.000 plazas ofrecidas sólo se cubrieron 8.700.
Además, el proyecto de ley prevé unos cambios en la puesta en práctica del asilo, para luchar contra el abuso de los que lo invocan para quedarse en Alemania aunque no sean perseguidos en su país de origen. Se trata de distinguir entre los extranjeros que «no quieren volver» a su país y los que «no pueden». A los que sean aceptados se les dará un permiso de residencia por tres años, y podrán perder su estatus si al cabo de ese tiempo la situación política de su país de origen ha mejorado. En 2000 hubo 80.000 demandas de asilo.
En Alemania, con una población de 82 millones, casi el 9% de sus habitantes (7,3 millones) son extranjeros, de los cuales las tres cuartas partes no son originarios de la Unión Europea.