Estados Unidos y Gran Bretaña preparan nuevas liberalizaciones del mercado de la comunicación
Los dos grandes mercados mundiales de la comunicación se preparan para sendos procesos de liberalización que cambiarán el panorama del sector. Tras dos años largos de debate en torno a las leyes reguladoras, en Estados Unidos y Gran Bretaña se avecina una nueva ola de fusiones y adquisiciones que llevará a una mayor concentración de la propiedad de los «media». Entre presiones de los grandes grupos y voces contrarias -organizaciones de consumidores, productores, anunciantes…-, los órganos reguladores de ambos países pretenden dar respuesta al nuevo orden que las recientes tecnologías, y específicamente Internet y las comunicaciones vía satélite, dibujan en el horizonte. La cuestión es si la desregulación propiciará la aparición de oligopolios.
Los últimos meses han sido muy intensos para Sumner Redstone, presidente ejecutivo y principal accionista de Viacom, uno de los mayores consorcios de medios de comunicación de Estados Unidos, propietario -entre otras compañías- de los estudios Paramount y de la cadena televisiva CBS. En noviembre pasado viajaba a Londres para entrevistarse con el primer ministro Tony Blair pocos días antes de que se hiciera público el proyecto de ley británico sobre medios de comunicación. El 2 de enero unía su voz a la de otros dos gigantes, News Corp. y NBC, para reclamar a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) de Estados Unidos que levantara algunas de las restricciones vigentes a la concentración de medios. Viacom es uno de los grupos que más se beneficiaría de la flexibilización tanto en Gran Bretaña como en Estados Unidos.
Caen barreras
A ambos lados del Atlántico se anuncian medidas liberalizadoras similares (ver cuadros). Se elevarán los límites al número de estaciones de radio o televisión y a las cuotas de audiencia que pueden estar en manos de una misma compañía. Se permitirá poseer al mismo tiempo un periódico y una emisora en un mismo mercado local. Podrá haber fusiones entre grandes operadores de televisión.
Rupert Murdoch, dueño de News Corp. (cadena Fox en Estados Unidos, plataforma de televisión por satélite BSkyB en Gran Bretaña…), es otro de los grandes interesados en la nueva regulación británica. Es cierto que el gobierno prevé mantener la prohibición de controlar un canal de televisión a todo grupo que tenga el 20% del mercado nacional de prensa, caso en el que está News Corp. en Gran Bretaña. «Se podrá vender canales de televisión convencional al Politburó de Corea del Norte pero no a Sky. Hay una cierta falta de lógica, francamente», comenta el responsable de BSkyB, Tony Ball. A cambio, News Corp. podrá seguir fijando las tarifas a los canales que quieran usar el satélite de BSkyB.
Pero, mientras se especula sobre sus próximos movimientos, Murdoch sorprende una vez más: ahora, con sus conversaciones para comprar la segunda televisión por satélite norteamericana, Echostar Communications. Es su quinto intento de adquirir un servicio de televisión vía satélite en Estados Unidos. Tras muchos meses de enfrentamiento por el control de DirectTV y tras perder la batalla precisamente contra Echostar, ahora Murdoch se lanza por su rival. Y lo más curioso: el presidente de Echostar admite abiertamente que «nuestro consejo de administración podrá ser requerido para que considere cualquier propuesta firme que pueda beneficiar a nuestros accionistas».
Los grandes están a favor
Tanto Murdoch como Redstone, al igual que el conjunto del sector, han dado la bienvenida a las nuevas reglamentaciones en ambos países, pues consideran que las leyes actuales se han quedado anticuadas. Las restricciones a la concentración, dicen, están pensadas para una época en que el menú de información y espectáculo era reducido, por el limitado número de vías de distribución disponibles. Pero las nuevas tecnologías han abierto una multitud de posibilidades de acceso a los contenidos: la banda ancha en Internet, la televisión digital, las nuevas posibilidades de elección a través de la radio de baja frecuencia o vía satélite y el webcasting. Para poder competir en este nuevo marco, alegan los grandes grupos, se necesitan regulaciones más flexibles. También la Asociación Americana de Periódicos, representante de 2.000 cabeceras que suman el 87% de la circulación diaria en Estados Unidos, considera anacrónica la prohibición de que una misma empresa sea propietaria de una emisora de televisión y de un periódico en un mismo mercado.
Pero si revolucionarias para los medios de comunicación son las nuevas tecnologías, parece que no menos lo van a ser las consecuencias de los cambios en las reglas sobre propiedad, tanto en Gran Bretaña como en Estados Unidos.
Gran Bretaña puede pasar de ser el ámbito con una regulación más estricta a ser el mercado más liberal cuando el próximo otoño el Parlamento apruebe la nueva normativa sobre el sector. Tres años habrán transcurrido entonces desde que se iniciaron los trabajos, que han estado acompañados por consultas al propio sector, a los ciudadanos y a los reguladores.
Voces en contra
Cada interesado ve las cosas a su modo. El proyecto británico cuenta con el beneplácito generalizado del sector. En cambio, los mayores detractores se encuentran entre los parlamentarios de la oposición y las organizaciones de consumidores. En opinión del demócrata liberal Lord McNally, el proyecto tiene peligros y fallos que, si no se enmiendan, «irán en perjuicio de la pluralidad, la calidad y la libertad de elegir en nuestros medios de comunicación».
En Estados Unidos, Linda Foley, presidenta del sindicato Communications Workers of America, señala: «Una de las cosas más importantes que debemos hacer es ayudar a la gente a entender lo fundamental que es esta cuestión para nuestra democracia y para el acceso a informaciones veraces». La de Foley es una de las decenas de organizaciones que se oponen activamente a la nueva reglamentación y piden un sistema que defienda la diversidad de opiniones, la libertad de información, la participación pública, la independencia, la creatividad y el debate político.
Esta oposición, sin embargo, obedece no solo a cuestiones de pluralismo, sino también a razones económicas. Algunos sectores y profesionales temen que la mayor flexibilidad reducirá sus posibilidades, porque los grandes conglomerados tendrán aun más poder de negociación. En este caso se encuentran los anunciantes, los productores de Hollywood, el gremio de escritores o la Federación Americana de Intérpretes de Televisión y Radio.
Se intuye que serán precisamente los grandes consorcios los que encontrarán nuevas oportunidades de inversión y de negocio. Y esta corriente no se quedará en el interior de las fronteras, sino que cobrará carácter transnacional, con un saldo todavía más favorable que el actual para los holdings norteamericanos. Así, los inversores británicos esperan grandes movimientos de fusiones y adquisiciones que provocarán un incremento del valor de las acciones. «Hacia finales del próximo año, podremos ver cómo empresas del calibre de Sony y Microsoft controlan una gran porción de las ondas británicas», decía un ejecutivo británico en mayo pasado.
Gran Bretaña: fusiones en televisión y nuevos oligopolios en radio
La liberalización en Gran Bretaña se plasmará en la aprobación de fusiones entre canales de televisión, la posibilidad de que los grandes grupos editoriales de periódicos compren televisiones y, sobre todo, en dar entrada al capital extranjero en las cadenas convencionales.
Con esta ley, si se aprueba, será posible la fusión de las cadenas de televisión Granada y Carlton, operación que podría valorarse en 2.500 millones de libras. Las firmas argumentan que esto es vital para que puedan competir con los operadores rivales Channel 4 y Channel 5, así como con una multitud de proveedores de canales a través de satélite como BSkyB o los de cable NTL y Telewest. Al mismo tiempo, la nueva norma levanta la prohibición de que compañías extranjeras sean propietarias de ITV o Channel 5.
Excepción cultural británica
Algunos parlamentarios temen que la liberalización provoque un empobrecimiento de las emisiones por una sobreabundancia de programas norteamericanos. Les preocupa lo que pueda pasar con la llegada de grupos que no saben nada de la tradición televisiva británica y que podrían arruinar «nuestra rica herencia de producción».
En este contexto, se entiende que el gobierno haya aceptado 120 de las 148 recomendaciones del comité parlamentario presidido por Lord Puttnam, acreditado productor de cine. Muchas de las esas medidas correctoras tienen como finalidad prevenir que los operadores extranjeros saturen las pantallas de televisión británicas con importaciones baratas, y se centran en asegurar un hueco para programas de productoras independientes. Se plantea imponer cuotas de programación a toda compañía extranjera que adquiera una emisora británica: quizá exigir el 25%, en términos de horas de emisión, excluidos los informativos y los programas de deportes.
La radio será el otro ámbito con mayores tumultos. La ministra de Cultura, Tessa Jowell, ha anunciado que cada zona podrá estar dominada por solo dos operadores. Esta medida permitirá a los principales propietarios de radio (Capital Radio, GWR y Emap) incrementar su cobertura a través de adquisiciones en pequeñas ciudades: así, la radio comercial podría acabar estando controlada en todo el país por dos grandes compañías. En la actualidad, en todo el país operan unas 70 compañías, con 240 licencias. Pero cada compañía aún estará sujeta a un límite en su cuota de audiencia, que pasará del 45% actual al 55%. Y aun algunos ejecutivos piden que se suba el tope al 75%.
La misma limitación se aplicará a los grupos nacionales de periódicos propietarios de diarios locales y de una televisión en abierto en una determinada área: solo se podrá tener el 45% de la audiencia.
También se admite que una misma compañía, aunque controle más de la mitad del mercado de prensa local, pueda poseer una licencia de radio local y una licencia regional de televisión en la misma área.
«Dudo que vaya a haber un repentino big bang», dice David Mansfield, director ejecutivo de Capital Radio, el mayor operador de radio comercial de Gran Bretaña. Lo que sí parece claro es que el mercado británico resultará más atractivo para los norteamericanos. En Estados Unidos, una cadena puede poseer ocho de las cuarenta estaciones de una determinada área, mientras que en Londres, por ejemplo, la misma cadena podría duplicar su tasa (ocho emisoras de veinte). Por ello, Clear Channel -el grupo de radio comercial mayor del mundo, con 2.000 emisoras en Estados Unidos- y Viacom están sondeando las posibilidades de comprar estaciones en Gran Bretaña.
Otra novedad histórica que se introduce en el ámbito radiofónico es que las organizaciones religiosas podrán ser propietarias de emisoras.
Por lo que se refiere a la concentración de propiedad en la prensa, se estudia la posibilidad de que la difusión no sea el único parámetro para medir si existe posición de dominio. Podrían entrar en consideración la cuota de publicidad o algún índice de libertad de expresión.
Proyecto de liberalización en Gran BretañaNorma actualPropuestaUna compañía no puede controlar más del 15% de la audiencia total de televisión.Levantar la prohibición.Ninguna empresa puede controlar más del 20% de la cobertura de un mercado.Aumentar el límite al 40%.Ninguna organización religiosa puede disfrutar de una licencia de radio local.Permitir la propiedad.Las compañías no europeas no pueden tener más del 20% de una televisión.Mantener.Los propietarios de más del 20% del mercado nacional de prensa tienen prohibido poseer más del 20% de una licencia de televisión.Sin definir.Los editores de periódicos locales que controlan más del 20% de su mercado no pueden ser titulares de una licencia de televisión regional en la misma área.Permitir la participación cruzada en prensa, televisión y radio.Estados Unidos: más dominio de los gigantes
La nueva regulación que prepara la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) de Estados Unidos dará facilidades para que los gigantes del sector puedan crecer todavía más. La normativa, cuya aprobación se espera para principios del próximo verano, admitirá que una misma compañía sea propietaria de un periódico, de una radio y una televisión en el mismo mercado. Además, se elevará el tope de estaciones de radio o de televisión que un mismo propietario puede tener en una zona. Se levantará la prohibición de que una televisión terrestre pueda llegar a más del 35% de los hogares del país, y se permitirán fusiones entre las cuatro grandes cadenas de televisión nacionales. Asimismo, se subirá del 30% al 45% la cuota de hogares que puede abarcar una televisión por cable.
El Washington Post augura que «si se llevan a efecto todos los cambios planteados, los principales grupos de telecomunicaciones y medios de comunicación estarán menos regulados y tendrán más libertad para crecer que nunca». Pocas rectificaciones se espera que puedan salir de la consulta pública que realizará la FCC el próximo 27 de febrero. Por ello, no solo la oposición demócrata, sino también algunas organizaciones profesionales piden que este tipo de audiencias se repitan por todo el país. El Gremio de Escritores, por ejemplo, propone que se celebren vistas en Hollywood para que se pueda escuchar a la comunidad del espectáculo.
Oligopolio en el acceso a Internet
Algunas voces recalcan que, al brindar mayores facilidades de concentración, se pone en entredicho uno de los supuestos objetivos que persigue la liberalización. No discuten que las restricciones actuales son impropias en el mercado de libre acceso a la información y al entretenimiento abierto por las nuevas tecnologías, Internet en especial; pero los críticos creen que por la vía de los hechos, los movimientos de concentración redundarán en una reducción de la libertad de acceso a la red, dado que muchos de los proveedores pertenecen a los grandes conglomerados mediáticos.
Uno de los vicepresidentes de Amazon, Paul Misener, estima que quedarán pocos proveedores de acceso a Internet: «Quizá solo habrá uno o dos proveedores de cada tecnología, vía cable o DSL». Estos distribuidores pueden convertirse en guardianes de acceso a la información y al entretenimiento que encaucen a los usuarios hacia ciertos contenidos, según advierte una coalición de empresas tecnológicas. Amazon propone que la FCC añada un requisito: que los proveedores de alta velocidad en Internet se abstengan de hacer discriminación de contenidos, o establecer que compitan, al menos, tres proveedores de Internet en cada tecnología.
Algunas organizaciones de consumidores reclaman que las compañías de cable y de telefonía que provean conexiones de banda ancha estén obligadas a permitir que otro proveedor de servicios de Internet utilice sus sistemas. En esa línea, la FCC examina qué redes de telefonía pueden ser abiertas a la competencia en el acceso a Internet de gran velocidad. Mientras, las compañías de teléfono reclaman que se las trate igual que a los operadores de cable, a los que no se obliga a ofrecer servicios de la competencia en sus redes de banda ancha.
Proyecto de liberalización en Estados UnidosNorma actualPropuestaUna compañía no puede poseer a la vez un periódico y una televisión en el mismo mercado.Una compañía podrá ser propietaria de un periódico, una radio y una televisión en el mismo mercado.Límite del número de estaciones de radio o televisión que un propietario puede tener en una misma comunidad, en función del número total de estaciones existentes en el área.Permitir una mayor concentración.Una televisión no puede llegar a más del 35% de los hogares del país.Levantar la prohibición.Debe haber al menos 8 propietarios de televisión distintos en cada mercado. Prohibida la fusión de dos estaciones si una es de las cuatro grandes de ese mercado.Flexibilizar.No se permite que un operador de televisión por cable pueda tener más del 30% de la audiencia nacional.Elevar al 45% la cobertura de audiencia de cada operador.Las cuatro grandes cadenas de televisión del país no pueden fusionarse.Permitir fusiones entre las cuatro grandes.Luis Sangil