La Santa Sede ha detallado más las razones de sus insistentes denuncias sobre el proyecto de documento conclusivo de la Conferencia sobre Población y Desarrollo que tendrá lugar del 5 al 13 de septiembre en El Cairo. Las advertencias del Vaticano, y de Juan Pablo II en persona, se han multiplicado con ocasión de la tercera y última reunión del Comité preparatorio de la Conferencia, que ha discutido en Nueva York, entre el 4 y el 22 de abril, la redacción final del documento.
El día pasado 21, el secretario de Estado, Card. Angelo Sodano, explicó a los casi 300 obispos de África que participan en el Sínodo especial para este continente las razones de esa insistencia. Señaló que se nota un cambio de planteamiento desde la primera Conferencia sobre población que organizó la ONU (Bucarest, 1974): «Mientras al inicio dominaba una visión centrada en los gobiernos, ahora el centro del debate está en los derechos de la mujer, entre los que se incluye un ‘derecho al aborto’, considerado casi como un derecho humano, sin ninguna consideración por la vida del hijo concebido». Según el proyecto de documento final, añadió, «la puerta que se quiere abrir para entrar en el ámbito del aborto es la del ‘aborto inseguro’. Para evitar la muerte de la madre, se razona, es necesario legalizar el aborto».
Hay otra cuestión abierta, dijo el Card. Sodano: cada gobierno debe reflejar en la Conferencia lo que piensa de verdad el país, evitando que «pequeños grupos, con una determinada orientación ideológica, y a veces guiados por organizaciones extranjeras, impongan su propio punto de vista como si fuera la posición nacional».
Por otra parte, la Santa Sede ha enviado a todos los gobiernos y conferencias episcopales una nota técnica en la que analiza el documento. Sintetizamos a continuación algunos puntos que completan las denuncias públicas realizadas por el Papa, quien fijó su atención en la visión de la sexualidad, de la familia y de la juventud que se desprende del texto.
– A pesar del título de la Conferencia, el texto no habla de la relación entre Población y Desarrollo (al desarrollo sólo se dedican seis páginas del total de 83). El documento propone, como axioma, el principio del desarrollo sostenible, para el que hay que lograr la «estabilización de la población» (7.270 millones de habitantes para el año 2050). La inversión económica que se propugna para conseguir ese objetivo es de 50.000 millones de dólares hasta el año 2015, en programas de control demográfico.
– El documento no contiene ninguna referencia ética o moral. Eso no significa que sea «neutro», pues presenta opciones ideológicas determinadas, y suprime lo que no coincide con las tesis de los autores, aunque haya sido propuesto en reuniones oficiales: no cita, por ejemplo, resoluciones de anteriores conferencias o de reuniones preparatorias en las que se pone en tela de juicio el aborto. Alienta la difusión de la mentalidad contraceptiva por todos los medios posibles, incluidas las «telenovelas» (capítulo XI). Es peligroso que la ONU avale tal manipulación de los medios informativos.
– Como planteamiento de fondo, el documento propugna el «derecho de opción en el campo sexual», acompañado de la inversión económica necesaria para hacer «segura» esa opción (es decir, para evitar las consecuencias del uso de la sexualidad mediante contraceptivos, profilácticos, aborto).
– El texto presenta una carga ideológica muy acentuada, que se manifiesta en el uso «emotivo» de las estadísticas. Se afirma así que «en algunos países, al menos la mitad de la mortalidad materna podría provenir de los abortos inseguros, mientras que muchas otras son causadas por la ausencia de los cuidados más básicos pre y post natales, y por falta de asistencia a la maternidad» (capítulo I). El tipo de lenguaje genérico utilizado hace muy difícil refutar esas afirmaciones sin ser acusados de estar a favor de la muerte de las madres.
– Carece del mínimo rigor científico que cabría esperar, pues no se citan datos o fuentes, e incluso se contradicen otros documentos de las Naciones Unidas; por ejemplo, de la Organización Mundial de la Sanidad (WHO-MSM-92, 5), según la cual el aborto no es «inseguro» por el hecho de que sea «ilegal», como propugna el documento.
– Se lleva a cabo una sutil manipulación del lenguaje: se presentan términos nuevos, que no se definen, pero a los que se quiere dar un contenido técnico: «aborto inseguro e ilegal», «derechos reproductivos», «salud reproductiva», «contracepción de emergencia», «niño deseado» (uno de los objetivos que se propone la conferencia es que para el 2015 «todos los que nazcan sean niños deseados», «nadie debe ser padre o madre contra su voluntad»). Se pretende que la conferencia dé un cheque en blanco a ese vocabulario sin aclarar qué significa.