MIPTV 2002 en Cannes: el pulso de un mercado con mala salud
Cannes. Las nuevas tecnologías han hecho posible la llamada televisión de la abundancia, con la multiplicación de canales y ofertas televisivas. Sin embargo, el nuevo modelo televisivo tarda en dar los esperados dividendos y algunos grandes grupos acusan el golpe. En la edición de este año del Mercado Internacional de Programas de Televisión (MIPTV), la crisis patente de una parte del sector audiovisual europeo ha sobrevolado por encima del Palacio del festival y de los hoteles de La Croisette, donde habitualmente se llevan a cabo los negocios de compra y venta de formatos y de derechos de emisión de los programas.
La crisis tiene nombres. El primero es el del magnate alemán Leo Kirch, víctima de unas inversiones millonarias en derechos, sobre todo deportivos, que no ha logrado recuperar vendiendo los derechos del Mundial de fútbol y de la Fórmula I (ver servicio 53/02). Desaparece así del mapa uno de los grandes del panorama audiovisual europeo y también uno de los grandes animadores de este mercado. La habitual fiesta no contó este año con la presencia del siempre estimulante Jean Motjo, mano derecha de Kirch, que con su particular estilo «vendía» extraordinariamente bien los productos de Beta Films, la compañía de derechos de la casa. En su lugar, un joven y descorbatado personaje comentaba los nuevos programas sin hacer mención a la crisis que sufre la entidad.
A la crisis de Kirch se añade la de Vivendi-Universal, que se puso de manifiesto cuando el presidente del grupo, Jean-Marie Messier, destituyó al responsable de la cadena Canal+ Francia, Pierre Lescure, por los números rojos que arrojaban las cuentas. El cierre de la plataforma británica ITV Digital y el hundimiento de Quiero TV, la plataforma digital terrestre española, completaban el panorama.
Las televisiones convencionales o generalistas no se libran del temporal. Los efectos del 11 de septiembre se han dejado notar de forma muy especial en las campañas publicitarias de las grandes marcas norteamericanas, lo que ha afectado a su vez al mercado europeo. Se ha venido a demostrar que las predicciones, realizadas estos últimos años, sobre el desarrollo de las nuevas tecnologías, que albergarían el nuevo modelo televisivo, eran excesivamente optimistas, y que el negocio televisual, que -sin lugar a dudas- avanza hacia esa televisión de la abundancia, lo hace de manera decidida pero mucho más lenta de lo apetecido.
A otro nivel, el cinematográfico, países como Italia y España están sintiendo los efectos de la crisis de sus respectivas empresas de televisión. Esta crisis se relaciona con otra más enquistada en el tejido televisivo y que ya parece crónica: la de las ideas y los formatos. En definitiva, faltan los contenidos, el alimento con que saciar la explosión tecnológica. Todo estaba bosquejado en anteriores ediciones de este mercado que languidece, pues también los negocios televisivos se comienzan a hacer de manera muy diferente. Faltan, cada vez más, a la cita anual de Cannes los grandes nombres; son sólo los jóvenes compradores y vendedores, los que acuden para, en un par de días, ver lo que hay, saludar y darse una vuelta por la ciudad. Con todo, el MIPTV sigue siendo una cita importante, aunque ya no imprescindible. Baste apuntar algunas cifras. Este año han acudido al mercado 450 exhibidores de 97 países; el año pasado fueron 481 de 92 países. Los participantes han sido 10.104, menos que los 10.878 de la edición 2001.
Formatos que triunfan
El mercado de los formatos tenía su referente en Operación Triunfo, el gran éxito de Gestmusic-Endemol, que -en línea con el afán clónico que preside el negocio televisivo- está siendo adquirido por numerosos países.
Operación Triunfo, siendo un programa espectacular, está en la línea de la moda actual, caracterizada por convertir al hombre de la calle en protagonista de los programas. Los altos costes de producción han hecho que los programadores fijen su mirada en el hombre anónimo, aquel que busca los minutos de protagonismo que para él reivindicaba Andy Warhol. Frente a las estrellas y figuras de siempre, se trata de entronizar al no profesional, que da el salto a la fama a través de un programa televisivo. En este caso, una fórmula mixta que también demuestra una de las tendencias actuales en el medio: la simbiosis, la mezcla, el sincretismo. Operación Triunfo es, a la vez, un programa musical, un concurso y también lo que se ha definido como un reality soap.
En este campo, Endemol ha encontrado competencia en Mastiff Media, una empresa danesa dedicada a los formatos de concursos y entretenimiento con tintes de reality. Son los creadores de The Big Class Reunion (un grupo de personajes enfrentados a diversas pruebas) o The Perfect Crime (tres concursantes-agentes emulan a Tom Cruise en su arriesgada Misión: imposible, pero sólo uno de ellos llegará a conseguir el millonario botín).
La ficción, reina de la pantalla
La ficción sigue siendo la estrella del mercado televisual, aunque la crisis también se deja notar en los productos de alto costo. La cadena de cable norteamericana HBO vendía la que, sin duda, es la serie del año: Band of Brothers, producida por Steven Spielberg y Tom Hanks, un alarde para los tiempos que corren. Narra las aventuras bélicas de la Easy Company, una adiestrada unidad de élite de la Navy en la II Guerra Mundial que desembarcará en Normandía para llegar hasta el escondrijo secreto de Adolf Hitler. Basada en hechos reales, ha cosechado un récord de audiencia en su pase americano.
En Europa destacan los proyectos de dos clásicas televisiones estatales: la BBC y la RAI, que todavía se lanzan al difícil y arriesgado mercado de los productos de calidad en forma de miniserie o de serie. La RAI, buscando casi siempre la solidez de la coproducción (Palomar-Endemol, France 2 y otras pequeñas productoras) ha apostado por una miniserie, Perlasca, basada en un hecho real, que guarda similitudes con La lista de Schlinder. La película de Spielberg abrió toda una investigación histórica y temática, la de los héroes que arriesgaron su vida por salvar a familias enteras de judíos de los campos de concentración y de los hornos crematorios. Perlasca cuenta una de esa historias, esta vez en Budapest. Luca Zingarelli y Amanda Sandrelli son los protagonistas. Ese mismo escenario bélico, esta vez en la Italia ocupada, es el de La guerra è finita, que narra la historia de tres hermanos separados por el conflicto. Por último, Sciuscià, que hace referencia al título del clásico de Vittorio De Sica (El limpiabotas), es un fresco sobre la Roma liberada.
Biografías
Quizás el proyecto más ambicioso de la RAI, junto con Lux Vide y EOS Entertainment, es Papa Giovanni, un biopic sobre Juan XXIII, con guión de Francesco Scardamaglia y Massimo Cerefolini y dirección de Giorgio Capitan. El reto consistía, salvando las dificultades que rodean la recreación de la vida de un Papa reciente, en acertar con el actor ideal para interpretar la figura del pontífice desaparecido. Un conocido actor norteamericano, Ed Asner (Lou Reed), es el elegido. La producción es muy cuidada, al menos a juzgar por las secuencias que se pudieron ver. Como sucediera el año pasado con la figura del Padre Pío, también este año en Italia se han hecho dos versiones sobre la vida de Juan XXIII. La segunda, The Good Pope, está producida por Guido De Angelis y dirigida por Ricardo Tognazzi, con Bob Hoskins de protagonista.
El interés por la Roma clásica, al rebufo del éxito de Gladiator, ha movido a De Angelis a producir Julius Caesar, con Jeremy Sisto, Richard Harris, Christopher Walken y Valeria Golino. Por su parte, la RAI anunciaba el próximo rodaje de Augustus, cuyo casting se está realizando en estos días. Con acento francés, se presentaron dos grandes coproducciones. La más ambiciosa, Napoleon, con cuatro capítulos de noventa minutos, narra con todo género de detalles la vida de Bonaparte, interpretado por Christian Clavier, al que acompañan nombres de prestigio, como Gérard Depardieu, Isabella Rossellini y John Malkovich. Sostienen el proyecto RAI, Kirch Media, GMT y France 2. Por su parte, la prestigiosa Lux Vide acudió a Cannes con una nueva entrega de la Biblia, esta vez del Nuevo Testamento. Se trata del Apocalipsis, una atrevida interpretación que cuenta con la poderosa presencia del veterano Richard Harris.
El otro ambicioso y recurrente proyecto es la tercera versión de Las amistades peligrosas, la novela de Chordelos de Laclos. La novedad esta vez consiste en haber trasladado la historia a nuestros días. Catherine Deneuve encabeza el reparto.
La BBC presentó Man and Boy, una adaptación del bestseller de Tony Parson, y The Hound of the Baskervilles, una aventura de Sherlock Holmes y su inseparable Watson.
Documentales y telenovelas, en alza
El documental y las telenovelas, dos géneros tradicionales, parecen menos afectados por la crisis. Del primero, baste decir que dos días antes del comienzo del mercado se celebra el MIP DOC, dedicado exclusivamente a la venta de este producto, que es la gran despensa, tanto para los canales generalistas como para los temáticos. Abundan los documentales dedicados a la naturaleza, animales salvajes y viajes. Proliferan los de temática doméstica -jardinería, bricolage y cocina-, y también los históricos. Por su parte, el Istituto Luce italiano lanza series documentales históricas de notable nivel, gracias a su imponente archivo. La nostalgia, es también moda en la televisión. Este año se celebrará el 25 aniversario de la muerte de Elvis Presley, y fueron varios los documentales dedicados a la estrella del rock.
Mitad documental, mitad ficción, el género biopic, basado en la reconstrucción histórica de personajes, ha tenido peso específico, con The Flamboyant Communist, sobre Tito; Bertie and Elizabeth, sobre la reina Isabel de Inglaterra, o una producción sobre el famoso automovilista Enzo Ferrari.
Por su parte, las telenovelas se exportan cada vez más. Los especialistas ya las clasifican en distintos modelos. Es un género que ha pasado de la economía de medios -se lo definía como televisión-radio- a buscar escenarios naturales cada vez más exóticos. Ya no sólo se venden las historias melodramáticas, sino también el propio envoltorio, que suelen ser los parajes más turísticos del país de origen. El Clon, ambientada en el norte de Marruecos, es la novedad de Globo, la emisora brasileña.
Tendencias en el consumo de televisión
Como viene siendo tradicional, la empresa Mediametrie aprovechó la cita para presentar su informe anual Eurodata TV World Wide, un análisis del paisaje audiovisual que se realiza teniendo en cuenta los datos de consumo televisual de 70 países de los 5 continentes (unos 1.300 millones de espectadores potenciales, según estimaciones de los autores del estudio). A partir de los datos cuantitativos que le proporcionan las diferentes empresas que en cada país miden las audiencias, Eurodata realiza estudios cualitativos que son esperados con notable interés.
La primera conclusión del informe correspondiente a 2001 refleja que el consumo permanece estable. La media mundial por habitante y año ha bajado de 208 minutos en 2000 (casi tres horas y media) a 203 minutos en 2001. La mitad de los territorios estudiados ve crecer el tiempo de consumo dedicado a la televisión.
El mayor consumo se produce en América, tanto del Norte como del Sur, y en la Europa del Este. Los países con mayor consumo (Estados Unidos, Japón, México, Hungría y Bosnia-Herzegovina) son los mismos del año anterior; Bosnia-Herzegovina ocupa el primer lugar. En Estados Unidos el mercado del cable sigue en aumento, con una progresión de 5 puntos. En Europa destacan el éxito de la producción nacional y los nuevos formatos real TV.
En cuanto a los deportes, sin grandes retransmisiones deportivas en 2001, un 20% de los programas más vistos correspondían a espectáculos deportivos. Un caso particular en cuanto a cambios ha sido Italia, donde los espectadores conceden a la Fórmula I un interés parejo al que manifiestan por el todopoderoso fútbol.
Del muestrario de 70 países consultados, solamente en 10 (Austria, Croacia, Chipre; República Checa, los tres territorios suizos, Polonia, Eslovaquia y Nueva Zelanda) un informativo encabeza la lista de los programas más vistos. Un resultado a todas luces sorprendente, por escaso, teniendo en cuenta los acontecimientos del pasado 11 de septiembre. Esto puede explicarse por la preferencia que muestran los espectadores hacia aquellas cadenas temáticas de cable o de satélite en el caso de acontecimientos de resonancia mundial.
La ficción es la reina de las programaciones. Difícilmente cederá su puesto, si bien aparece este año ligeramente menos representada que en el ejercicio anterior. Se detecta el declinar de un género simpático y siempre bien recibido, la comedia de situación (sitcom). Sólo Friends y E.R. se encuentran dentro del palmarés de Estados Unidos y Australia. Dos series norteamericanas, Ally McBeal y Days of Our Lives, aparecen en lugares privilegiados en las listas de países como Bosnia-Herzegovina, Letonia y Sudáfrica.
Entre los productos seriales destacan las telenovelas, que continúan ganando terreno en el panorama de la ficción televisiva. La telenovela de mayor éxito es sin duda Betty la Fea, que aparece en los primeros lugares en casi todos los países de América Latina. Esta novela colombiana tiene sus rivales en las mexicanas Abrázame muy fuerte y Amigas y rivales, que han conseguido notables éxitos de exportación.
Baja el cine: las películas hechas para la gran pantalla, que tanto éxito logran en las programaciones, no representan ya más que el 26,8% de la ficción estudiada, lo que supone un descenso de 1,2 puntos con respecto al año anterior. En este sector, el predominio del producto made in USA es notable. Perú registra en su palmarés nueve títulos de películas sobre los diez programas más vistos. Los belgas del Sur, los panameños y los españoles son los que más películas consumen en la televisión.
José Ángel Cortés Lahera