Tras repetidos intentos, parece que por fin se prohibirá en Estados Unidos el aborto por «dilatación y extracción» (D+X), que se practica cuando el embarazo está muy avanzado. El 21 de octubre, el Senado aprobó la ley correspondiente, en la versión acordada con la Cámara de Representantes. Ahora solo falta la firma del presidente Bush, que ha anunciado que la otorgará. Se trata de la primera restricción federal importante al aborto tras la sentencia Roe v. Wade de 1973, por la que el Tribunal Supremo declaró que abortar es un derecho constitucional. El aborto por D+X ya está prohibido en una treintena de Estados.
Este tipo de aborto es considerado de una especial crueldad. Para realizarlo, se dilata el útero, se saca al feto vivo por los pies, y para extraer la cabeza, se la perfora, se aspira la masa encefálica y se aplasta el cráneo. Por ello, este método es conocido también como aborto por «nacimiento parcial» (partial-birth abortion) o por «decapitación». Se emplea pocas veces (no más de mil entre 1,6 millones de abortos al año), pero el intento de prohibirlo representa una cuestión de gran importancia simbólica tanto para los opuestos al aborto como para los partidarios.
El asunto ha estado dando vueltas en el Congreso desde 1995. La prohibición fue aprobada dos veces en anteriores legislaturas, y en ambas ocasiones el presidente Clinton la vetó (cfr. servicios 53/96 y 79/97). Hace unos meses, los parlamentarios volvieron a aprobarla (ver servicio 87/03), pero hubo que iniciar negociaciones para eliminar las diferencias entre los textos votados en una y otra Cámara. La nueva versión común fue remitida primero a la Cámara de Representantes, que dio el visto bueno el 2 de octubre por 281 votos a favor y 142 en contra. Después el Senado la sancionó también, por mayoría de 64 a 34.
El senador Bill First, médico y principal impulsor del proyecto en la Cámara alta, declaró: «La legislación que acabamos de aprobar va a salvar vidas. Hemos declarado ilegal una práctica bárbara y brutal, que además ofende nuestra sensibilidad moral y está fuera de la ética médica actual».
Los grupos pro-aborto (Center for Reproductive Rights, Planned Parenthood Federation, American Civil Liberties Union, National Abortion Federation) han anunciado que impugnarán la ley ante el Tribunal Supremo. Hace tres años consiguieron que el Supremo anulara una ley similar, promulgada en Nebraska, por no admitir excepciones en caso de peligro para la salud de la madre (ver servicio 97/00). El texto aprobado por el Congreso tampoco prevé excepciones, de modo que podría ser revocado por el mismo motivo.