En los sistemas de intercambio de música y cine digitales, la industria del espectáculo sólo veía la bandera pirata. Encastillada en la defensa del copyright, parecía ciega a la demanda del público (ver servicio 96/02). Tarde y como a regañadientes ha accedido por fin a servir lo que los usuarios piden: tener bibliotecas personales de canciones y películas, hacerse sus CD y DVD a medida. Los últimos acontecimientos indican que estamos ante un fenómeno imparable, que obliga a idear nuevas formas de gestionar los derechos de reproducción en Internet. El público ganará acceso y flexibilidad.
Dos hechos recientísimos indican que algo va a cambiar en la compra y venta de música y vídeos en la hasta ahora beligerante sociedad de la información. Parece que los intereses de los usuarios, y el sentido común del negocio, van a pesar más que los derechos de reproducción o de autor.
Por una parte, se ha aprobado en Estados Unidos una ley que exime a las emisoras de radio de Internet del «canon» fijado por canción en la Digital Copyright Act. Por otra, hay movimientos empresariales muy significativos: la discográfica EMI acuerda comenzar a vender canciones en varios portales y Roxio (fabricante de programas para grabar CD y DVD) pide al juez que está liquidando la bancarrota de Napster que le autorice a comprarla.
Aunque en el cine las cosas van más lentas, se anunció ya una web para la descarga de películas de reciente estreno, versiones de primera calidad, sin piratear, y a un precio razonable. Es Movielink, que da ese servicio de momento sólo en Estados Unidos pero que se extenderá rápidamente.
Las discográficas se lanzan a la red
Las casas discográficas darán por fin la música al público en el formato en que se está demandando. Desde el 1 de diciembre, EMI, que ha firmado acuerdos con nueve distribuidoras de música, vende canciones en diversos portales y webs de proveedores. Comenzará por aquellos que son más populares, con millones de usuarios diarios, como AOL, Yahoo o Microsoft Network, aunque planea llevarlo a docenas de empresas de la red. También se venderá en los portales de los fans del MP3, como mp3.com.
La clave de cómo van a venderse las canciones estriba, según anunció The EMI Group hace unos días (www.emimusic.com), en que las descargas serán grabaciones permanentes, es decir, no limitadas temporalmente o a un número de reproducciones. Además, se podrá «tostar» o grabar en CD una cantidad limitada de copias personales y transferir copias a aparatos portátiles como reproductores MP3.
EMI tiene los derechos de explotación de más de 1.500 artistas y de unas 70 compañías, ya que este gran gigante de la música es no sólo casa discográfica, sino también distribuidora. Esta empresa ya ha firmado contratos con Alliance Entertainment, Ecast, FullAudio, Liquid Audio, Rhapsody, MusicNet, Pressplay, Roxio y Streamwaves.
Filefreedom.com, para localizar películas o músicaMúsica en cualquier PC o móvil
Rhapsody es una iniciativa de Listen.com, y un nuevo modo de distribuir música, pues se basa en un sistema de suscripción por un precio mensual, que da acceso desde 3 euros a la señal de 50 emisoras de radio, y por 10 euros a más de 20.000 álbumes. También da acceso libre desde cualquier PC del mundo, o desde un móvil: basta con estar registrado como usuario. Entre las posibilidades que tiene el usuario se encuentra grabar las canciones en un CD o en otro soporte, o reproducirlas cuantas veces quiera.
Rhapsody, que fue lanzado en 2001, tiene ya los derechos sobre 250.000 grabaciones, gracias a los acuerdos con los sellos discográficos de EMI, BMG (el grupo Bertelsmann, el que compró y dejó morir a Napster), Warner Music, Universal y Sony.
Napster volverá
Una de las empresas con las que EMI ha acordado distribuir canciones es Roxio, que precisamente en estos días ha demostrado su interés por hacerse con Napster, objeto de las iras de las discográficas, que la han hecho morir entre todas (ver servicio 96/02).
Roxio, que es líder en programas para la grabación y creación de CD y DVD, como los conocidos Easy Creator (para Windows), Toast (para Mac) o Photosuite (para digitalizar fotografía), comunicó el pasado 15 de noviembre al juez de Delaware que estudia la suspensión de pagos de Napster, que está dispuesta a comprarla. Esta compañía de Santa Clara (California) ve con claridad la convergencia que ambas tecnologías puede provocar y el boom que supondría para el negocio del entretenimiento. El tribunal ha accedido a la petición de Roxio, y la compra de Napster está cerrada. En los próximos meses, los nuevos dueños anunciarán su plan de negocio, pues Roxio ha adquirido los derechos intelectuales sobre el nombre, el dominio y la tecnología de Napster.
Carrera en la industria del «software»
La clientela que han demostrado tener Napster y sus herederos es ahora punto de mira estratégico de las empresas de programación. A primeros de septiembre Bill Gates anunció en una de sus típicas galas el nuevo Windows Media 9 para la reproducción de vídeos y música digital. Pocas semanas después acordaba con KazAa (la empresa que inventó el famoso programa para intercambiar archivos por Internet) una alianza por la que cada vez que sus usuarios reprodujesen un archivo, se les ofreciese la última versión del programa de Microsoft. Incluso, para agilizar estas promociones, Microsoft ha acordado ya con KaZaA regalar videoclips y hasta alguna película.
Aunque en cuestión de imagen puede resultar arriesgado a Microsoft ir de la mano de una entidad que presuntamente favorece la piratería, un directivo de la división de Windows Media decía que están muy interesados en ver cómo las «redes P2P» sirven para la distribución legítima de contenidos.
Otras compañías, como promotoras de artistas o productoras cinematográficas, han llegado a acuerdos similares con los distribuidores de KaZaA. Pagan para que sus artículos, cuando un usuario de KaZaA realiza una búsqueda, aparezcan en primer lugar y el programa ofrezca comprar el disco o descargar un trailer. Así se anuncian a un público que, por el hecho de usar KaZaA, prueba tener interés por los productos audiovisuales. Se trata, en fin, de ganar clientes entre los piratas.
La Recording Industry Association of America (RIAA), la organización empresarial de las discográficas de Estados Unidos, que batalla en los tribunales contra los sucesores de Napster, se escandaliza de estas alianzas. «Es sorprendente que un negocio legítimo se pueda plantear contribuir a financiar un servicio pirata como KaZaA, que trafica ilegalmente con obras de propiedad ajena», ha dicho un abogado de la RIAA (International Herald Tribune, 5 de diciembre de 2002). A quienes se sorprenden hoy de alianzas como ésta habría que recordarles que también hace un año Bertelsmann quiso hacer algo con Napster y sólo consiguió que otros ocuparan su lugar. Por su parte, algunos gestores de las casas discográficas comentan en voz baja que ellos también se servirían de las redes de intercambio, si no se lo prohibieran sus abogados. Estos temen que, si se demuestra que KaZaA y similares tiene usos legítimos, será más difícil derrotarlos en los tribunales. El quid del asunto, que obligará a bajar la cabeza a muchos ejecutivos, no está en que unos usos de esa tecnología la hagan buena, como antes la hicieran perversa, sino en que precisamente la multiplicidad de aplicaciones la libera de connotaciones negativas.
Comercio electrónico y música de pago
La gran compañía de música Virgin ha comenzado a sacar partido económico a los gustos musicales de los internautas. El MegaCine y la Megamusic son dos productos lanzados a la web con gran despliegue tecnológico. Son el complemento a las tiendas físicas de Virgin que hay en bastantes países del mundo.
Pese a que en Europa los editores musicales se niegan a plegarse a los «nuevos medios» de distribución y sobre todo se oponen a renunciar a sus cuantiosos beneficios, ha sido la filial francesa de la cadena Virgin la que ha comenzado a vender 10 canciones por 8 euros ó 20 por 15,5 euros. Otro portal muy similar es e-compil.fr.
También Virgin distribuye gratuitamente la versión 9 del Windows Media, el programa de Microsoft para escuchar música o reproducir vídeos.
Entre los usuarios de Mac es más conocido el QuickTime, un programa similar al de Microsoft pero promocionado en otras redes de usuarios y apoyado por la industria de Hollywood.
Portales para el «marketing»
Otra compañía que trabaja en esta línea con empresas como KaZaA, Grokster o Audiogalaxy es Alnet.com, que utiliza el software de gestión de derechos digitales de Microsoft. El lanzamiento de esta campaña empezó por la difusión de vídeos gratuitos, con un límite de uso, y dando posibilidades de adquirir la propiedad sobre una copia.
En los primeros meses se está comprobando que bastantes más usuarios de los que se pensaba se descargan programas de pago en vez de música. Benefíciese del tráfico. Promueva sus contenidos. Este es el slogan de la campaña que tiene Alnet.com para descongestionar el sector y darle salidas viables y con rentabilidad.
Washington aprueba privilegios para la radio en Internet
Aunque en el mes de octubre se les había impuesto un pequeño canon por canción difundida, el 14 de noviembre el Congreso de los Estados Unidos aprobó una ley para que las radios que emiten sólo en Internet (los webcasters) no paguen derechos de radiodifusión de música. Estas emisoras, que son muchas y en su mayoría no comerciales (ver servicio 96/02, pp. 3-4), vieron con temor la obligación de pagar por cada canción que emitían. Ahora se prevé que las emisoras puedan llegar a acuerdos marco por los que paguen un tanto por ciento de sus ingresos a la SoundExchange, que es una entidad de gestión de los derechos de las casas discográficas y de los artistas.
La medida afectará a pequeñas emisoras, como las religiosas o las de colegios, y a otras webcasters no lucrativas. La Small Webcaster Settlement Act es considerada una victoria para los proveedores de radio y música en Internet así como una oportunidad para que nuevos artistas puedan promocionarse. Como se imaginarán, ha indignado a la industria discográfica, aunque los tiempos están cambiando y prefieren llegar a acuerdos que seguir litigando. Así lo han anunciado algunas de ellas.
Esta ley, que en realidad es una enmienda a las últimas leyes sobre el copyright de las obras digitales, favorece y autoriza a las entidades de gestión de derechos a acordar sistemas de retribución específicos. La ley da también a estas radios un respiro de seis meses para pagar los derechos de la música emitida durante el último año.
Estas ventajas no afectan a las grandes compañías, como AOL Time Warner o Microsoft, que tienen servicios de webcasting en sus portales, ya que han de pagar lo debido antes de esta norma. Tampoco es aplicable a la distribución de música en archivos.
Catálogos de películas al alcance de la mano
En los portales que dan acceso a los programas P2P (peer to peer, de igual a igual), para la mutua información y el intercambio de ficheros, los contenidos se ordenan y catalogan de forma amable para que el usuario acceda con facilidad a ellos.
En este caso las cosas son aún más fáciles. La web www.filefreedom.com, de FileFreedom File Catalog, es un portal al que remiten muchos programas tipo Grokster, KazAa o Morpheus. Los usuarios tienen acceso a un listado catalogado por géneros. En un primer momento no se conoce quién tiene el archivo ni la velocidad de transmisión, pero sí se sabe el nombre del archivo, y su extensión o tipo (.mpg o .avi), por lo que el usuario puede buscarlo y descargarlo desde cualquier programa P2P.
Llegados a este punto de información (ver imagen en p. 2), el catálogo muestra películas que están aún protegidas en los circuitos normales del cine o que sólo pueden ser alquiladas por un precio en vídeos o DVD distribuidos en copias oficiales (Ice Age, Blade, El Señor de los Anillos o Black Hawk derribado), pero que tienen unos particulales en sus ordenadores. También se accede a libros electrónicos, imágenes y canciones. Si hay piratería, el origen está en que la primera copia que llega a un PC, que luego se conecta a un P2P, no haya sido comprada o adquirida legalmente.
Estos servicios de localización e intercambio de archivos sirven también para conocer los gustos de los usuarios y enlazarlo con soluciones de comercio electrónico. Así pueden llegar a acuerdos con otros sitios o negocios en red para complementar sus funciones. En concreto, FileFreedom se ha asociado con la librería virtual Amazon.
Esta acción no supone una intromisión en los datos personales del interesado: lo que ocurre en el PC desde el que una persona busca y se descarga una canción o un programa es que se abre una aplicación para que, si quiere, pueda comprar en Amazon el disco correspondiente (ver imagen en p. 3). El usuario tiene que pinchar en la imagen del CD que se ofrece para ser redirigido en su navegación a la tienda virtual.
Loreto Corredoira y Alfonso___________________________________Loreto Corredoira y Alfonso es profesora de la Universidad Complutense.