El presidente argentino, Carlos Menem, ha propuesto en una carta a los jefes de Estado de los países iberoamericanos una acción común en favor del derecho a la vida, de cara a la Conferencia sobre Población y Desarrollo que tendrá lugar en El Cairo en septiembre. El presidente argentino explica que su iniciativa responde al mensaje personal que el Papa envió el pasado 19 de marzo a los jefes de Estado del mundo. Una carta, señala, «que me ha hecho reflexionar».
En este mensaje, Juan Pablo II manifestaba su preocupación por la ausencia de planteamientos éticos en los documentos de la conferencia de la ONU.
El presidente argentino sugiere también que los recursos que se quiere destinar a programas de población «tendrían efectos más positivos» si se emplearan para promover «aspectos claves como la educación intelectual del hombre y de la mujer, y la instalación de estructuras sociales más justas».
Por otra parte, los seis cardenales más representativos del episcopado de Estados Unidos han enviado una carta al presidente Bill Clinton pidiéndole que el gobierno rechace la política de apoyo al aborto, a la contracepción y a la esterilización. Los prelados invitan a Clinton a «evitar el consejo de los que desearían hacer presión sobre las naciones subdesarrolladas para promover el aborto como un requisito para recibir ayuda de los demás países».
«Cuando nuestro gobierno promueve el control de la población a través del aborto, la contracepción y la esterilización -afirman los cardenales-, no es una fuerza para la libertad sino un agente de coacción». Los prelados condenan duramente el impulso que la administración de Clinton ha dado al «pluralismo de formas familiares», equiparándolas a la familia tradicional.
El documento está firmado por los cardenales James Hickley, arzobispo de Washington; Joseph Bernardin, arzobispo de Chicago; Anthony Bevilacqua, de Filadelfia; Bernard Law, de Boston; Roger Mahony, de Los Ángeles; John O’Connor, de Nueva York, y el presidente de la conferencia episcopal de Estados Unidos, William Keeler, arzobispo de Baltimore.
También los obispos europeos han hecho pública su adhesión a Juan Pablo II en la defensa de la vida y la familia. El consejo de las conferencias episcopales europeas, que preside el arzobispo de Praga, monseñor Miroslav Vlk, elaboró una nota en la que califica de «éticamente inaceptable» el proyecto de documento final de la conferencia de la ONU.