Análisis
Bernat Soria, director del Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández (Alicante), ha anunciado que marchará al extranjero porque en España no se le permite experimentar con embriones humanos. Soria, que en 2000 logró células productoras de insulina a partir de células madre embrionarias de ratones, quiere aplicar este método a la diabetes humana. Sus declaraciones han recibido amplio eco, pero no se ha dicho que los embriones humanos no son la única ni, de momento, la mejor fuente de células para tratar la diabetes.
La Ley de Reproducción Asistida (1988) prohíbe experimentar con embriones humanos, aunque no dice nada de las células madre extraídas de ellos. Soria querría aprovechar los embriones sobrantes de la fecundación in vitro (unos 40.000 en España), guardados en los congeladores de las clínicas especializadas, en vez de importar cultivos de células madre embrionarias, como ya ha hecho en una ocasión. Según él, bastaría que el gobierno hiciese una interpretación «permisiva» de la ley para autorizarle a trabajar con embriones. En cambio, dice, el gobierno ha hecho la interpretación «más restrictiva posible» (El País, 27-XII-2001).
En verdad sería muy permisivo llamar «interpretación» a autorizar lo que una ley expresamente prohíbe. A la vez, Soria ofrece una versión restrictiva de las investigaciones con células madre cuando presenta los experimentos con embriones humanos como la esperanza de los diabéticos. El País insistía en lo mismo al titular el 27 de diciembre: «España pierde la línea de investigación más prometedora para tratar la diabetes».
En realidad, si la meta es obtener células beta (productoras de insulina) que reemplacen a las de los enfermos, las células madre embrionarias no son la única fuente. Existen otras líneas de investigación no menos prometedoras y que, hoy por hoy, están más avanzadas.
Hace ya más de un año, un equipo de la Universidad de Florida curó la diabetes en ratones de laboratorio con células madre de páncreas, que se diferenciaron en células secretoras de insulina (1). A similares resultados llegaron luego unos investigadores franceses (2). Otros científicos, de la Harvard Medical School, lograron cultivar células ductales de páncreas humano e inducirlas a formar incipientes islotes de Langerhans (formaciones de células beta en el páncreas) y segregar insulina (3).
Más avances con células madre adultas
A la vista de estas y otras investigaciones, el British Medical Journal concluye: «Las células ductales de donantes adultos no solo evitan la controversia en torno al uso de células fetales, sino que presentan menos problemas biológicos que, por ejemplo, las células madre embrionarias, cuando se trata de obtener células beta». Por tanto, «de las técnicas antes descritas, la más prometedora es la generación de células beta a partir de células ductales pancreáticas» (4).
En cambio, las células madre embrionarias han dado hasta el momento menos resultados. Son escasos los experimentos con animales de laboratorio que han logrado células productoras de insulina a partir de embriones. Además, como advertía un informe de Science (5), las células así obtenidas segregan 50 veces menos insulina que las normales, y una vez trasplantadas a los ratones, no consiguen restablecer el nivel de glucosa en sangre.
No hay que olvidar, además, la terapia génica, de la que se dio a conocer un importante avance en agosto pasado. Un equipo de Novartis trató a ratones diabéticos introduciendo en ellos el gen humano de la proteína que regula la glucoquinasa, enzima que a su vez controla el nivel de glucosa en sangre (6). Los síntomas desaparecieron por completo.
En fin, el propio Soria no descarta la investigación con células madre adultas. Un artículo aparecido en mayo pasado, firmado por Soria y otros científicos de la Universidad Miguel Hernández (7) señala que las células madre adultas han mostrado tener más plasticidad que la esperada. Añade que el uso de estas células elude los problemas éticos que entrañan las células embrionarias y permitiría aplicar el autotrasplante, lo que evitaría el rechazo.
Si ahora Soria pone tanto énfasis en usar embriones humanos, es -dice- porque «nadie sabe aún si las células madre obtenidas de adultos se comportarán igual que las embrionarias»; de ahí que considere «imprescindible investigar en ambas líneas» (El País, 25-VII-2001). Más bien sucede al revés: está por ver si con las células embrionarias se logrará igualar los resultados ya obtenidos con las adultas. Como señala un artículo reciente: «En el implacable crisol de los ensayos clínicos, donde las posibilidades terapéuticas se enfrentan a la variable realidad del cuerpo humano, las células madre adultas ya están siendo puestas a prueba, mientras que para empezar a usar células madre embrionarias en seres humanos faltan quizá de tres a cinco años» (8).
No parece, pues, imprescindible usar embriones humanos, cuando existen otras vías éticamente impecables.
Rafael Serrano_________________________(1) A.B. Peck et al., «Reversal of the insulin-dependent diabetes using islets generated in vitro from pancreatic stem cells», Nature Medicine 6 (2000):278-282.(2) V. Gmyr et al., «Adult human cytokeratin 19-positive cells reexpress insulin promoter factor 1 in vitro: Further evidence for pluripotent pancreatic stem cells in humans», Diabetes 49 (2000):1671-1680.(3) S. Bonner-Weir et al., «In vitro cultivation of human islets from expanded ductal tissue», Proc Natl Acad Sci USA 97 (2000):7999-8004.(4) P. Serup et al., «Islet and stem cell transplantation for treating diabetes», British Medical Journal 322 (2001):29-32.(5) G. Vogel, «Stem Cells Are Coaxed to Produce Insulin», Science 292 (2001):615-617.(6) E.D. Slosberg et al., «Treatment of type 2 diabetes by adenoviral-mediated overexpression of the glucokinase regulatory protein», Diabetes 50 (2001):1813-20.(7) G. Berná, B. Soria et al., «Stem cells and diabetes», Biomed Pharmacother 55 (2001):206-12.(8) S.S. Hall, «Adult stem cells», Technology Review (noviembre 2001).