Desde hace años se buscan pruebas de un posible origen hereditario de la homosexualidad (ver servicio 35/96). La hipótesis genética cobró fuerza con la publicación, en 1993, de un estudio realizado por Dean Hamer, del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, que señalaba una región del cromosoma X como probable localización de un gen determinante de la homosexualidad en los varones. Ahora, un equipo dirigido por el Prof. George Rice ha repetido el experimento con otros sujetos y no ha hallado indicio alguno del supuesto gen. Los resultados han sido publicados en la revista Science (23-IV-99).
Hamer observó en las familias de cierto número de hombres homosexuales –entre los que había 40 parejas de hermanos– que esta tendencia era más frecuente en sus parientes varones de la rama materna que entre los demás. Esto le sugirió que la homosexualidad podría estar relacionada con el cromosoma X, que los varones reciben de la madre. Para comprobarlo, estudió los cromosomas X de las 40 parejas de hermanos homosexuales. Y halló notables semejanzas en la región denominada Xq28. Dos años después hizo otro estudio similar con 33 parejas de hermanos, y obtuvo los mismos resultados.
Las conclusiones de Hamer han sido siempre discutidas, por razones teóricas y de metodología. Para salir de dudas, el equipo del Prof. Rice, de la Universidad de Ontario Occidental, repitió el experimento. Esta vez lo hicieron con 52 parejas de hermanos homosexuales y analizaron cuatro marcadores localizados en el segmento Xq28. Si en esa zona estaba el gen de la homosexualidad, los hermanos deberían tener allí secuencias idénticas de ADN. Sin embargo, no hallaron en el ADN más coincidencias que las predecibles por simple probabilidad estadística, y eso para los cuatro marcadores analizados. Concluyen, pues, que «los resultados no apoyan la hipótesis de que la homosexualidad masculina está ligada a un gen del cromosoma X».
Los autores dicen que no está claro por qué su estudio llega a resultados tan distintos de los que obtuvo Hamer. Una explicación podría ser la selección de sujetos para la investigación de 1993. Hamer los escogió por la presencia de parientes homosexuales en la rama materna (este es uno de los aspectos más criticados de su método), sin confrontarlos con otros que no estuvieran en ese caso. En cambio, el equipo de Rice no exigió esa condición. Además, identificó las secuencias que se trataba de estudiar comparándolas con una muestra de población, no con los cromosomas X de las madres.