El anuncio de que se ha terminado de secuenciar el genoma humano supone un hito para el conocimiento científico. El paso se presenta como la antesala para predecir, prevenir y curar cada vez más enfermedades. El destino parece ahora estar escrito en nuestros genes. Pero, en realidad, es solo un comienzo: ahora falta entender qué dice ese manual de instrucciones. Sintetizamos en preguntas y respuestas algunas de las cuestiones que se plantean en este campo.
¿Qué supone haber descifrado el genoma humano?
Supone que tenemos el orden o secuencia de todos los elementos que constituyen nuestra herencia genética y ahora se trata de averiguar qué significan. Este manual de instrucciones para el funcionamiento del organismo está compuesto por 3.120 millones de «letras», escritas en el lenguaje químico del ADN (pares de bases químicas). Se ha «deletreado» el 97% del genoma y se espera que en los próximos dos años se completen los huecos que faltan. Por ahora, más que un progreso concreto de la Medicina, es un logro tecnológico, gracias a potentes ordenadores y a robots que han hecho posible determinar la secuencia de las letras químicas del genoma. Con la información ahora obtenida se acelerarán las investigaciones que clarifiquen el origen genético de las enfermedades.
¿Qué falta para aprovechar esa información?
Secuenciar el genoma humano no es un objetivo en sí, sino solo el principio. Se ha dicho que es como recibir un correo electrónico cifrado: hemos deletreado el genoma pero no sabemos qué significa. Hay que concluir la localización de los genes, determinar sus funciones, averiguar las condiciones en que se activan y desactivan, cómo interactúan, qué proteínas dependen de cada uno…
Después de secuenciar el genoma, el próximo paso -mucho más decisivo- es describir todas las proteínas humanas. Un gen es un fragmento de ADN de unas 500 a 5.000 letras que especifica la información necesaria para sintetizar una proteína (es decir, la secuencia de componentes que constituyen una proteína). Las proteínas influyen en todo lo que ocurre en los organismos vivos. Lograr comprender cómo su estructura depende de su secuencia y cómo es su funcionamiento es mucho más complejo que descifrar el genoma. Mientras que el ADN está compuesto por una ristra de letras o bases de cuatro tipos, los componentes de las proteínas -los aminoácidos- son de 20 clases. Y se estima que en el ser humano existen unas 100.000 proteínas diferentes.
¿El conocimiento del genoma humano permitirá diagnosticar el origen de cada enfermedad?
El objetivo es identificar de modo preciso qué gen es el que falla cuando contraemos una enfermedad, lo cual abriría la puerta a nuevos tratamientos más precisos y personalizados. Por ejemplo, comparando la actividad de los genes en células normales y en células cancerosas, será más fácil identificar los genes que intervienen en la aparición de un cáncer y así encontrar un camino para intervenir a ese nivel, un nivel molecular.
¿Qué se quiere decir cuando se afirma que un gen «determina», «controla» o «programa» una determinada característica?
A veces se dice que se ha identificado el «gen del alzheimer» o el de las enfermedades cardiovasculares. Pero cuando se habla de un gen que determina una molécula, carácter o enfermedad, se simplifica mucho una realidad muy compleja. Cada gen simplemente especifica una de las proteínas implicadas en el proceso. Pero hay muchas clases de genes implicados en la síntesis de una proteína. El proceso completo de la síntesis solo se dará si funciona correctamente el conjunto del metabolismo de la célula. Por el momento, lo que hacen los biólogos moleculares es tratar de relacionar cambios en genes específicos con diferencias en caracteres. Apenas pueden predecir desde un punto de vista teórico si una determinada mutación de un gen afectará a una célula u organismo y cómo lo hará.
¿Se sabe qué enfermedades tienen una componente hereditaria?
Unas pocas se deben a la mutación de un solo gen (fibrosis quística, por ejemplo). Pero en otras muchas el número de genes implicados es muy alto, lo que dificulta su diagnóstico. Hoy día los científicos y médicos tienden cada vez más a hablar de tendencias o predisposiciones hereditarias a desarrollar enfermedades complejas y generalizadas. Pero son pocas y raras las afecciones cuyos patrones de herencia pueden describirse. En la mayoría de los casos los científicos no están seguros de que la afección sea biológicamente hereditaria ni pueden predecir quién la heredará. Las enfermedades complejas son variables e impredecibles, porque además dependen de muchos factores biológicos y ambientales.
¿Hay mucho camino entre conocer el origen genético de una enfermedad y encontrar un fármaco que la cure?
Aunque se conozca el genoma humano, hace falta tiempo para identificar los factores genéticos de una enfermedad. Y un plazo mucho más largo, incluso de varios decenios, puede transcurrir entre el descubrimiento de una mutación genética que está en el origen de una enfermedad y la puesta a punto de un tratamiento preventivo o curativo.
¿Hasta qué punto está desarrollada la terapia génica?
La terapia génica pretende tratar o curar enfermedades aportando genes sanos a pacientes con genes defectuosos. Pero todavía está en pañales, aunque puede exhibir triunfos como la reciente curación de «niños burbuja». Los experimentos en humanos comenzaron hace unos diez años. Tras desmesuradas expectativas, las noticias de accidentes mortales en tratamientos experimentales han obligado a avanzar con más prudencia. En EE.UU. se han impuesto normas más estrictas para controlar la experimentación en humanos. La mayor parte de los experimentos se están realizando todavía con animales, y los realizados con personas han tenido resultados ambivalentes (unos pacientes respondieron, otros no).
Craig Venter, presidente de Celera Genomics -la empresa privada que ha participado en la secuenciación del genoma-, no cree que exista una terapia génica para la mayoría de las enfermedades. Estas terapias solo serán posibles en condiciones muy especiales. Pero piensa que el conocimiento del genoma ayudará a las compañías farmacéuticas a desarrollar medicamentos más personalizados.
¿En qué se diferenciarán de los fármacos actuales?
La mayoría de los fármacos actuales solo producen efecto en parte de los pacientes, y algunos tienen consecuencias graves para una pequeña minoría de ellos. El genoma y la estructura proteínica correspondiente de cada persona determinan a menudo su reacción a un medicamento. Si se conocen estos datos, se podrá obtener un tratamiento adecuado a la fisiología y a la enfermedad de cada persona.
¿Qué sentido tiene decir que se ha descubierto el gen de la inteligencia, del alcoholismo, de la homosexualidad, de la agresividad…?
Los genes son determinantes de propiedades biológicas. Pero en el comportamiento humano interviene, además de la herencia, el ambiente; junto a lo innato está lo adquirido. No somos prisioneros de nuestros genes, ni podemos escudarnos en ellos. «El genoma no va a absolver a los seres humanos de sus decisiones individuales ni de su responsabilidad personal. Nadie podrá refugiarse detrás de sus genes» (Craig Venter). Los genes afectan a nuestro desarrollo, pero también lo hacen nuestras circunstancias personales y sociales.
¿Por qué hay una polémica sobre la posibilidad de patentar genes humanos?
Los laboratorios farmacéuticos y las empresas de biotecnología que han invertido mucho dinero en el proyecto aspiran, como es lógico, a patentar y explotar los descubrimientos. Lo que se discute es qué puede ser objeto de patente. Poco antes del anuncio de la secuenciación del genoma, Clinton y Blair hicieron una declaración en la que defendían que los datos del genoma humano fueran de libre acceso para todos los científicos.
Tanto el consorcio público del Proyecto Genoma Humano como Celera Genomics han declarado que no es su intención patentar el genoma humano. Celera ha dicho que el fruto de su trabajo será accesible a todos, pero de pago; mediante un sistema de suscripciones facilitará el acceso a su base de datos y al uso del software que permite analizar y cribar la información disponible. También ha anunciado que posiblemente solicitará patentes de las aplicaciones médicas que, sobre 100 a 300 genes más significativos, elaboren sus socios farmacéuticos.
Otra empresa norteamericana, Human Genomics Science, cuyo trabajo se concentra en los genes que expresan proteínas (un 25% del total), ha patentado ya 130 genes. Lo que se patenta son medicinas que, en vez de sacarlas de la naturaleza o de productos químicos, son genes y proteínas humanas.
La Oficina de Patentes de EE.UU. ha sido más proclive a admitir patentes de genes humanos, de las que ha concedido ya unas 700. La postura de la Unión Europea está expresada en un directiva de 6 de julio de 1998, según la cual, si bien el genoma humano no es patentable, la secuencia de los elementos que lo constituyen sí puede serlo bajo ciertas condiciones: «Un elemento aislado del cuerpo humano o producido por un procedimiento técnico, comprendida la secuencia o la secuencia parcial de un gen, puede constituir un invento patentable, aunque la estructura de ese elemento sea idéntica a la de un producto natural».
Francia pide la modificación de esta directiva, que considera incompatible con el derecho francés y con la Declaración de la Unesco de 1997 sobre el genoma humano, que establece: «El genoma humano, en su estado natural, no debe ser ocasión de lucro» (art. 4). Ningún país europeo ha trasladado a su legislación esta directiva, que es muy discutida. «En biotecnología se puede patentar la tecnología, no el bio», resume el diputado francés Jean-François Mattei, que ha encabezado una recogida de firmas de políticos contra la directiva europea.
¿Qué consecuencias tendrá el desarrollo de tests genéticos que medirán si una persona está más o menos predispuesta a sufrir una enfermedad?
Por lo general, las pruebas que ofrecen información sobre un riesgo probable de tener un problema de salud en un futuro impredecible son siempre problemáticas. Una mujer que da positivo en una prueba de detección de una variante genética relacionada con el cáncer de pecho puede empezar a pensar que está enferma antes de haberlo desarrollado y, de hecho, puede que no llegue a desarrollarlo nunca. Aunque se detecte una probabilidad mayor de sufrir una enfermedad, si no hay disponible un tratamiento preventivo o curativo, la prueba solo puede servir para generar ansiedad.
¿Los tests genéticos pueden ser origen de discriminaciones?
Se ha aducido la posibilidad de que los tests genéticos den lugar a discriminaciones por parte de compañías de seguros o en el lugar de trabajo. Las aseguradoras podrían intentar subir las primas a las personas con más predisposición a ciertas enfermedades; las empresas podrían usar los datos al seleccionar a sus empleados, para no admitir a los que son más susceptibles de caer enfermos.
En la actualidad, son más riesgos teóricos que realidades. En Estados Unidos, algunos Estados han legislado contra estas posibles discriminaciones y contra las amenazas a la privacidad, mientras que el gobierno británico ha admitido que las compañías de seguros puedan solicitar a sus clientes información genética antes de que suscriban una póliza. La Declaración de la Unesco sobre el Genoma Humano establece en el art. 6: «Por motivo de sus características genéticas, nadie será objeto de discriminación pensada para infringir, o que infrinja de hecho, los derechos humanos, las libertades fundamentales o la dignidad humana».
¿No existe también un riesgo de eugenesia sobre la base de la selección genética?
«Todo nuevo poder del hombre es también un poder sobre el hombre», decía C.S. Lewis. En principio, el conocimiento del genoma es un paso para intentar curar enfermedades de origen genético. Pero la perspectiva de que podemos corregir el genoma humano cambiará nuestra idea de salud. Podría volvernos más intolerantes con las deficiencias congénitas. En la fecundación in vitro, puede practicarse la selección entre diversos embriones, analizados genéticamente antes de la implantación en el útero. La mayor precisión de las técnicas de diagnóstico prenatal podría llevar al rechazo de fetos proclives a desarrollar ciertas enfermedades que hasta ahora se aceptaban sin problemas.
¿Se parece el genoma humano al de otras especies?
La evolución de las especies no es más que el cambio de sus genomas. De modo que la comparación entre los genomas revelaría la historia de los mecanismos evolutivos. Se dispone ya de las secuencias del genoma humano, de la mosca Drosophila, del gusano Caenorhabditis, de la levadura y de muchas bacterias. Se hacen muchos trabajos sobre esto con pocos resultados claros, pues depende de la proteína que se utilice.
A veces salen resultados absurdos, por ejemplo, que estamos más cerca de la levadura que del chimpancé. Otras veces, comparando muestras del genoma humano y del chimpancé, se llega a la conclusión de que compartimos el 98%. Cuando se conozcan todos los genomas se podrán hacer estudios más completos, pero esto exigirá mucho tiempo.
Tan parecidos y tan distintos
- El 99,8% de los datos genéticos son comunes a todas las personas. Para la genética, no tiene sentido hablar de razas. Pero ese 0,2% «solo» supone unos 6 millones de diferencias, cuyas combinaciones son matemáticamente suficientes para configurar seres muy distintos.
- La estructura genética de cada individuo es única y peculiar, excepto en los gemelos en los que no hay diferencias en su genoma. Sin embargo, no dejan de ser dos personas distintas.
- El 97% del genoma humano no ejerce aparentemente una función conocida. Hay gran cantidad de información en el genoma que se sabe que no son genes. Se supone que esa gran mayoría de información sirve de elementos de control para la expresión de los genes donde y cuando se necesitan.
- Los equipos que han secuenciado el genoma humano no han revelado todavía el número de genes que tiene el hombre. Francis Collins, director del Proyecto Genoma Humano, dijo que habían localizado unos 38.000, aunque explicó que podría haber más. Se suponía que su número está entre los 100.000 y los 150.000, pero nadie lo sabe todavía.
Otros servicios en Aceprensa
- El Parlamento Europeo aprueba las patentes de genes (servicio 109/97, 23 julio 1997).
Información sobre la directiva de la Unión Europea sobre patentes de genes humanos, así como de plantas y animales genéticamente modificados. - Declaración de la Unesco sobre el genoma y los derechos humanos (servicio 162/97, 26 noviembre 1997).
Declaración aprobada por la Conferencia General de la Unesco que pretende sentar los principios bioéticos fundamentales sobre el respeto a la dignidad humana en la investigación del genoma. - El significado moral de la tecnología genética (servicio 178/99, 22 diciembre 1999).
Artículo del médico y bioquímico Leon R. Kass que examina algunos interrogantes sobre las prácticas que puede engendrar la medicina basada en la manipulación genética.