La concesión del Premio Nobel de Literatura a V.S. Naipaul refleja la creciente importancia de autores que, nacidos en países que fueron colonizados por Inglaterra, se sienten herederos de la tradición literaria inglesa y la están renovando con sus obras. En los libros de Naipaul aparecen con frecuencia los problemas relacionados con la identidad, el desarraigo y el exilio, propios de un mundo postcolonial y proyección de las experiencias vitales del escritor.
V. S. Naipaul, uno de los escritores más originales y polémicos en lengua inglesa de nuestro tiempo, nació en 1932 en Trinidad, isla de las Antillas, en una comunidad rural hindú, Chanaguas. Su abuelo había emigrado desde la India a Trinidad a mediados del siglo XIX, dentro del movimiento masivo de trabajadores entre las diversas zonas de las colonias británicas. Su padre, Seepersad Naipaul, un periodista, fomentó su amor a la literatura a una temprana edad y le animó a ser escritor. A los 18 años, consiguió una beca para Oxford y se trasladó a Inglaterra, donde vive desde entonces. Fue en Oxford donde conoció a su primera mujer, Patricia Ann Hale, que falleció en 1996. Actualmente está casado con Nadia Khannum Alvi, una periodista paquistaní.
Escritores postcoloniales
Naipaul inició su carrera en el Reino Unido trabajando como periodista en diversos medios, tales como la BBC y la revista New Statesman. Cuenta con cerca de treinta libros entre relatos cortos, autobiografía, libros de viaje, ensayo, crítica cultural y novelas. Naipaul ha sido galardonado con los mejores premios literarios en lengua inglesa, e incluso le ha sido concedido el título honorífico de Sir por la corona británica.
Pertenece a un grupo de autores que -nacidos fuera de las islas británicas- están renovando la literatura inglesa, ampliando el elenco de temas y experimentando con la lengua y la forma literaria. En este grupo se incluyen figuras como Salman Rushdie, Timothy Mo, Kazuo Ishiguro, Andrea Levy, Hanif Kureishi y Ben Okri. A través de sus escritos, hacen que los ingleses tomen conciencia y se enfrenten con los efectos culturales de los siglos de imperialismo. Mediante la apropiación del inglés como lengua adecuada para la creatividad de escritores africanos, indios o caribeños, y la re-escritura de la historia, resaltan otras historias alternativas a la oficial.
Cuando la Academia Sueca destaca cómo Naipaul «ha unido la percepción narrativa y un examen implacable en obras que nos obligan a ver la presencia de historias ocultadas», señala uno de los rasgos definitorios de este escritor. Consciente de sus raíces asiáticas, Naipaul elabora historias que van construyendo la forma de comprender la identidad y el ámbito en que nos movemos.
Sentimiento de desarraigo
Su historia personal está íntimamente ligada a su obra creativa. «Vengo de una sociedad pequeña -explica-. Era muy consciente de que no tenía influencia en el mundo; estaba al margen de él. Además pertenecía a un grupo minoritario, emigré, me convertí en un extranjero, y me hice escritor: como se puede apreciar, son muchas cosas las que me separan de un sentimiento de arraigo». Desde esta «dis-locación», Naipaul ha producido uno de los corpus de obras en lengua inglesa más complejos y exigentes.
Su experiencia en Trinidad -país de relaciones raciales rígidamente jerarquizadas, de tensión religiosa y corrupción política- y su traslado a Inglaterra -donde, una vez más, se encontraba desplazado por su condición de expatriado- informan su manera de ver el mundo. Su pensamiento se caracteriza por una idea pragmática y a veces pesimista de la historia, y por su negativa a dar una visión sentimental de Inglaterra o de sus antiguas colonias.
Cuando afirma que «Inglaterra es muy pequeña para mí, porque no abarca elementos como mi nacimiento en el Caribe, mi condición natural forjada en la India aun antes de nacer, mi identidad asiática», Naipaul resalta el proceso hacia una nueva identidad nacional y cultural, sugiriendo a la vez que la identidad de los sujetos postcoloniales requiere constante revisión. Su deseo de viajar, que ha dado como fruto libros de viajes a la India, Congo, España, Pakistán, Irán, Venezuela, Argentina y Estados Unidos, así como su amplio conocimiento de la historia, manifiestan su preocupación por la condición del hombre de nuestro siglo.
Recrear un lugar
Destaca entre sus primeras obras Miguel Street (1959), que ganó el Somerset Maugham Award. Este ciclo de cuentos, que relata la vida de una pandilla de chicos en un barrio de Trinidad, es esencialmente una memoria de la infancia, recordada por el niño protagonista, que pronto se trasladará a Inglaterra. Este ciclo ya anticipa un tema recurrente de otras obras de Naipaul: el continuo desarraigo del lugar donde se vive, lo que sugiere que la alienación de los sujetos postcoloniales es inevitable.
No obstante, la necesidad que demuestra este escritor de crear y re-crear espacios tanto en la ficción como en el ensayo, da a entender quizá que el sentido es determinado por el ámbito existencial de cada uno. En la medida que uno se apropia de ese espacio, se crea un centro, un punto de partida para la definición de uno mismo, desde donde puede proponerse metas y actuar en el mundo. Cuando el espacio no es posible, como sugiere Naipaul en el caso de los inmigrantes indios en Trinidad y luego en Inglaterra, la dialéctica de pertenencia y alienación se complica.
La conciencia de pertenecer a la diáspora india también es un tema importante en este temprano acercamiento a la creatividad literaria. Su primera novela importante fue A House for Mr. Biswas (1961; ver servicio 172/99), ya un clásico de la literatura postcolonial, donde reconstruye imaginativamente la experiencia india en Trinidad, basándose en la vida de su padre. El protagonista de esta novela lucha por la independencia personal y familiar así como por definir su identidad. Apropiándose de una de las metáforas más significativas de la literatura inglesa -la casa de la familia-, Naipaul utiliza el deseo de Biswas por tener su propia casa como un signo de la búsqueda de la identidad y un lugar propio por parte del sujeto colonial. Más tarde, Naipaul vuelve a tratar el tema de su padre cuando publica las cartas que se intercambiaron en los años 50, en Between Father and Son (1999).
Luchas en territorios postcoloniales
A partir de Biswas, el autor empieza a analizar creativamente su propia experiencia de indio nacido en el Caribe, del exilio y la frustración con Inglaterra, así como la vida solitaria del escritor. A la vez, adopta un enfoque más político en su acercamiento a los temas. Así lo reflejan la novela The Mimic Men (1967) y la colección de relatos A Flag on the Island (1967). En The Mimic Men, en concreto, crea un narrador que será el prototipo de varios de sus posteriores narradores: un hombre de origen hindú que, a través del relato y del arte de escribir, intenta indagar en su propia vida. Este narrador puede confundirse fácilmente con Naipaul mismo, cuya producción artística va ligada a su vida y preocupaciones reales.
A partir de aquí, Naipaul comienza también sus análisis de las luchas en territorios postcoloniales, donde los occidentales sueñan con vivir sus aventuras exóticas y fracasan porque no comprenden las sociedades donde están. Su obra In a Free State (1971), un análisis de la cuestión de la libertad del individuo del mundo postcolonial, mezcla de autobiografía y ficción, ganó el prestigioso Booker Prize. Su novela Guerrillas (1975) tiene como marco las manifestaciones del black power, junto con un movimiento guerrillero en Trinidad. Aquí demuestra su magnífica elaboración de la ficción y el ensayo periodístico. A Bend in the River (1979) es una novela pesimista situada en un país africano imaginario, cuyo protagonista, Salim, es un indio musulmán que descubre que no tiene un sitio en dicho país.
Entre la autobiografía y la ficción
Naipaul ha hablado mucho de la muerte de la novela en una forma clásica, porque piensa que el modelo tradicional de este género es inadecuado para reflejar la condición del hombre moderno. En consecuencia, ha luchado para crear una configuración literaria capaz de expresar desde su estructura misma esta condición. Dos de sus obras más emblemáticas son el resultado de su experimentación con la mezcla de géneros. Aunque han sido catalogadas habitualmente como novelas, se deberían clasificar mejor como documentales o ensayos autobiográficos.
The Enigma of Arrival (1987) recoge la historia de su lucha por ser escritor y encontrar un mundo donde pudiera desarrollarse como tal; esta obra explora continuamente las fronteras entre la autobiografía y la ficción. De alguna forma, el autor habla de su propia conquista de Inglaterra, al establecerse allí como escritor. No es una historia de asimilación a la cultura y sociedad británicas; más bien, Naipaul argumenta que los nacidos en países colonizados son herederos de la tradición literaria inglesa y, como tales, también dueños de la misma. Lo que propone Naipaul es que los países colonizados también tienen su lugar en la historia y cultura inglesas, tanto que la están modificando de forma muy novedosa, como parte del proceso que Salman Rushdie califica como «el imperio contraataca». A Way in the World (1994) mezcla episodios fragmentarios de la propia vida del autor con «historias no escritas», dos de ellas dramatizaciones de sucesos de la historia de Trinidad. El libro sugiere que la historia está compuesta de múltiples capas, y que las culturas se construyen tanto sobre el pasado conocido como sobre el desconocido.
Libros de viajes
El primero de sus libros de viajes fue The Middle Passage (1962); lo escribió gracias a una beca del gobierno de Trinidad que le permitió volver a su país. De esta época es también The Loss of El Dorado (1969), la historia temprana de Trinidad, que sitúa dentro del marco de la búsqueda de oro y de las revoluciones americanas, francesas y sudafricanas. Diversas estancias en el país de sus antepasados dieron lugar a varias obras destacables, como An Area of Darkness (1964), una historia pesimista de su desilusión y reconocimiento de una situación de desarraigo debido al colonialismo.
Estando en la India, también escribió Mr Stone and the Knight’s Companion (1963), su primera novela situada en Inglaterra. Naipaul es muy consciente de lo que considera la tragedia de la India, desde las conquistas islámicas hasta la diáspora de millones de sus ciudadanos hacia todo el mundo. Más adelante, escribió India: A Wounded Civilization (1977; ver servicio 81/98), donde defiende algunas políticas muy discutibles llevadas a cabo por el gobierno de Indira Gandhi, como fue la imposición del Estado de Emergencia en los años 70. Algunas de estas ideas las cambiará en una obra posterior, India: A Million Mutinies (1990), que resalta signos de renovación positiva en la vida y cultura de la India. Como señala Naipaul, su papel como escritor es «mirar y mirar otra vez, mirar y re-pensar».
Parte de su genio reside en ser políticamente incorrecto. En realidad, Naipaul parece disfrutar siendo el enfant terrible de las letras inglesas y provocando el escándalo con sus declaraciones. Incluso uno de los miembros del Comité Nobel le califica como «egocéntrico, maligno, con un carácter difícil… pero con las ideas muy claras y una forma de escribir única». Es notoria también su capacidad de enemistarse con otros escritores (el caso más famoso es el de su relación con Paul Theroux, que luego escribió un libro mordaz, Sir Vidia’s Shadow [1998], sobre el fin de esa amistad). Es un intelectual polémico, que ha criticado duramente a los países del Tercer Mundo, responsabilizándoles de su propia falta de desarrollo, y a ciertos grupos étnicos y sociales. El otro Premio Nobel caribeño, Derek Walcott, por ejemplo, le ha criticado por lo que califica de su «odio hacia los negros».
Rechazo de la religión
Es notoria, además, su actitud antirreligiosa. Su rechazo de la religión es global, pero centra gran parte de su animosidad en el Islam. A esto ha dedicado dos libros, Among the Believers: An Islamic Journey (1980) y Beyond Belief: Islamic Excursions about the Converted Peoples (1998), obras que oscilan entre el relato de viaje y el análisis cultural. Naipaul reprocha a los islámicos su rechazo de la civilización occidental, mientras, a la vez, aprovechan sus avances tecnológicos. Critica también la pérdida de las ricas tradiciones preislámicas en los países que visita (Irán, Pakistán, Indonesia y Malasia), así como el fanatismo asociado con el fundamentalismo.
Explica que, como el Islam es originariamente una religión árabe, cualquier musulmán no árabe es un converso. Esto, argumenta, lleva a que naciones enteras, como Pakistán, se separen de su propia historia y de sus tradiciones. Estos libros han sido criticados por lo que muchos consideran su visión estrecha y parcial del Islam, y por afirmaciones problemáticas como que «quizá no haya habido un imperialismo como el del Islam y de los árabes». No obstante, muestra siempre comprensión con el individuo oprimido y en sus escritos se encuentran retratos positivos del hombre sencillo e indefenso. También ha hablado con mucha fuerza en contra de cualquier abuso contra los derechos humanos.
Hay quien opina que, en ocasiones, la concesión del premio Nobel no es ajena a razones políticas, como ocurrió en el caso de la escritora sudafricana Nadine Gordimer, que lo recibió poco después de la caída del apartheid. En el caso de Naipaul, si hubiera sido una persona más liberal, y menos «cascarrabias reaccionario», en palabras de Stuart Wavell, lo hubiera recibido antes por razones estrictamente literarias. Sus palabras a la prensa al recibir la noticia fueron un indicio de lo que puede ser una nueva actitud: «Estoy absolutamente encantado. Es un elogio inesperado y un gran homenaje para Inglaterra, mi país, y para la India, país de mis antepasados». Palabras que ponen en evidencia tanto su preocupación histórica, como su reconocimiento de que ya ha encontrado un hogar, de que ha logrado resolver algunas de las preocupaciones constantes de sus obras.
Experimentar con el lenguaje
Pero Naipaul es, en primer lugar, un escritor consciente de su vocación. Su decisión de luchar por ser escritor, mucho antes de que se pusieran de moda las palabras «postcolonial» o «multicultural», fue verdaderamente aventurada. Tiene un dominio del inglés llamativamente preciso y experimenta con variedades regionales, a menudo con fines humorísticos. Tiene una especial sensibilidad para el detalle que convierte su sobria prosa en una experiencia poética con una viva sintonía con el sonido, el ritmo y técnicas retóricas de la prosa. Naipaul destaca, además, por su capacidad de encontrar aspectos cómicos, incluso en temas serios y trágicos de la vida de sus personajes o de las costumbres.
La intertextualidad entre sus obras, su repetida experimentación con la autobiografía y la ficción, su constante preocupación por la situación postcolonial con sus consecuencias para el sujeto que busca definir su identidad, se experimentan bajo distintas formas en toda su obra. Una de esas preocupaciones de fondo se articula en la proyección de las experiencias de su propia vida en su obra literaria. Su experiencia de la falta de una historia y hogar propios, de vivir entre culturas, de buscar un orden narrativo para su experiencia, de la necesidad de crear y experimentar con el lenguaje, para que pueda expresar todo, resulta en un corpus artístico plural y enriquecedor.
Curiosamente, muchos de sus personajes son también escritores, o desean serlo, y trata mucho del papel de la literatura en la vida cotidiana. También porque Naipaul se considera un historiador de su tiempo, puebla sus novelas con historiadores. Es interesante analizar la visión que presenta Naipaul de la historia contemporánea, sobre todo en lo que se refiere al proceso de descolonización en la India, África y el Caribe, el creciente conflicto entre el fundamentalismo islámico y el capitalismo e individualismo occidental, y las relaciones raciales en Estados Unidos e Inglaterra.
Consciente de los problemas del mundo postcolonial, Naipaul lucha en su obra creativa a favor de un orden y de liberarse de las ataduras de la historia. Sugiere que es la literatura la que puede proporcionar este orden, y que, a través de la palabra, podemos vencer las ataduras del pasado para reescribir la historia y encontrar su sentido más profundo y más real. Considerándose a sí mismo «escritor del mundo», se aparta de las tradiciones establecidas y así obliga a sus lectores a replantearse muchas cuestiones vitales.
Rocío G. Davis y Rosalía BaenaProfesoras del área de Lenguas Modernas de la Universidad de Navarra