Amsterdam. Holanda lleva casi una década intentando recortar los generosos beneficios del Estado providencia en materias de Seguridad Social y sanidad (ver servicio 8/96). Sin embargo, la creatividad holandesa ha diseñado, a modo de experimento, un subsidio para minusválidos y enfermos crónicos que facilita su atención domiciliaria.
Hasta ahora el enfermo dependía absolutamente de la institución médica que lo cuidaba. Pero el experimento, para el que han sido reservados 127 millones de florines de cara al año 1997, permite al enfermo disponer de un presupuesto con el que paga al personal que él mismo elija para cuidarle. Eso le facilita optar por gente de confianza, como familiares o un vecino, y además le da la posibilidad de continuar recibiendo la atención en su propia casa.
De momento, sólo pueden solicitar estos subsidios los enfermos con una minusvalía física o psíquica (en este caso, otra persona responsable presenta la petición), tanto los de la Seguridad Social como los que tienen un seguro privado. La cantidad del subsidio se fija tras estudiar el presupuesto presentado por el enfermo o su valedor, y se paga a quienes el enfermo haya elegido como cuidadores. Además, una parte del presupuesto lo administra el propio enfermo para abonar pequeños servicios.
La experiencia busca potenciar y humanizar los cuidados sanitarios a domicilio. Todavía no hay una opinión definitiva sobre el modo en que funcionará mejor. Pero el Parlamento en pleno decidió el 15 de mayo reservar más dinero para esta superflexible ayuda domiciliaria.
Carmen Montón