Limerick. Probablemente, el gobierno irlandés sufragará el aborto practicado en Inglaterra a una chica de 13 años, víctima de una violación, después de que el 28 de noviembre el Tribunal Superior decidiera autorizar el viaje. El permiso había sido solicitado a principios de noviembre al Tribunal de Menores por la Comisión Sanitaria del Este (EHB), que se había hecho cargo de la joven. La chica, que pertenece a un grupo étnico de vida nómada, se había separado de sus padres y once hermanos, que ignoraban su paradero. Desde el principio, los padres se opusieron a la solicitud de la EHB, y tras la decisión del Tribunal de Menores, apelaron al Superior, para lo que pidieron ayuda económica a una organización pro-vida llamada Youth Defence.
En declaraciones hechas a la radio el 30 de noviembre, el padre dijo que no veía a su hija desde hacía seis semanas. Advirtió que demandaría a la EHB si su hija sufría algún daño a consecuencia del aborto. También declaró que, si se llevaba a cabo el aborto, deseaba que el cadáver del niño fuera trasladado a Irlanda para darle sepultura cristiana. Y negó que su hija le hubiera manifestado nunca que deseara abortar. Los padres quisieron ver a la chica; pero la entrevista, concertada para el 2 de diciembre, no tuvo lugar, porque no hubo acuerdo sobre las condiciones. Los padres insistían en hablar a solas con su hija, mientras que la EHB exigía que estuviera presente un asistente social.
Se rumoreaba que el arzobispo de Dublín, Mons. Desmond Connell, iba a financiar un recurso al Tribunal Supremo contra la decisión del Superior. Mons. Connell declaró que la sentencia del Tribunal Superior adolecía de un importante defecto: se basaba en el testimonio de un psiquiatra de la EHB, según el cual la chica quería abortar y amenazaba con suicidarse si se lo impedían; los padres pidieron que otro psiquiatra hiciese un dictamen independiente, pero el tribunal no accedió. El caso es que el parecer del psiquiatra había sido decisivo, pues el juez declaró que no habría autorizado el aborto si la chica no hubiera presentado tendencias suicidas.
El 2 de diciembre, la joven viajó a Manchester para abortar, acompañada por un asistente social de la EHB y dos policías que iban en busca de muestras de ADN para utilizarlas como pruebas contra el sospechoso de la violación. El aborto se llevó a cabo al día siguiente. Según un portavoz de la familia, los padres no fueron informados del viaje hasta el día 3, e ignoraban qué se haría de su hija cuando regresara a Irlanda.
Aunque el aborto sigue estando prohibido en Irlanda, en un caso similar al de ahora, el Tribunal Supremo autorizó hace cinco años un viaje de una menor al extranjero para abortar (ver servicio 34/92). Basándose en ese fallo, la Ley de Información sobre el Aborto (1995) permitió viajar fuera del país para abortar si se cree que el embarazo es peligroso para la vida de la madre (ver servicio 73/95). El gobierno ha prometido que publicará un informe sobre el aborto, a cargo de una comisión oficial. No se esperan novedades a corto plazo.
James Hurley