Los consultorios católicos alemanes que prestan ayuda a mujeres con embarazos conflictivos abandonarán la red estatal de asesoramiento sobre el aborto. Así lo anunció la Conferencia Episcopal alemana al término de su asamblea general, celebrada la semana pasada en Fulda, respondiendo a peticiones expresas de la Santa Sede.
Según informó el presidente de la Conferencia Episcopal, Mons. Karl Lehmann, los obispos podrán tomarse el tiempo que consideren oportuno para que los consultorios de sus respectivas diócesis dejen de emitir los certificados de asistencia a las consultas que permiten acceder al aborto legal.
Esta decisión anula la solución adoptada el pasado mes de junio (ver servicio 99/99), por la cual los certificados emitidos en los consultorios católicos llevarían la frase «este documento no puede usarse para la práctica del aborto despenalizado». La razón de este replanteamiento es que el Estado anunció que, pese a la introducción de la frase, los documentos que certifican la asistencia a uno de los consultorios seguirían siendo reconocidos para abortar legalmente.
Después de una visita al Vaticano realizada hace unas semanas por Mons. Lehmann y los cardenales Meisner, de Colonia, Wetter, de Múnich, y Sterzinsky, de Berlín, Juan Pablo II envió a los obispos alemanes una nueva carta hecha pública recientemente en la que les pide que «para dar ejemplo de transparencia y evitar todo lo que pueda ser interpretado como ambigüedad o falta de claridad», los consultorios católicos dejen de emitir certificados que abran las puertas al aborto despenalizado.
En Alemania, el aborto está tipificado como delito en el Código Penal. Pero en la práctica es libre durante las doce primeras semanas de embarazo, con tal que la mujer realice una consulta en alguno de los centros reconocidos por el Estado, al término de la cual se emite un certificado. El fin de la consulta es informar a las mujeres de las ayudas disponibles para llevar a término su embarazo.
La Iglesia católica alemana administra 270 de los 1.690 consultorios integrados en la red estatal de asesoramiento. Para poder optar a las subvenciones estatales -principal fuente de financiación de estas oficinas-, los consultorios deben emitir los certificados requeridos para abortar.
Desde que en 1995 se creara el sistema de los consultorios, hubo disensiones en el seno de la Iglesia católica alemana sobre si la colaboración en este sistema suponía cooperar directamente en el aborto legal. Hay quien argumentaba que, gracias a la presencia de la Iglesia en este sistema, una parte de las 20.000 mujeres que acuden anualmente a los consultorios católicos pueden decidirse a tener el hijo. Otros respondían que, mientras tanto, la Iglesia expide la «licencia» para los demás casos, quedando así poco clara su posición contraria al aborto.
Ante la división de opiniones, los obispos alemanes se reunieron en mayo de 1997 con Juan Pablo II para examinar la cuestión. El Papa, después de dialogar con todos, les escribió una carta a principios del año pasado (ver servicio 20/98), pidiéndoles que, sin dejar de asesorar a mujeres embarazadas, exigieran a los consultorios que no emitieran más certificados de asistencia.
Tras estudiar esta petición, los obispos se pronunciaron el pasado febrero (ver servicio 35/99) a favor de introducir un nuevo tipo de certificado que, además de indicar que se ha realizado la consulta, reconociera a las mujeres el derecho a recibir un abanico de ayudas materiales. Este nuevo certificado debería indicar expresamente que la Iglesia, «con la emisión del certificado, no acepta de ningún modo la interrupción del embarazo».
El Papa, en una carta enviada a los obispos el pasado 3 de junio, aceptó la decisión de los obispos de reconvertir el certificado, pero les pidió que en él se incluyera la frase «este documento no puede usarse para la práctica del aborto despenalizado». En una reunión realizada poco después, los obispos alemanes decidieron seguir las indicaciones de la Santa Sede y empezar a aplicarlas.
Sin embargo, en las semanas posteriores, varios representantes estatales afirmaron que el certificado, pese al añadido, podría seguir usándose para abortar legalmente, porque el documento sólo sirve para confirmar que la consulta se ha realizado.
Si se hubiera adoptado esta modificación, los certificados emitidos por los consultorios católicos estarían realizando una afirmación teórica sin efectos reales, lo que dañaría fuertemente el testimonio de la Iglesia católica en la defensa del no nacido.
Un futuro abierto
Después de la decisión de los obispos alemanes de abandonar la red estatal de consulta, queda todavía abierto el futuro de los consultorios administrados por la Iglesia católica. La mayoría de los obispos afirmaron que buscarían la posibilidad de seguir asesorando a mujeres embarazadas, pero sin expedir los certificados de asistencia, lo que obligaría a buscar fuentes de financiación alternativa para las oficinas.
Los políticos del gobierno han manifestado su rechazo a la resolución tomada por la Conferencia Episcopal. Según la ley del aborto, el Estado está obligado a garantizar que exista el número de consultorios suficiente para atender a las embarazadas que lo necesiten, por lo que, al abandonar la Iglesia el asesoramiento, se verían las autoridades frente al problema de buscar sustitutos.
El Comité Central de los Católicos Alemanes, una asociación de laicos independiente y abiertamente crítica con la jerarquía católica, ha anunciado recientemente la creación de una fundación que trataría de continuar con la labor de los consultorios católicos permaneciendo en la red estatal de asesoramiento.
Vicente Poveda.