Es 13 de noviembre de 2023, y desde horas de la madrugada Indi Gregory ya no vive. Era una bebé inglesa de ocho meses que, para respirar, estaba conectada a una máquina en el Queen’s Medical Centre (QMC), de Nottingham. Padecía una rara enfermedad mitocondrial, y el equipo médico dijo que moriría sin remedio más temprano que tarde, por lo que decidió retirarle el apoyo vital.
No quisieron entrar a valorar una segunda opinión, pese al deseo de los padres, que lograron retardar, recurso tras recurso, el momento de la retirada. El juez les dio la razón a los médicos del QMC. Los progenitores también quisieron que el magistrado escuchara el parecer de cardiólogos, pediatras y expertos en genética médica y trastornos mitocondriales que concordab…
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