Las vacaciones son –o suelen ser– sinónimo de descanso, de tiempo libre, tiempo en familia, planes, libros y desconexión. A priori, unos días estupendos para cuidar nuestra salud física y mental.
En nuestro podcast Para no hablar del tiempo hemos charlado con el psiquiatra Carlos Chiclana y la psicóloga María Martín Vivar, que nos han dado algunos tips para descansar mentalmente, coger fuerzas en vacaciones y evitar la teórica depresión postvacacional (que se cura en vacaciones). Puedes escuchar la conversación entera aquí.
Consejos para los adultos
- Planificar el descanso. Planificamos el lugar de veraneo con antelación, pero es muy oportuno dedicar también un poco de tiempo a pensar qué queremos hacer esos días de descanso. Que no nos pille de improviso. Pensar qué libros me quiero leer, con qué personas quiero estar y hablar con calma, qué quiero aprender a cocinar, qué deporte quiero practicar, a qué afición quiero dedicarle tiempo, etc.
- Tener un horario. El que quieras, pero uno. El horario, en el fondo, es una herramienta para distribuir el tiempo, y en vacaciones tienes más libertad para hacerlo como tú quieras. Dirigir el tiempo estos meses te ayudará a hacerlo durante el curso y evitar la teórica depresión postvacacional.
- Conectar con uno mismo. Se habla mucho de desconectar en verano, pero es más importante conectar con uno mismo, con mi yo, con mi proyecto de vida, con lo que quiero desarrollar, con mis intereses, con mis ilusiones, con lo que me apasiona. Puede ser la lectura, estar con la familia, el contacto con la naturaleza… Eso devuelve la energía y te vitaliza.
- Potenciar el reencuentro y evitar los desencuentros. Pensar en los intereses y las necesidades de los demás, y si sabemos que vamos a discutir por un tema, no sacarlo en la conversación. Apuntar las cuestiones que haya que solucionar en nuestras relaciones de pareja o familiares para trabajarlas durante el curso.
Consejos para los niños y adolescentes
- Planificarles algunas actividades. No es positivo que tengan el 100% del tiempo libre. Pensar las actividades dándoles un margen para que decidan ellos; si quieren ir a un campamento de montaña o de surf, hacer este deporte u otro, etc.
- Compartir momentos juntos: ver una película o una serie con ellos y comentarla después, fomentar diálogos de sobremesa donde se les pueda enseñar a debatir sobre un tema, dar su opinión o ejercitar el pensamiento crítico.
- Limitar el uso del móvil… para poder pedirles a ellos que no lo usen en vacaciones. Utilizar las apps de limitación de tiempo. Hacerles conscientes de lo que se pierden cuando pasan el tiempo en las redes sociales: las olas que no cogen, las puestas de sol que no ven, los libros que no leen.
- Fomentar todo lo posible el contacto con la naturaleza.
Y una receta para todos… que sirve también para el curso:
Repasar y cuidar las “cuatro ruedas” del coche:
- La biológica. Dormir lo suficiente, comer con equilibrio, hacer ejercicio físico, conectar con la naturaleza, potenciar de nuevo las aficiones (y si hay alguna que estimule la creatividad, mejor).
- La psicológica. Pensar qué cuidados necesito de serenidad o actividad y qué introduzco en mi sistema nervioso, por ejemplo, a través de las lecturas. Unas veces necesitaremos entretenernos y otras, estimular el crecimiento intelectual.
- El entorno. Ser consciente de cuál es mi entorno y, con realismo, ver qué se puede hacer para diseñarlo de manera que favorezca mi salud mental.
- La actitud. Vivir con una actitud constante de disfrutar, en el sentido de pasarlo bien y de sacar fruto, todo lo positivo, de las circunstancias que tengo, aunque sean duras o complicadas.
Esta actitud puede resumirse al final del día llenando dos cubos: el de la satisfacción, por todo lo que he hecho, y el del agradecimiento por todo lo que he recibido.