Un año más, Madrid se convierte en escaparate del arte internacional y puente de unión con Latinoamérica. Del 6 al 10 de marzo se celebra la 43 edición de ARCOmadrid, en el Recinto Ferial de IFEMA. Una feria que plantea los nuevos derroteros del arte y que prioriza la calidad de las obras y la alta participación artistas y galerías.
En este 2024 se han dado cita 36 países y 207 galerías (135 extranjeras, de las que 38 son latinoamericanas, y 72 españolas) en una edición que mantiene los habituales espacios expositivos. Comenzamos por el Programa General –o eje central de la feria–, continuamos con las Secciones Comisariadas, que se vertebran en torno a tres propuestas: el Caribe oceánico, la participación de artistas y galerías jóvenes, y por último, la estrecha vinculación de Latinoamérica con la feria.
Otros aspectos para tener en cuenta son las actividades y el foro. Este último es un lugar de encuentro; en él se hablará y mucho de Tàpies, y de grandes galeristas como Fernando Vijande y Josep Suñol, que expusieron la obra de Warhol con polémica incluida. También nos hacemos eco de la propuesta de MAV (Mujeres en las Artes Visuales), coincidiendo con el 8 de marzo y con el firme propósito de empoderar a las artistas a través de la presencia masiva en ferias y colecciones. En este sentido, señalamos el incremento de mujeres en la feria, que suponen el 43%: “Vamos caminando hacia la paridad”, comenta Maribel López.
Tema central: el Caribe
Ya no se habla de un país invitado, explica la directora de ARCO. “En 2023 dimos un giro. La elección de un país marca necesariamente unos límites, así que optamos por explorar representaciones múltiples a través de las posibilidades del agua, una masa que conecta realidades sociales, políticas y artísticas diferentes. Es un punto de partida que, metafóricamente, conecta el mundo”.
Nada de playas, ni palmeras ni turismo: entramos en este ámbito a través de la obra de Emilia Azcárate y su mirada descolonizadora que pretende despojarse de los prejuicios eurocéntricos. Un espacio cuyo acceso te invita a tomar un helado hecho con agua salada del Caribe. Se aborda una realidad presente en la literatura con tintes de desarraigo, exilio, violencia, racismo, la música y los ritos africanos, la mujer y su cuerpo, la belleza del paisaje y su destrucción…
En total, 23 artistas y 19 galerías ponen voz a las palabras de una de las comisarias, Sara Hermann Morera: “El Caribe es un espacio conceptual y mental, excede lo físico y las cartografías tradicionales. Es un territorio de una profunda complejidad, tanto histórica como social. Hablamos de Caribes en plural porque es imposible hablar en singular, de una sola identidad”.
Así lo podemos constatar en el fotograma de Isaac Julien presentado por la galería Helga de Alvear, donde la otra comisaria, Carla Acevedo-Yates, nos desvela que “utilizamos los conceptos de orilla, marea y corriente para explicar el Caribe como un movimiento de personas, bienes, ideas… Yo misma formo parte de ese movimiento: nací en Puerto Rico, vivo en Chicago, pero pienso desde el Caribe. La diáspora se ha vuelto un fenómeno global de migración, navegamos entre diversas identidades”. Y continúa: “En ARCO nos alejamos de la noción de insularidad, de fragmentación”; para Acevedo-Yates es necesario recuperar el Caribe desde una dimensión oceánica.
Pero también es importante constatar la unión existente entre el Caribe y Latinoamérica. En este contexto, la galería neoyorquina Hutchinson presenta la obra de Juan Sánchez, un gran collage inspirado en sus recuerdos familiares que aborda la vida de los inmigrantes en Brooklyn, aunque podría ser San Juan, La Habana o Nápoles. Sánchez trata de encontrar definiciones raciales, culturales, sociales y políticas forjadas en un ambiente hostil: “Para mí es muy importante desenterrar la historia de los colonizados y los colonizadores y rescatar lo que nos pertenece”.
Los imprescindibles
La feria abre sus puertas en el mes de marzo, una novedad que llega para quedarse: el motivo es ganar tiempo a las prisas del último momento.
En esta edición, la pintura es la gran protagonista, aunque la escultura crece con fuerza entre las mujeres jóvenes. En realidad, cualquier soporte puede ser una oportunidad para encontrar un valor estético y creativo: de los trabajos textiles artesanales a la sofisticación de la tecnología, encontramos un amplio abanico de materiales, texturas, procesos creativos y técnicas de manipulación que son difíciles de abarcar. Lo que sí observamos este año es que la inteligencia artificial va in crescendo; es necesario abordar su potencial creativo. “No podemos tenerle miedo”, comenta Maribel López: sin duda abre nuevos caminos y vías de investigación.
Cambiando de tercio, una de las grandes ausencias de la feria ha sido la de Juana de Aizpuru –a sus 90 años echa el cierre–. La fundadora de ARCO es todo un referente del coleccionismo y el arte a nivel nacional e internacional, su recuerdo siempre seguirá vivo, y se está trabajando en esa dirección.
La otra ausencia, no bien entendida o no bien encajada, es la de Manolo Valdés. La galería Opera Gallery donde actualmente expone su obra, lamentablemente ha quedado fuera de ARCO.
Y a continuación una pregunta obligada ¿Cuál es la obra más cara de ARCO 2024? Es un Joan Miró (galería Leandro Navarro) que cuesta 3,3 millones de euros, seguido de un Calder (galería Elvira González) valorado en 2,9 millones, un Picasso (galería Guillermo de Osma) por 2,5 millones y un Chillida (galería Mayoral) por 1,2 millones… Está claro que los más cotizados son las viejas glorias.
Latinoamérica
Latinoamérica, en su espacio “Nunca lo Mismo”, está bien representada. Aquí, el discurso cada año acentúa la crítica a la colonización y redefine su posición política y cultural. A propósito de esto, nos parece oportuno plantear el hecho histórico con una mirada más amplia, no limitada a las connotaciones negativas que se vienen subrayando. La llamada colonización aportó un legado cultural y humano muy valioso, y el mestizaje enriqueció a las culturas de uno y otro lado del Atlántico.
Maribel López no desea polemizar: “Realmente, no es un tema que, como directora de la feria, deba atacar; creo que son los artistas los que llevan tiempo pensando sobre ello desde una tradición histórica y crítica que estará presente en ARCO porque es un discurso muy actual”.
Es un espacio comisariado por José Esparza y Manuela Moscos, que cuenta con la participación de las siguientes galerías: Vigilgonzales, Instituto de visión, A Gentil Carioca, Campeche, Millan/Richard Saltoun, N.A.S.A.L., Extra Galería, Proyectos Ultravioletas, Isla flotante, Jaqueline Martins.
Itinerarios al azar
Nuestros pasos se dirigen por la feria sin ideas preconcebidas guiados tan solo por la mirada. Comenzamos por el premio Enate, una bodega del Somontano que desde sus inicios en el 92 apostó por el arte. Cada una de sus botellas está asociada a un artista: el primero fue Antonio Saura, después vino Chillida, luego Tàpies… Este año, en colaboración con ARCO, ha creado un premio que ha recaído en Concha Jerez, con una obra extraída de la serie de sus escritos autocensurados de 2020, y para la ocasión se ha embotellado un vino de edición limitada a mil botellas que se venderán en la feria.
En la sección del Caribe nos detenemos en las obras de Fabrizio Arrieta, un artista costarricense cuyas obras tratan de interpelarnos sobre la identidad y sobre cómo nos influyen los medios de comunicación y el mundo. El eje argumental de su discurso recae sobre la fragmentación de las figuras y la distorsión que experimentan cuando nos falta la totalidad.
En la feria pasan muchas cosas, y este año es el centenario de Antoni Tàpies. El artista informalista creó un lenguaje simbólico donde la cruz adquiere un sentido místico y enigmático, que a su vez le sirvió para compartimentar el espacio en la línea vertical trascendente y la horizontal matérica.
Otro centenario que celebramos este año es el de Eduardo Chillida. Este escultor logró armonizar el hormigón armado con las formas redondeadas para envolverlo en una forma poética.
Son muchos los artistas consagrados: Picasso, Juan Gris, Millares, Manuel Rivera, Chillida, Tàpies, Pablo Gargallo, María Blanchard, Pablo Palazuelo, Carmen Laffón, Eduardo Arroyo, el Equipo Crónica, Jaume Plensa o Luis Gordillo. Este último expone en la sala Alcalá 31, y sin duda su imaginario irónico está definido por el gran formato, el color y el trabajo en serie.
También destaca la Epifanía de Guillermo Fornes, en el stand de El Mundo: se trata de un poema plástico y envolvente que incorpora al espectador en el proceso creativo. Por otro lado, la fundación Amigos del Museo del Prado expone una serie de artistas –Isabel Muñoz, Bleda y Rosa, Alberto García-Alix y José Manuel Ballester– que reinventan las obras consagradas del museo.
Entre los talentos jóvenes, la Junta de Andalucía muestra la obra de Alicia Sibón Ocho brazos de lujo: en ella la mano aparece como símbolo de la creación.
Entre las galerías extranjeras destacan: 193 Gallery de París, 3+1 Arte contemporánea de Lisboa, Almeida & Dale de Brasil, Any Molnar de Budapest, Anita Beckers de Alemania, Capitain Petzel de Berlín, Bendana y Pinel de París, Chantal Crousel de París, Chertlüde de Berlín, Crone de Viena…
La visita a ARCO siempre se convierte en una borrachera de arte que debemos dejar reposar.