ISABELLE ANDRÉ
Lectora de Le Monde, recoge en una carta a ese diario (14-IX-98) la siguiente cita:
«Me gusta no ceder a todo lo que me apetece: así tengo la impresión de ser un poco libre».
MASSIMO D’ALEMAPrimer ministro italiano, primer mandatario de la Europa occidental que procede de las filas comunistas (entrevista en El País, Madrid, 14-XII-98):
«Admiro mucho al Papa. Creo que es una de las grandes personalidades de este siglo. Ha interpretado este cambio de época como pocos líderes lo han hecho. Ha sido un protagonista de la caída del comunismo, y lo ha sido con razones fundadas. Quiero decir que el vacío espiritual de los países gobernados por los partidos comunistas era cierto, el Papa tenía razón. Pero, nada más derrumbarse el comunismo, advirtió inmediatamente la necesidad de criticar al capitalismo. Se dio cuenta de que el fin del comunismo no significaba que hubiéramos pasado a una sociedad justa».
CZESLAW MILOSZEscritor polaco, premio Nobel de Literatura en 1980, citado en ABC Cultural (Madrid, 3-XII-98):
«La religión, opio para el pueblo. Prometía una recompensa en la vida postrera a quienes padecían dolor, humillación, enfermedad y servidumbre. Y ahora estamos presenciando una transformación. Verdadero opio para el pueblo es creer que no hay nada después de la muerte, el enorme consuelo de pensar que no se nos va a juzgar por nuestras traiciones, codicias, cobardías y asesinatos».