Tres años después de que las principales editoriales norteamericanas y el gremio de escritores demandaran a Google por digitalizar libros sin permiso previo, las partes han llegado a un arreglo que resuelve la disputa. Autores y editores podrán autorizar que sus obras estén disponibles mediante la Búsqueda de libros de Google, de modo que los usuarios puedan encontrarlas y hojearlas gratis, y leerlas si pagan. Google dará a los titulares de los derechos una compensación por los títulos ya digitalizados, y una parte de lo que ingrese a partir de ahora.
Google comenzó a digitalizar libros en 2004 tras un acuerdo con varias bibliotecas universitarias de Estados Unidos. La idea era poner a disposición del público el mayor número posible de obras descatalogadas, que solo se podían leer pidiéndolas prestadas en alguna biblioteca que las tuviera (cfr. Aceprensa 140/05).
Pero parte de esos títulos, aunque no estuvieran en el mercado, y por tanto no pudieran dar ingresos a editoriales ni autores por venta de ejemplares, estaban protegidos por derechos de reproducción vigentes: de ahí la demanda. Google alegó que su operación era un caso de “uso legítimo” amparado por la ley de propiedad intelectual, pues solo permitía “hojear” los libros y localizarlos en las bibliotecas. Pero al final ha preferido negociar.
El arreglo amplía el acceso a títulos a través de Google. Ahora, de un libro -vivo o descatalogado- con copyright, solo se da la ficha bibliográfica y un breve fragmento, aunque se puede encontrarlo por cualquier palabra que contenga. Cuando se aplique el acuerdo, todavía pendiente de que lo apruebe el juez, el usuario podrá ver gratis varias páginas, hasta la quinta parte de la obra como máximo, y comprar el acceso a la obra entera por Internet, si está agotada, o un ejemplar impreso, en caso contrario. Google se quedará con el 37% de la venta y una proporción igual de los ingresos por anuncios adjuntos a las páginas de resultados. El resto será para el registro de derechos de libros que creará junto con las editoriales, que lo distribuirá entre los titulares del copyright.
Además de la venta de obras, una por una, a particulares, habrá tarifas especiales para instituciones -académicas, oficiales…-, que podrán acceder al catálogo completo. Google y las editoriales y autores no han acordado aún cómo se repartirán los ingresos por esas suscripciones.
El acuerdo despeja también los obstáculos para que las bibliotecas asociadas con Google disfruten de las especiales ventajas que, a cambio de facilitar la mayoría de los volúmenes digitalizados, estaba previsto darles. Concretamente, tendrán acceso gratuito a la base de datos de títulos creada por Google, y dentro de sus edificios, los usuarios podrán leer las obras, también sin cargo.
En todo caso, editoriales y autores decidirán si una obra se incluye en el catálogo de la Búsqueda de libros de Google.
Google empezará poniendo 125 millones de dólares para solventar el pleito. De esa suma, 34,5 millones serán para crear el registro de derechos de libros. Otros 45 millones se destinarán a compensar a los autores cuyas obras ya fueron digitalizadas. El acuerdo solo se aplicará en Estados Unidos.