España es el cuarto país del mundo en producción de libros. Cada año se editan cerca de 60.000 títulos, que mueven más de 400.000 millones de pesetas. Si algo define a la actual industria del libro, es su acelerado proceso de concentración. En concreto, solo el 5% de las editoriales españolas (de un total aproximado de 3.000) publican más del 50% de los libros. La otra cara de la moneda de esta importante industria son las pequeñas editoriales. Son empresas que facturan menos de 100 millones de pesetas y editan cerca del 17% de los libros.
A pesar de la concentración, sigue habiendo editores independientes que buscan libros donde primen los valores literarios por encima de la simple diversión. Para Jaume Vallcorba, editor de El Acantilado, nuevo sello ligado a la editorial catalana Quaderns Crema, su editorial nace como «reacción al abandono del lector exigente por parte de un buen número de editoriales», para quienes el único criterio editorial es la búsqueda de la mayor audiencia, sin importarles la calidad. Opiniones parecidas tiene Manuel Borrás, responsable de Pre-Textos, editorial valenciana que destaca por la calidad estética, reflejo de su elevada concepción de la literatura. Para Borrás, «nuestro deber como editores es no defraudar a los lectores y apostar por la calidad tanto en la selección de títulos como en la realización física del libro. No hacer libros efímeros».
En los últimos meses ha habido una gran actividad en el panorama editorial español. Junto a los imparables procesos de concentración y de internacionalización de algunas empresas, hay que destacar también el nacimiento de nuevas editoriales que buscar llenar el hueco que están dejando las editoriales volcadas hacia la literatura más comercial.
Es el caso por ejemplo, de la editorial Minúscula, con sede en Barcelona. Esta editorial nace con el objetivo de publicar a escritores centroeuropeos olvidados y que, en su mayoría, escribieron en alemán. En la lista de autores que tiene pensado incluir en su catálogo hay una especial predilección por aquellos que «trabajan en ámbitos caracterizados por la complejidad social, étnica y lingüística, como las zonas de frontera». Los dos primeros volúmenes reflejan muy bien estas intenciones. El primero es Verde agua (ver servicio 166/00), de Marisa Madieri, libro de memorias donde la autora recuerda su infancia y adolescencia en Trieste. El segundo volumen es Las ciudades blancas, de Joseph Roth (ver servicio 166/00), el escritor que mejor representa la literatura en lengua alemana del periodo de entreguerras. Además de estos autores, Minúscula planea editar a Klaus Mann, Victor Klemperer, Irmgard Keun y Egon Erwin Kish.
La editorial Metáfora, con sede en Madrid, tiene como objetivo difundir autores y narradores actuales de países del oriente europeo. Han comenzado con cuatro autores muy significativos de lo que quiere ser su línea editorial: del rumano Norman Malea ha aparecido la novela El sobre negro; del escritor checo Michal Viewegh, La educación de las chicas de Bohemia, una novela que obtuvo un resonante éxito en su país de origen; de Ismaíl Kadaré, escritor muy traducido y leído en España, se publica Noviembre de una capital; y del escritor bosnio Miljenko Jergovic, Los Karivan (ver servicio 146/00), quizá la apuesta más sorprendente de este nuevo sello.
Otra nueva editorial es Meteora, que publicará novelas en catalán y castellano, además de especializarse en la biografía ilustrada, género novedoso en el panorama español. En Meteora han aparecido hasta ahora novelas de Gloria Montero y Encarna Cabello, y una biografía de la escritora catalana Lola Anglada.
Estas editoriales se suman a la labor que ya están haciendo un buen número de pequeñas editoriales, distribuidas por toda la geografía española, y que intentan sobrevivir con su apuesta por la calidad y la novedad en un contexto económico y cultural complicado. Entre las que han conseguido una mayor estabilidad hay que destacar a Ediciones del Bronce (ahora perteneciente al grupo Planeta), con obras procedentes de autores africanos y asiáticos; Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, que intenta dar a conocer en España a autores de la cultura islámica; la editorial Turpial & Amaranto, con dos excepcionales testimonios del horror de las dictaduras: El pianista del gueto de Varsovia, de Wladyslaw Szpilman (ver servicio 81/00), y Un mundo aparte, de Gustav Herling (ver servicio 124/00); la madrileña Lengua de Trapo, especialmente sensibilizada con los jóvenes escritores; Edilesa, que edita novedades de autores leoneses ya consagrados. También merecen destacarse Pamiela, Igitur, Áltera, El Imán, Árdora, Nobel, Casiopea y las anteriormente citadas El Acantilado y Pre-Textos, por mencionar algunas de las más conocidas.
Adolfo Torrecilla